La muerte siempre está a un lado de nosotros. Algunas personas se empeñan en negarlo y otras lo asumen con una naturalidad sorprendente. Uno de los trabajos más insólitos es el de las plañideras, las mujeres que se alquilan para llorar en funerales.
Es curioso —y muy inteligente— que incorporemos a la muerte como parte de nuestra vida y diseñemos oficios para vivir a sus costillas. ¿Por qué la gente paga por este servicio? Sencillo, porque es más fácil afrontar el dolor si nos sentimos acompañados. Lo importante es que todo se hace con mucho respeto.
Las plañideras tuvieron su apogeo durante los años 50 y desafortunadamente ahora el oficio está en decadencia. En su momento el costo era de $30 por mujer, aunque algunas también se ofrecían para rezar por $100 o $200 más. Las pocas que aún trabajan en esto suelen hacerlo en pequeños pueblos, donde la costumbre es que el luto dure varios días y los locales apoyen a organizar el novenario y a preparar guisos.
¿Sabías de su existencia?
Recomendado: Conoce la ruta de la Mega Procesión de Catrinas en CDMX