Imagínate esto: es una tarde soleada, tú estás en la Roma tomándote una chela, un vino natural o un coctel y esperando lo que vas a comer. De entrada ya te echaste unos edamames salteados con aceite de camarón, chile piquín y limón y unos shishitos, que son unos pimientos asiáticos, ligeramente picantes —según los asiáticos, pero si eres mexa seguramente no te van a picar—.
Ahora sí, viene el mesero, tan amable que lo adivinas sonriente, aun debajo del cubrebocas. Trae para ti un crispy burro, que viene con camarón frito, coleslaw, pepinillos, papas a la francesa y el aderezo de tu preferencia. A lo mejor de habanero, para ese toque picosito. Primero te comes una papita, por supuesto. Está calientita, con la cantidad justa de sal y crujiente por fuera y suave por dentro. Y al fin llegó el momento de darle una mordida a tu burrito: cronch.
El camarón está súper crujiente, cubierto de una capa generosa y rica de pan molido. La ensalada de col y los pepinillos, hechos en casa, le dan a tu plato la parte divertida y lúdica: estás en Crispy Fish.
El concepto de Crispy Fish es sencillo y ganador: pescados y camarones fritos. Se antoja simple, pero aquí la clave del éxito es el empanizado. Rico, crujiente y generoso. Y lo puedes pedir en burrito, sándwich, en costra, solito o probar otra de las delicias de la casa: los mac and cheese con camarón. Y si prefieres evitar las proteínas animales, también tienen las opciones con berenjena frita, ¡todos ganamos! Además, la carta de tragos para acompañar está increíble, hay vinos por botella o por copeo, chela independiente e industrializada y cocteles, todo a un súper precio.
Otra cosa que distingue a Crispy Fish es el precio: hay platos desde $99 y hasta $129. Y con eso la armas para comer rico, bien y suficiente. Así puedes consentirte con tu comida completa en cualquier ocasión, sin vaciar tu bolsillo. Este lugar está perfecto para una comida deliciosa entre cuates, en familia o hasta tú solito (créeme que esas papitas no las vas a querer compartir con nadie).
Este es el restaurante que no sabías que necesitabas en tu vida. Te sugerimos que corras a probarlo, y que regreses para que te eches toda la carta. Un gran lugar con un concepto fresco —al igual que sus insumos— y súper accesible.
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