Dicen que los hombres que son hombres no hablan de sus problemas con otros hombres. Pero primero habría que definir qué es ser hombre. Más aún, ser hombre hoy en día. Ni el dramaturgo Alfonso Cárcamo ni el director Antonio Castro se meten en las profundidades del tema en Fuimos héroes, pero sí lanzan, a través de un texto y un montaje divertidos guiños hacia esa nueva construcción de la masculinidad.
Tres personajes exponen algo que en el cine y la televisión ha sido por demás utilizado: la crisis previa a la boda que ataca a una mujer. Aquí ataca con todo, pero al hombre y de paso a sus dos mejores amigos, pues uno de ellos recuerda sus nupcias diez años atrás y el otro prevé un matrimonio con su pareja: otro hombre.
Todos los matices y contrastes que ofrece la simple disyuntiva de casarse o no minutos antes de salir rumbo al altar, son aprovechados por Leonardo Ortizgris, Mauricio Isaac y Tizoc Arroyo, quienes componen un trío que se mueve entre el tormento y el desparpajo, sosteniendo el ritmo y el tono de esta obra que, más que ser sobre hombres, es sobre individuos frente a dos tipos de amor igualmente definitivos: el de la pareja y el de los amigos.
Desde el principio, vemos a tres hombres en quiebre que conforme charlan y se confiesan intentan recuperar, a partir de preguntas más que de acciones concretas, ese viejo sitio que creen haber tenido cuando fueron hombres de verdad; héroes de capa y espada. Ese es su conflicto, tan actual y tan bien construido en escena, que el mejor castigo para los héroes caídos son las carcajadas del público que los mira.
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