Templo Mayor
Foto: Alejandra Carbajal

Ruta de la muerte en la CDMX

Lugares en la Ciudad de México con historias sobre la muerte

Escrito por
Time Out México editores
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Sí ya visitaste los Panteones de la CDMX te invitamos a recorrer estos lugares que nos recuerdan que la muerte es un elemento constante en unesta vida. Por algo amamos el Día de Muertos.

Plazas, calles y hospitales en la CDMX

  • Qué hacer
  • Tlatelolco

Es difícil olvidar la escena en la que la actriz María Rojo se asoma por una ventana del edificio Chihuahua y grita: “¡Los están matando!”. El filme Rojo amanecer nos traslada a la matanza de estudiantes el 2 de octubre de 1968. El escenario de este acontecimiento fue la Plaza de las Tres Culturas. En este sitio, pero en la época colonial, también estuvo el mercado tlatelolca, que fue visitado por Hernán Cortés días antes del enfrentamiento que diera muerte a cerca de 40 mil indígenas.   Lo que hoy en día continúa erigiéndose como uno de los principales conjuntos habitacionales y una zona arqueológica de la ciudad, desde siempre ha tenido una historia ligada a la muerte y al sacrificio humano. Su nombre lo recibe por la unión de tres momentos históricos: el prehispánico (con las ruinas mexicas), el colonial (por la Iglesia de Santiago Tlatelolco) y el contemporáneo (con la Torre de Tlatelolco construida en 1966).

  • 3 de 5 estrellas
  • Lugares de interés
  • Sitios y edificios históricos
  • Zona Metropolitana

Aunque desde su construcción se le llamó palacio, nada tuvo que ver con reyes. Al contrario,Lecumberri fue construido durante el Porfiriato a fin de
fungir como penitenciaría. Se cuenta que en la cárcel los internos sufrieron maltratos, abusos y tortura. Por eso el recinto fue conocido como el Palacio Negro de Lecumberri, un mote que queda constatado en textos de autores como José Revueltas, José Agustín y Luis González de Alba, presos durante el Movimiento studiantil de 1968. 
 
Los más afamados criminales del siglo XX fueron huéspedes: Goyo Cárdenas (el estrangulador de Tacuba) y Ramón Mercader (el asesino de León Trotsky) son claros ejemplos. Cerró sus rejas en 1976 y desde entonces se trasladaron todos los documentos históricos del Archivo General de la Nación.

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  • Qué hacer
  • Caminatas y paseos
  • Cuauhtémoc

Lo que hoy es la calle San Jerónimo, que colinda con el Metro Pino Suárez, en su momento fue la calle trasera del Convento de San Camilo, en la cual, entre 1756 y 1861, habitó la orden religiosa de los camilos. Su encomienda era el auxilio a las personas desprotegidas, enfermas o moribundas. Si bien sólo queda la fachada ondulada e imponente del convento, también permanece la memoria grata sobre la buena muerte que los camilos brindaban a los necesitados, gracias a los vecinos que han pasado la historia de generación en generación.

  • Qué hacer
  • Cuauhtémoc

“¡Al menos yo no la he visto!”, dice una vigilante del Hospital Juárez cuando se le pregunta sobre la leyenda de La Planchada, mote que recibe un fantasma cuya presencia resulta fundamental para aquellos enfermos que, por alguna razón, son desatendidos por sus respectivas enfermeras. Se dice que se llamaba Eulalia, que era guapa y, sobre todo, que portaba impoluto su uniforme blanco de enfermera. Un día llegó al hospital el guapo y arrogante doctor Joaquín y ella se enamoró, y aunque él coqueteaba con las otras enfermeras, le prometió boda. Y enseguida Joaquín se casó, pero con otra mujer. Al enterarse, Eulalia cayó en depresión. La joven murió en el mismo hospital. Desde entonces, se cuenta sobre enfermeras que por descuido olvidan darle su medicina al paciente y, cuando recuerdan hacerlo, ésta ya ha sido suministrada, en palabras del paciente, por la enfermera rubia de bata blanca y sin ninguna arruga.

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  • 3 de 5 estrellas
  • Museos y centros culturales
  • Cuauhtémoc

A un costado de Catedral Metropolitana, se pueden ver las ruinas. Un barandal separa la calle de la zona arqueológica y, justo a un lado de la taquilla, don Miguel Hernández se planta todos los días para ofrecer un baño de conocimiento sobre lo que alguna vez fuera el epicentro de Tenochtitlán. La cultura azteca utilizaba este recinto para la adoración de sus dioses y parte del rito involucraba el sacrificio de seres humanos. Hay quienes ubican a los mexicas como los más afectos a esta actividad, y esto pudo comprobarse gracias a los vestigios hallados en 1978 tras el descubrimiento de la imagen de la diosa Coyolxauhqui.
 
Don Miguel cuenta que existía un servicio en el cual cada 20 días había sacrificios humanos. Hoy se pueden observar las lápidas que fungieron como bases para recostar a los cuerpos a los que se les arrancaría el corazón – cardioectomía– o la cabeza –decapitación–. El altar tzompantli (“hilera de cráneos” en náhuatl), uno de los puntos de mayor interés dentro de la zona arqueológica, está pleno de máscaras de piedra que cubren las cabezas de los cautivos que cedieron su vida para honra de los dioses.

  • Qué hacer

Fue el terremoto del 19 de septiembre de 1985 lo que dotó al antiguo Estadio de Beisbol (donde hoy se ubica el centro comercial) de la atmósfera lúgubre por la que aún hoy se le recuerda.    Tras la destrucción del multifamiliar Juárez, a un costado del Centro Médico, el IMSS habilitó el estadio para alojar allí a los cadáveres. Se dice que aproximadamente 2,500 cuerpos fueron tendidos a lo largo del campo para que fueran reconocidos por sus familiares.

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  • Hoteles
  • San Juan de Aragón

La Casa De Don Juan ofrece WiFi gratuita en todas las instalaciones, admite mascotas y se encuentra en la Ciudad de México, a 5 km del centro.El establecimiento dispone de cocina compartida.La Casa De Don Juan está a 5 km del centro ceremonial de Tenochtitlan y del Templo Mayor y a 2 km del aeropuerto Benito Juárez.

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  • Qué hacer
  • Cuauhtémoc

Fue fundado hace 60 años por el marino Eugenio Sosa Rodríguez. En esta casa porfiriana de La Lagunilla se exhiben en 15 salas más de 4 mil 500 máscaras de los más diversos materiales y signifi cados. Se presume que en toda la galería no hay una máscara igual a otra.

  • Vida nocturna
  • Cuauhtémoc

Después de que El Nivel cerrara, La Peninsular se convirtió en la cantina más antigua de la ciudad, con sus puertas abiertas desde 1872. Su barra mide más de seis metros de largo y, además, es famosa porque fue escenario de la película El callejón de los milagros.

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