Bajo la dirección de Cristian Magaloni, el texto de Pablo Messiez nos habla de ciegos. Por un lado Pablo, ciego de nacimiento, mira a través de los ojos de su novia Nela, una chica pequeña que siempre se ha juzgado como fea. Lo anterior hace su relación perfecta, pues a Pablo siempre le ha enamorado su generosidad, mientras que ella, al saber que Pablo nunca la verá realmente, está segura que siempre estará a su lado.
En contraste con este empalagoso enamoramiento está la madre de Nela, Natalia, quien parece haber consumido un suero de cruda realidad, pues todo lo que sale de su boca son verdades dolorosas que vuelven a abrir heridas que tanto habían tardado en cicatrizar. Tocando no solo a los espectadores sino llenando de inseguridad la relación y autoestima de su hija Nela. Enviada por casualidades del destino, llega una oftalmóloga, quien pide curar la vista de Pablo, haciendo que la vida de estos personajes cambie para siempre.
Las correctas actuaciones de Sara Nieto, Assira Abbate, Ana Kupfer y Roberto Beck encarnan un texto tan bien construido que logran entrar en lo más profundo de nuestras emociones. Trabajo que sin la batuta de Magaloni no hubieran hilvanado de manera tan potente con el texto.
La escenografía de Miguel Moreno Mati deja a los personajes en completa libertad, pues esta se pone a su disposición solo cuando ellos la necesitan fusionándose con los pocos elementos de utileria. Es una obra que te abre los ojos acerca del amor y de la verdad que realmente no queremos ver, pero siempre están presentes.
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