Chema Yazpik
Foto: Cortesía de la producción

Entrevista con Chema Yazpik

El chico Almodóvar nos platica sobre su regreso al teatro con la obra Un hombre ajeno

Publicidad

Un hombre ajeno habla sobre la soledad de un personaje que no habla en cinco años con alguien, ¿es un mal de estos tiempos?
Es algo generacional que le pasa a la gente que vive en las grandes ciudades. De repente te sientes ajeno a muchas cosas, como entumido. Te vuelves cínico, como este personaje. Él no es mala persona, simplemente le cuesta trabajo sentir y relacionarse. Está en la búsqueda de un amor pasado.

Es una obra dirigida por Alejandro Ricaño, ¿cuál es la principal cualidad de este creador?
Vi Más pequeños que el Guggenheim (que también dirigió Ricaño) y me fascinó. Me gustó cómo estaban delineados los personajes y la dinámica de la puesta en escena. Se me antojó hacer algo así, chiquito, que no requiriera de mucha escenografía ni de gran desmadre. Sólo de un texto sólido con el que yo compartiera alguna perspectiva. Me gusta trabajar en un lugar pequeño para mantener intimidad con el público, algo que con las obras anteriores se perdía un poco por representarlas en lugares como el Teatro de los Insurgentes.

El personaje está en la búsqueda de una exnovia, ¿qué marca la diferencia para no caer en el cliché del amor como respuesta?
El texto. En él se describe a un tipo al que nada le sale. Tiene buenas intenciones, pero a la hora de actuar, todo se le descompone. Tampoco es un tipo que crea que el amor lo va a salvar, sabe que está jodido. Por eso regresa para tratar de encontrar un amor de su infancia, un vestigio. De repente se topa con la exnovia por la que ha sufrido cinco años y, cuando la ve, le resulta una mujer extraña. A mí me pasó una vez. Me encontré con una ex y al platicar con ella, pensé: "¿Así te vestías, así hablabas, eso pensabas?"

¿Qué referencias literarias te han servido para la configuración de tu personaje?
El extranjero
, de Albert Camus; La invención de la soledad, de Paul Auster; La era del vacío, de Gilles Lipovetsky. Aunque me dejo llevar más por mi experiencia pasada.

Cuéntame sobre el trabajo actoral.
Somos tres actores con el mismo personaje en distintas etapas. También hacemos a la mamá, al papá, a la exnovia y a la chava que visita cuando va de México a Nueva York. Es interesante empatar con los otros dos actores (Osvaldo Benavides y Adrián Vázquez) para lograr esto.

¿Qué aporte le da el humor negro a esta historia?
Te ves reflejado en un cínico y no puedes más que reírte y asentir. El personaje te confronta, te pone un espejo frente a ti y dices "claro, yo así me he sentido y he querido decir lo mismo". Es una obra simpática, eso fue lo que me atrapó. No es una comedia per se, pero el cinismo, cuando es bien llevado, es chistoso.

La última vez que hiciste teatro fue hace tres años en Cock. ¿Qué te hace regresar?
El teatro es mi psicoanálisis y mi manera de expresión laboral más pura. En el cine dependes de mucha gente que le mete mano a tu trabajo. El cine es milimétrico, tienes que llegar a tu marca y, en ese sentido, es tramposo. En el teatro ensayas de corrido tres meses y luego estrenas. Cuando dan la tercera llamada en escena, sólo está la gente, el texto y el intérprete. Es la forma más pura de actuar.

Un hombre ajeno. Sala Chopin. Jue-vie y dom 8:30pm, sáb 7 y 9pm. $350. Del 28 de agosto al 2 de noviembre.

Recomendado
    También te puede gustar
    También te puede gustar
    Publicidad