Si dejara de existir Polanco

Es una tienda que ofrece exclusivamente vinos mexicanos. La mayor parte de sus etiquetas son de Casa de Piedra y de productores del Valle de Guadalupe (Baja California) que se han formado en La Escuelita, lugar en donde reciben asesoría sobre la elaboración de vino en todas sus etapas. Envinarte es un buen lugar para conseguir vinos de pequeños productores que no se encuentran en cualquier tienda. Todos son hechos artesanalmente, de gran calidad y a muy buen precio. Tienen vino por copeo, paninis, ensaladas y tablas de quesos. Los jueves o viernes por la tarde puedes toparte con algunos oficinistas que prefieren dejar pasar la hora pico y relajarse con un vino. Ofrecen cursos de vino impartidos por el sommelier Luis Armando García y venden otros productos artesanales mexicanos  como aceite de oliva, artículos de piel y chocolate Xocao, una verdadera delicia.

A falta de Polanco, en Santa Fe también puedes encontrar cocina mexicana de alto nivel. Cuando Daniel Ovadía, el chef de Paxia, decidió quitar su sucursal de la zona de los corporativos, no dejó las cosas al azar. Dejó, en cambio, Xanto, un restaurante que se aleja de la cocina creativa o de vanguardia y le da cabida a platillos igual de mexicanos, pero menos rebuscados (por ejemplo, ya no tiene carnes al alto vacío, sólo pescados). Aunque algunos pueden ser considerados platillos típicos mexicanos, Daniel los sirve de una manera atípica. A las quesadillas de pollo en mole negro oaxaqueño las espolvorea con azúcar y eres tú quien decide qué tanto mole untarle. Aunque muchos de sus visitantes son extranjeros, no repara en dejar el picor en sus platillos. Es el punto intermedio entre la cocina de vanguardia mexicana y la cocina tradicional del país. Eso sí, haz como los demás y deja que la tarjeta corporativa sea la que absorba el daño, sobre todo si en lugar de probar sus aguas frescas seleccionas alguna etiqueta de la cava más completa de la zona.