José Manuel López Velarde
Foto: Cortesía de la producción

José Manuel López Velarde nos platica sobre el musical Mentiras

El director de la obra más longeva de la cartelera de la CDMX nos cuenta cómo surgió la propuesta, la situación de la producción teatral en México y la fórmula para mantenerse vigente después de 9 años

Escrito por
Luis Ángel Ramírez
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Uno de los musicales mexicanos más exitosos de todos los tiempos cumplirá el 1 de septiembre su representación número 3,000. Se trata de Mentiras. El musical, una obra que cuenta la historia de cuatro mujeres que descubren estar enamoradas del mismo hombre cuando éste es aniquilado y deben buscar entre ellas quién es la asesina de su amado. Todo esto acompañado con éxitos clásicos de los años ochenta de Lupita D’Alessio, Yuri, Daniela Romo, Amanda Miguel, Emmanuel y Mijares.

La puesta en escena ha tenido tanto éxito que tiene dos álbumes y ahora está en la producción de una adaptación al cine. Charlamos con José Manuel López Velarde, escritor y director de la obra, quien nos contó un poco sobre el origen de Mentiras, la producción teatral en México y la fórmula para permancer en cartelera desde hace 9 años.

¿Cómo surgió la idea para escribir Mentiras?
Fue aproximadamente hace 10 años. Me fui a estudiar actuación porque quería dirigir actores, y ahí surgió la idea. Siempre que escucho canciones me imagino el videoclip, como si la tonada me contara una historia. Un día estaba escuchando canciones de Lupita D’Alessio, Daniela Romo, —que a mí me tocaron de niño, que las escuchaban mis tías— y empecé a imaginar una historia que surgió muy naturalmente; con estos personajes de la amante, la amiga de la casada, la casada, etcétera. Me puse a escribirlo, a seleccionar los éxitos y hacer el libreto.

Foto: Cortesía de la producción

Cuéntanos de tu proceso de realización para volver realidad esta idea…
Fui directamente con Federico González, a quien yo no conocía. Un día le dije que quería contarle un proyecto que tenía. Le platiqué, medio le actué y canté la historia, hasta que dijo: "está padre, ¿por qué no hacemos una lectura?", y yo le respondí: “sí, pero yo la dirijo y la organizo”, esa fue mi condición. Entonces me contactó con Morris Gilbert y su equipo. Organizamos una primera lectura, les pareció muy interesante la propuesta y le dieron luz verde para empezar a ponerla en pie.

Hicimos una segunda lectura y noté que le faltaba mucho trabajo, estaba muy larga y aburrida. Entonces hice una segunda versión e hicimos audiciones para hacer un taller, que consistió en montar esta obra sin escenografía, sin vestuario, con unos cubos que ahí me inventé de los personajes. Nos dimos cuenta que el final era muy sombrío y, más allá de que nos diera miedo, en realidad pasaba como si fuera el final de otro montaje. Ahí fue cuando empezamos a reescribirla ya con miras a la producción. Después de eso hicimos audiciones para la producción definitiva. Fue en ese tiempo de la devaluación económica, el proyecto estaba tambaleándose. Ya después pudimos hacer las audiciones, los ensayos y estrenamos.

Y de ahí un éxito rotundo…
Los previos eran muy eufóricos. Al principio percibíamos mucha incredulidad, la gente decía que eso iba a ser una porquería. La verdad es que los aplausos desde el primer ensayo general fueron espectaculares. Tuve que adaptar el final porque había un momento en que la gente aplaudía tanto que ya no se oía nada. Pero la verdad es que fue consolidándose poco a poco: a partir de las 100 funciones empezó a llenarse el teatro. Sí fue algo que gustó mucho al espectador desde las primeras funciones, pero fue de boca en boca. No fue una obra que empezara con la mayor promoción como otros musicales de importación.

Foto: Cortesía de la producción

¿Qué crees que hizo de Mentiras uno de los musicales más exitosos en el país. ¿Cómo mantenerse tantos años en la cartelera?
De entrada está la música. Son unas canciones que salieron en una época en que no había tantas opciones como hoy. Todos los mexicanos de 40 años para arriba las conocían. Creo que retrata a una generación de cantantes con capacidades vocales muy interesantes. Composiciones intensas. Esa añoranza de esa música tiene que ver, son canciones que además no han muerto, se siguen covereando.

El otro motivo es que sí hay una historia. Después de Mentiras surgieron algunos musicales que intentaron repetir la fórmula y no tuvieron éxito. Creo que la obra cuenta una trama a través de las canciones. Habla sobre la identidad. Tiene que ver con cinco personajes que giran alrededor de sí mismos; las mujeres de un hombre y un hombre de las mujeres. Pero al final se convierten en personas tridimensionales más que en una viñeta o un muñeco. Por eso la coreografía es un tocadiscos gigante, porque son como unas muñequitas. Creo que hay una historia que tiene carne y unos personajes arraigados en el público mexicano.

Finalmente tenemos unos actores magníficos. El elenco es muy poderoso y una producción cuidada a detalle.

¿Cuáles son las estrategias que han hecho redituable esta obra?
Muchas. Hemos invitado prácticamente a todas las cantantes que interpretan alguna canción en la obra. Se han hecho homenajes para reconocer la trayectoria y el talento de algunos participantes. Hemos hecho funciones temáticas, como la de Halloween. Diferentes versiones, como la final del director, grabamos el disco sinfónico con una orquesta en vivo, el formato karaoke. Presentaciones en Santa Martha Acatitla. En fin, infinidad de shows en programas de televisión y radio. Es Mentiras reinventándose.

¿Cómo ves la situación para producir teatro en el país y, más específico, el musical?
Creo que el teatro está en crisis siempre. Hay un cierto prejuicio con el teatro musical. La gente dice muy fácil que no le gusta, pero existen diferentes tipos de obras, es interesante que existan otras propuestas. Yo también hice Si nos dejan y El último teatro del mundo. Además viene una generación interesante de actores, la noto mejor preparada. Antes había sólo dos opciones de actrices y ahora veo más talento. Hacer teatro es apostar.

Batallamos con que venga el público; pero lo cierto es que cuando hay tantas carencias, la cultura se torna secundaria, aunque sea de lo más indispensable. Estamos en crisis. Nos quejamos, pero hay que seguir.

Foto: Cortesía de la producción

¿A qué crees que se deba la poca inversión en generar musicales propios y sí en importarlos?
Creo que empresas como OCESA están abiertas para hacer musicales mexicanos; no producen, evidentemente, todo lo que les llega porque también prevén si puede funcionar o no. Con OCESA he hecho tres musicales. Y a ellos les sale más barato que a una producción extranjera, nada más por el hecho de que sean de aquí. Si nos dejan fue una gran producción, que incluso exportamos y tuvo dos temporadas en Colombia.

Hay una tradición del musical que incluye la preparación y la profesionalización de los compositores, de los que escriben los libretos. En México creo que lo hacemos un poco como podemos, preparándonos en pedacitos, pero no creo que haya un prejuicio de no hacer algo mexicano, sino que hay productos norteamericanos e ingleses que ya están probados. Yo fui con Federico como si nada, me escuchó y aceptó.

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