Ilustración del comic 303
Ilustración: Cortesía Panini Comics

Rockstar Comic: 303 de Garth Ennis, una contundente crítica a las guerras

Este cómic que llega a México por Panini Cómics, es más "Rambo" que Last Blood a la hora de hablar de la guerra

Escrito por
Jesús Chavarría
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Contrario a lo que muchos pudieran pensar, y que algunos han utilizado como argumento para justificar la lamentable despedida fílmica de uno de los iconos del cine Hollywoodense de los ochenta, la franquicia de Rambo no inició siendo solo un vehículo plagado de explosiones y muertes sin ton ni son.

En realidad la primera entrega de la saga (1982), que se basó en los personajes de la novela First Blood de David Morrell, se ganó el reconocimiento a nivel mundial sustentándose en un discurso crítico, fiel reflejo de los resabios de esa guerra inútil que no solo perdieron los norteamericanos en Vietnam, sino que dejó marcada a una generación militar. Esas personas que al regresar, luego de luchar por lo que eran los supuestos ideales de su país y ver morir a sus compañeros y amigos, se encontraban con que ya no tenían un lugar en la sociedad y además eran despreciados por sus compatriotas.

Con ese trasfondo, Sylvester Stallone supo equilibrar el ímpetu del incipiente arquetipo del héroe de acción, con la mente fracturada de un exboina verde al que los reconocimientos por su valor no le sirven de nada ante la hipocresía y estigmatización de uno de los poblados de la America profunda, y el olvido de un sistema en el que pesan más los intereses políticos y comerciales que los individuos, no importa si estos han servido a la nación. La película dirigida por Ted Kotcheff, en cuyo guion colaboró el mismo actor, hablaba sobre una de las tantas cuentas pendientes que aún tiene Estados Unidos con su pasado.

Ese también es el tema de 303, saga realizada para el mundo de las viñetas por Garth Ennis (The Boys), quien en este caso en particular deja de lado su acostumbrado humor mala leche, para abocarse en un descarnado ejercicio de paralelismo entre el conflicto en Afganistán —que ya había sido visitado por John Rambo en la tercera parte de la franquicia— y un poblado de la frontera con nuestro país lleno de migrantes mexicanos. Aquí utiliza el trayecto de una arma como detonador del dialogo que expone la patología bélica íntimamente ligada con el motor que impulsa la historia de la humanidad.

Ilustración: Cortesía Panini Cómics

La narración que acompaña a las acciones, nutrida con referencias sobre conflictos de principios del siglo pasado y un par de citas a textos de los escritores británicos Joseph Rudyard Kipling y J. R.R. Tolkien, es el sardónico eco para la brutal travesía de un coronel ruso que cruzará su camino con un sherif, convirtiéndose en el instrumento de una insípida revancha, así como en la mustia respuesta a la profunda depresión que se vive en algunas comunidades que ven pasar el tiempo en el olvido, al margen de las grandes urbes, hasta concluir con una misión que le da voz a aquellos guerreros y soldados que murieron por nada.

Las ilustraciones de violencia estilizada realizadas por Jacen Burrows (Chronicles) juegan con el contraste entre la limpieza del trazo y los fondos, con la visceralidad a la hora de mostrar las consecuencias de los enfrentamientos, y la tosca gestual de los personajes que alude a cierta sátira vestida de realismo. Así, sus trazos están más que a la altura de una declaración sobre el sin sentido de la guerra que lleva siglos presente en el planeta y de lo irremediable que parece su existencia, alimentada por el desencanto que señala a una decadencia europea y desemboca en el antiamericanismo. 

Publicado en México por Panini Cómics, este relato crepuscular logra lo que hubiera querido ser la fallida y olvidable Rambo: Last Blood (2019), catalogada y con razón, como una de las peores películas de su año.

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  • Qué hacer

A partir de la investigación encabezada por James Gordon, sobre el asesinato cometido aparentemente sin sentido por el Acertijo, la cual da pie a inquietantes interrogatorios, violentas pesquisas y sangrientos escapes, entregando de paso cruentas declaraciones que hacen referencia a joyas del mundo de las viñetas como Batman: Killing Joke, las cuales van más allá del simple fanservice, adquiriendo un fatídico peso dramático dentro de la trama; se desarrolla otro más de los acostumbrados y siempre interesantes acercamientos de Tom King a los rasgos patológicos latentes en la mitología de los superhéroes, en este caso la generada alrededor del vigilante de Ciudad Gótica, quien esta vez luce más despiadado, asqueado y enfermo que nunca.

Yendo y viniendo entre su pasado escolar y de violencia familiar que detonó su obsesión por los enigmas que de ser su peor pesadilla pasan a ser su estilo de vida, y su presente de retorcidas y despiadadas manipulaciones que hacen de la coacción un sangriento mecanismo que cobra víctima tras víctima y empuja a sus oponentes a un callejón del que solo hallarán la salida si trastocan de forma irremediable sus principios y abandonan sus escrúpulos, es que aquí son expuestos los orígenes de quien es conocido como el Acertijo.

Los trazos delgados que recorren como grietas las pinceladas granosas de color, sobre viñetas que se desdibujan como los límites entre la razón y la demencia, en secuencias recargadas que se pasman en ilustraciones a página completa para enfatizar el panorama desolado e infeccioso de una urbe sin salvación; son el reflejo ideal creado por el artista Mitch Gerards, para redondear la justa y enfermiza reivindicación de un villano clásico como uno de los enemigos más interesantes, infames y peligrosos del legendario Batman.

Batman One Bad Day: The Riddler es un pasaje relativamente corto pero no por ello menos brutal. Lo publica Panini Comics en elegante edición de pasta dura con un sutil toque de quinta tinta para el título, e incluye una galería de sugestivas portadas alternativas realizadas por gente como Brian Bolland, Jim Lee y Jorge Fornés que terminan por convertirle en un verdadero objeto de colección. 

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