Cenizas al mar nos invita como público a reflexionar sobre sus orígenes, decisiones y relaciones familiares. Con funciones todos los miércoles en el Teatro La Capilla, este montaje se ha convertido en un viaje emocional imperdible. Por eso hablamos con Daniel Mancilla, su director, sobre la esencia de la obra, la construcción de los personajes y el proceso creativo que dio vida a este proyecto.
Daniel, ¿cómo describirías la esencia de Cenizas al mar?
Cenizas al mar es una historia que va sobre el origen, sobre encontrar quiénes somos. Yo describiría la esencia de la obra como esa sensación del descubrimiento de saber quiénes somos: a veces amarga, a veces divertida, a veces profunda. Es una experiencia íntima.
La obra se centra en el encuentro de dos hermanos. ¿Qué representa este vínculo?
Para mí simboliza el encuentro para descubrir quiénes somos. Los dos hermanos representan fuerzas opuestas que reflejan nuestra identidad: los conflictos internos, los lados oscuros y los más suaves. Es un espejo para que los espectadores también se pregunten sobre sí mismos.
¿Por qué se eligió el Lago Xocoyotl en Oaxaca como escenario central?
Este lugar no existe en la realidad; es una creación del dramaturgo Martín Quetzal basada en una experiencia personal que tuvo en Oaxaca. Su fascinación por los colores y la atmósfera del lugar inspiró un espacio de fantasía que quise potenciar en la dirección con un toque metafórico, como un sueño lleno de misterio.
¿Hubo algún desafío importante durante el proceso de producción?
Lo más complicado fue seleccionar a los actores. Hubo muchas postulaciones y talento fresco, y queríamos incluir a todos. Al final, elegimos a Diego Alfa y Marco Celis, quienes forman una mancuerna muy sólida en escena. El equipo creativo ha generado un ambiente de confianza que se refleja en la obra y permite explorar temas profundos como la paternidad y la identidad.
¿Algún momento de la obra te sorprendió durante la dirección?
Sí, ver cómo los hermanos no solo buscan entenderse a sí mismos, sino también descubrir a su padre y cómo este vínculo viene de una historia familiar más amplia. Los ensayos se convirtieron en un espacio donde hablábamos de nuestras propias experiencias, de la masculinidad y la paternidad, lo que hizo del proceso algo muy enriquecedor y honesto.
¿Qué esperas que el público se lleve de Cenizas al mar?
Espero que el público reflexione sobre quiénes son, sus relaciones y sus decisiones. Que la obra les genere emociones profundas y les permita cuestionar su propia historia de manera íntima y significativa.