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[title]Diana Jung salió de Corea, su país natal, cuando tenía 10 años, debido a que sus padres tenían unas fábricas en América. En aquel momento, en 1987, Corea se encontraba en proceso de desarrollo y la familia Jung encontró mejores posibilidades de crecimiento y calidad de vida en Argentina; luego ocurrió la transición a México.
A México, ¿en qué año llegaste y cómo te sentiste?
Para mí, México es mi segunda migración. Llegué en el año 2000, cuando mis papás me pidieron venir para atender los negocios de bisutería que tenían en el centro de la Ciudad de México. Argentina era un país muy grande, pero México lo era aún más. Me acuerdo que cuando llegué hubo un choque cultural con la comida, porque en Corea el chocolate era
muy caro y muy pequeño, acá todo es grande: la fruta, hasta los insectos. Cuando arribé a México, el primer lugar en el que estuve fue el metro. Estaba parada y me sorprendió la cantidad de gente, porque además me robaron todo. Recuerdo el olor a basura, el calor y la multitud.
¿Por qué decidiste fundar el Centro Cultural para Lenguaje Coreano?
Apenas vamos a cumplir tres años, nosotros no lo teníamos pensando. Pero hemos visto a muchos ex- tranjeros que les interesa hablar coreano, aprender sobre la cultura, incluso hay muchos descendientes que ni siquiera saben el alfabeto, pero ellos dicen que son coreanos. Además, mi hija nació aquí, pero no se ha podido adaptar con la sociedad. Entonces, por eso decidimos abrir la estancia.
¿Cuál es el objetivo del Centro?
Enseñar la cultura coreana a través del lenguaje, no solo a los que les fascinó la telenovela coreana o la música o el baile. Aquí son bienvenidos todos los que quieran aprender de la cultura de Corea, para que puedan ingresarlo en su currículum y sientan el orgullo de hablar nuestro idioma. Nosotros busca- mos expandir nuestra cultura.
¿Regresarías a vivir a Corea?
No lo tengo pensado por ahora. Quizás cuando sea muy vieja y necesite paz. Pero por el momento no.
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