Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.
Más allá de como resultaron, si algo confirmaron las precuelas y secuelas de la trilogía original, es que la trama de Star Wars gira alrededor de los errores Jedi y sus posibles formas de redención. Por encima del escenario construido sobre la dualidad entre el bien y el mal, está lidiar con los entresijos que acechan en el ego y el miedo, de el que surgen los conflictos íntimos que van detonando en este universo elaborado entre espadas láser, blasters y viajes interplanetarios.
Partir de ello para cuestionar la imagen impoluta de los Caballeros dominadores de la Fuerza es lo que ha servido en los últimos años, para presentar muchos de los personajes más interesantes dentro de la saga, dígase Ahsoka Tano, por ejemplo. La otrora padawan del atormentado Anakin, destinada a encarnar el reflejo de la decepción y la tristeza que deja el atestiguar cómo hasta el guerrero más poderoso puede ser consumido por el lado oscuro, además de ser una insoportable niña sabelotodo, era la representación de la irreverencia que exponía las debilidades del sistema ante sus propios preceptos.
A esa misma casta pertenece una de las protagonistas de los cómics que forman parte de The High Republic, la nueva extensión de la franquicia. Nos referimos a Keeve Trennis, aprendiz del maestro Sskeer, a quien conocemos mientras se afana en pasar las pruebas que le permitirán graduarse, mientras en su cabeza surgen múltiples dudas vestidas de ironía, empezando por aquella que le dice “¿Eres una Jedi? Lo eres ¿Verdad?”.
Es este constante autocuestionamiento, que nos deja ver cómo una especie de monólogo interno —oculto tras una fachada de seguridad—, en contraste con sus acciones impulsadas por la convicción de proteger y ayudar a los demás, el que le da complejidad al personaje y le convierte en la herramienta ideal para elaborar un pasaje sobre la importancia no solo de conocer las reglas y entenderlas, sino de tener la capacidad para reinterpretarlas, e incluso si es necesario romperlas para hacer lo correcto, y evitar así extraviarse ante la rigidez y soberbia que redunda en la ceguera, un error que como todos sabemos, habrá de llevar a la orden Jedi a la decadencia. Todo permitiéndose de paso, explorar un poco más la naturaleza del poder de la Fuerza, a la hora de conectar con otros seres.
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En este caso, el telón de fondo es la inauguración del Faro Starlight, estación espacial ubicada al borde de la galaxia, que se convierte en una representación tanto de la prosperidad y alcance de la República, como de sus excesos y regodeos, pues así como ha de servir para guiar a los viajeros en una zona donde la luz de las estrellas se extingue ante la distancia, también provoca otros trastornos y se convierte en el centro de una terrible amenaza.
Ubicada 100 años antes de los hechos narrados en la línea principal de Star Wars, la aventura de The High Republic: No existe el miedo se recarga mucho más en la épica espacial que en el western, mostrando la cumbre de una civilización que se extiende con buenas intenciones, pero que la vez se regodea con sus logros, a través de escenarios de vegetación exótica, criaturas insólitas, vehículos ostentosos y construcciones deslumbrantes. La propuesta visual no podía ser más adecuada, trazo delgado y preciso, en secuencias coloridas que encuentran la espectacularidad con puntos de vista en picada y en contrapicada, permitiéndose explotar en el momento oportuno con ilustraciones a dos paginas.
Star Wars-The High Republic: No existe el miedo es una serie que sabe aprovechar las libertades que ofrece el tomar una parte de la historia de la saga poco referida hasta hoy, elaborando una trama sólida que crea sus propios mitos y a la vez le enriquece, sin dejar de ofrecer los guiños que les encantan a los fans, cómo la aparición del legendario Maestro Yoda. Es publicada en México por Editorial Panini, y da continuidad a las novelas Star Wars-The High Republic: Luz de los Jedi y Star Wars-The High Republic: En la oscuridad, traídas por Editorial Planeta.
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