Portada de un cómic de Los Simpson
Ilustración: Cortesía Editorial Kamite

Rockstar Comic: ¡La vuelta al mundo en 80 D’Ohs! Los Simpson entre Tintín y el manga

Editorial Kamite trae este cómic de Los Simpson, que tiene referencias a distintas expresiones artísticas, desde el manga hasta Tintín.

Escrito por
Jesús Chavarría
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Aunque entre los fans puristas se ha cultivado una especie de rivalidad entre las diferentes expresiones relacionadas con el mundo de las viñetas, específicamente las asiáticas y las occidentales. Lo cierto es que ésta no suele estar presente en el campo creativo y la influencia de una en otra no solo es evidente, sino que es parte del sano enriquecimiento entre las diversas manifestaciones artísticas.

Y es en ese sentido que vale la pena revisar esta entrega de la extensión en cómic de Los Simpson. Nos referimos a ¡La vuelta al mundo en 80 D’Ohs!, cuya sátira va más allá del título que retoma del clásico de Julio Verne (La vuelta al mundo en 80 días) y alcanza a tres estilos característicos de otros países, recurriendo a los estereotipos como principal materia prima, para luego reírse de los mismos, como ya es costumbre con la célebre creación de Matt Groening.

De entrada nos encontramos con la acertada presentación a través del “pasante”, del sello Bongo, quien con la misma socarronería de Troy MacClure, al conducir aquel ¡Espectacular episodio 138! —lo que le convertiría en un muy buen candidato para integrarse a la serie—, rompe la cuarta pared y hace al lector cómplice de chistes relacionados con los formatos editoriales, dándole orden a los pasajes incluidos, cada uno realizado por un artista distinto.

Entre ellos tenemos el que alude a la tradición de los cómics europeos encabezada por el Tintín de Hergé y su estilo conocido como línea clara; es decir, el contorno es continuo, cuya sencillez le otorga un aire encantador a la apariencia de la familia amarilla. Al mismo tiempo, este estilo sumerge a los personajes en un pasaje de humor sofisticado y transitar ligero, entre sobrias secuencias salpicadas de referencias pop, así como charlas con palabras rimbombantes, a lo que, por cierto, hay que sumar la aparición de Jean Claude Van-Damme. 

Ilustración: Cortesía Editorial Kamite.

En ¡La vuelta al mundo en 80 D’Ohs! también se incluye una variante de las historietas de nuestro país, la cual en realidad aporta muy poco en cuanto a concepto, pero lo compensa con cierta crítica al tema de la migración. Eso sí, es bastante llamativo ver a Homero con look de “macho mexicano”.

Y finalmente lo mejor logrado: poco más de media docena de páginas que bastan para interpretar con frescura e ironía las convenciones del manga, vía las ilustraciones de la versátil Nina Matsumoto (Yōkaiden). Desde el acostumbrado uso del banco y negro los trazos delgados, el armado trepidante de las viñetas, la gestual estridente y las deformaciones físicas tipo chibi —versiones infantiles caricaturescas—, hasta diálogos de excesiva grandilocuencia que van y vienen constantemente entre las acciones de los protagonistas y las reacciones de los secundarios, además del dramatismo excesivo que en este caso, aunado al humor negro, resulta más que conveniente para definir a Milhouse, todo funciona y le otorga una satírica humanidad a los personajes.

Así pues, publicado por Editorial Kamite, ¡La vuelta al mundo en 80 D’Ohs! se trata de una propuesta que pasa de ser una simple curiosidad, a un muy entretenido y hasta interésate ejercicio de traslado de lenguaje.

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  • Qué hacer

A partir de la investigación encabezada por James Gordon, sobre el asesinato cometido aparentemente sin sentido por el Acertijo, la cual da pie a inquietantes interrogatorios, violentas pesquisas y sangrientos escapes, entregando de paso cruentas declaraciones que hacen referencia a joyas del mundo de las viñetas como Batman: Killing Joke, las cuales van más allá del simple fanservice, adquiriendo un fatídico peso dramático dentro de la trama; se desarrolla otro más de los acostumbrados y siempre interesantes acercamientos de Tom King a los rasgos patológicos latentes en la mitología de los superhéroes, en este caso la generada alrededor del vigilante de Ciudad Gótica, quien esta vez luce más despiadado, asqueado y enfermo que nunca.

Yendo y viniendo entre su pasado escolar y de violencia familiar que detonó su obsesión por los enigmas que de ser su peor pesadilla pasan a ser su estilo de vida, y su presente de retorcidas y despiadadas manipulaciones que hacen de la coacción un sangriento mecanismo que cobra víctima tras víctima y empuja a sus oponentes a un callejón del que solo hallarán la salida si trastocan de forma irremediable sus principios y abandonan sus escrúpulos, es que aquí son expuestos los orígenes de quien es conocido como el Acertijo.

Los trazos delgados que recorren como grietas las pinceladas granosas de color, sobre viñetas que se desdibujan como los límites entre la razón y la demencia, en secuencias recargadas que se pasman en ilustraciones a página completa para enfatizar el panorama desolado e infeccioso de una urbe sin salvación; son el reflejo ideal creado por el artista Mitch Gerards, para redondear la justa y enfermiza reivindicación de un villano clásico como uno de los enemigos más interesantes, infames y peligrosos del legendario Batman.

Batman One Bad Day: The Riddler es un pasaje relativamente corto pero no por ello menos brutal. Lo publica Panini Comics en elegante edición de pasta dura con un sutil toque de quinta tinta para el título, e incluye una galería de sugestivas portadas alternativas realizadas por gente como Brian Bolland, Jim Lee y Jorge Fornés que terminan por convertirle en un verdadero objeto de colección. 

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