Ilustración de Luis Buñuel sentado en la mesa de un bar
Ilustración: Cortesía Penguin Random House

Rockstar Comic: Buñuel en el laberinto de las tortugas, un genio del cine según el cómic

Del cine a las viñetas, y de las viñetas al cine. Checa este fascinante cómic sobre un pasaje en la vida del cineasta Luis Buñuel

Escrito por
Jesús Chavarría
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Contrario a lo que piensan aquellos que reprueban el intercambio entre los elementos y códigos de leguaje que se llegan a dar entre las distintas manifestaciones artísticas, señalando que una está copiando y queriendo parecerse a la otra; dicha práctica no es más que el natural y sano enriquecimiento que suele redundar en propuestas por demás sugestivas.

Tal es el caso de la múltipremiada producción animada Buñuel en el laberinto de las tortugas de Salvador Simó. Ésta es adaptación de la novela gráfica del mismo nombre realizada por el artista Fermin Solís (Mi organismo en obras, De ballenas y pulgas), quien a su vez retoma la información que se tiene de lo que sucediera durante la realización de Las Hurdes tierra sin pan, considerada como la película maldita del célebre Luis Buñuel.

El cómic Buñuel en el laberinto de las tortugas va sobre el detrás del cine, un poco en línea de falso documental, y engancha desde sus primeras páginas, presentando un pasaje entre el ensueño y la pesadilla infantil con aire a cartoon, armado con viñetas sobre fondos blancos, para luego dar pie a una noche de copas por las calles de París, estableciendo con claridad la forma en que el relato habrá de ir y venir entre la mente y las acciones del también director de La edad de oro y Los olvidados, durante una época en que su estatus como artista era cuestionado en casi todos los frentes.

Se trata de una disección de los procesos creativos y contradicciones de Luis Buñuel, así como de las motivaciones detrás de su espíritu subversivo que redundaba en los excesos, incluso en el efectismo y la crueldad, llegando a transgredir principios éticos y profesionales.

Ilustración: Cortesía Penguin Random House

Aquí, la charla que establecen los protagonistas hacen reflexión sobre la naturaleza del surrealismo —arrojando conceptos como “aristocracia intelectual”, comparando la preparación de un Dry Martini con la concepción de la Virgen y citando anécdotas sobre Pablo Neruda—. A la par, las ilustraciones que refieren al estilo de línea clara consolidado por el legendario Hergé, en la tradición de las historietas europeas de mediados del siglo pasado —con figuras de cierta gestual caricaturesca casi flotando entre calles que se pierden como manchones de tinta—, son el vehículo ideal para impregnar el discurso con el espíritu mundano de una borrachera, mientras encuentra ese punto en donde coinciden el arte y la ciencia, el de la búsqueda de un mayor conocimiento del ser humano.

Por si lo anterior fuera poco, cuando la historia llega al punto de la filmación en cuestión, las secuencias sobre escenarios apenas bosquejados y en colores que van del ocre al azulado, con figuras casi espectrales, proyecta una profunda crudeza; mientras los diálogos no exentos de despiadada ironía, contraponen la concepción de la miseria. Pero lo mejor es que todo esto se sustenta sobre una historia de amistad que reivindica a Ramón Acín, otorgándole su papel como precursor de un proyecto que buscaba dar testimonio del abandono social, y a quien el infame régimen de aquel momento no solo terminaría por arrancarle la vida, sino también su crédito, algo que con los años Luis Buñuel lograría resarcir. 

Así pues, estamos ante una pequeña joya del mundo de las viñetas, indispensable tanto para amantes del cine, como interesante para el lector en general. Buñuel en el laberinto de las tortuga es traído a México por Pengun Random House, a través de una edición en pasta dura que incluye los diseños de la primera versión y parte del trabajo previo, y la distribución de su estupendo traslado a la pantalla grande va por cuenta de Tulip Pictures. 

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  • Qué hacer

Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.

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