Piaf, voz y delirio es una de las obras de teatro sobre mujeres que nos inspiran
Foto: Cortesía de la producción

Era necesario encontrar primero su cuerpo: Mariaca Semprún, quien da vida a Édith Piaf

El musical Piaf, voz y delirio llega a la CDMX luego de una gira en Latinoamérica y Miami. Su protagonista desnuda el alma ante nosotros

Escrito por
Enrique Saavedra
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Charlamos con la actriz, cantante, modelo y compositora venezolana que está en México protagonizando el musical Piaf, voz y delirio, en el que se rinde tributo a la vida y al canto de Édith Piaf, la máxima leyenda de la canción francesa.

Este proyecto es de Venezuela, tu país. ¿Cómo surgió la idea de gestar desde Latinoamérica un homenaje a una cantante francesa universal?
Surgió porque yo había hecho otro monólogo musical, que es sobre la vida de La Lupe, la gran cantante cubana. Como funcionó muy bien con la audiencia, decidimos explorar el mundo de otra cantante y esa fue Édith Piaf. En un principio me dio un poco de miedo por el idioma francés y por lo alejada que podía ser de mí en el ámbito cultural, pero lo que se necesitaba era mucho estudio, preparación y respeto hacia el personaje.

Desde que decidí que sí lo haría hasta que se llevó a escena pasó un año y medio. Y desde que se estrenó hasta estos días ha cosechado una lluvia de éxitos, porque siempre ha estado guiado por la propia Piaf, ella es la que le ha dado forma al montaje: su vida, su música, su manera de cantar y su forma de ser. Tuvimos dos temporadas exitosas en Caracas y después dos temporadas en Miami.

¿Cómo fue para ti pasar de la intensidad caribeña de La Lupe a la intensidad europea de Piaf?
Como actriz siempre he trabajado los personajes de adentro para afuera: trato de entender sus almas, sus sentimientos, su forma de pensar y luego se va dando el resto. Pero en el caso de Piaf fue al revés: me era necesario encontrar primero su cuerpo. Porque ella era una mujer diminuta y uno de sus encantos era eso: lo desvalida que podía verse en el escenario y cómo cuando abría la boca y entonaba cualquier canción dejaba al público sorprendido. Era necesario buscar esta fragilidad, esta sensación de indefensión en su cuerpo: arranqué por la forma de caminar, de mirar y de mover los brazos cuando canta. Y ya después empecé a añadir capas, todo en paralelo con el estudio meticuloso del francés, de todas sus canciones y de su vida.

 "Siento que en momentos le están aplaudiendo a Piaf, no a mí. Y eso me llena de alegría". 

Eres, además de actriz y cantante, compositora. Eres una artista completa. ¿En qué momento de la obra sientes que están fusionadas Édith y Mariaca?
He sentido muchas veces que Piaf está allí. Puede ser algo inexplicable, pero yo siento que interpretarla todos los días, rendirle homenaje y cantar sus canciones sí atrae su propia energía. Esto pasa sobre todo en momentos de canciones muy emblemáticas en los cuales el público aplaude a mitad de la canción, porque sienten un tipo de estremecimiento ya que están viendo a Piaf, están frente a la imagen que han visto en algún video o incluso en vivo, porque he tenido personas en la audiencia que la vieron en vivo alguna vez y quedan muy impactadas. Eso se logra por lo formal: por la iluminación, el vestuario, el cuerpo. Pero también se logra por esa energía tan especial que genera el espectáculo.

Es un tributo a su vida, a su fuerza y a lo que ella generó en la gente y sigue generando después de los años. No sé explicarlo totalmente, pero siento que en muchos momentos le están aplaudiendo a Piaf, no a mí. Y eso me llena de alegría, me conmueve profundamente y me saca lágrimas.

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