Un nuevo oasis musical se esconde en la Roma. Llegué al número 76 de Colima, tal como decía su perfil de Instagram, pero no encontré ninguna señal que lo identificara. Me quedé unos segundos volteando a ambos lados (inserte gif de John Travolta) Cuando, de la nada, un chico salió de Frito y Cruel, el local de sándwiches de pollo frito, para decirme “¿buscas Club Colima?” Afirmativo. Lo seguí hacia el fondo del local, subimos unas escaleras y llegamos al nuevo speakeasy que va a conquistar a los melómanos más picky de la ciudad. Y es que las creadoras de este bar también participan en un festival de arte digital y música electrónica.
La densa oscuridad del ambiente, junto con los chispazos de lámparas multicolores en algunas esquinas y el juego de espejos te va poniendo en un mood apto para que tu atención se centre en el sonido; aquí el chiste es que cada semana, de miércoles a sábado hay Djs nacionales y de toda Latinoamérica para ver en vivo y descubrir nuevas caras, lo mejor es que aún no cobran cover. El diseño de sonido, a cargo de Margules High-Fi, es tan elegante que permite escuchar a tu acompañante perfectamente sin tener que gritar y a la vez no sientes que falte volumen. Nada de quedarse afónica por una noche de antro.
Alrededor de las 10 pm empezó el primer set. Se prendió la bola disco en el salón principal y entonces sí, empezó la fiesta. Este espacio central, donde se impone la mezcladora del Dj, no es muy grande, por lo que lo mejor es llegar temprano para poder bailar en lo que se va llenando de gente. Cuando te canses, a un lado hay otro salón, más chill, rodeado de sillones, para disfrutar tu trago, la plática y por supuesto, el sonido. Cada día tienden a dedicarlo a un género, pero nada está escrito en piedra; los artistas tienen libertad para dejarse ir mezclando desde house, R&B, funk o hip-hop pasando por reggaetón y hasta electrocumbia.
Al otro lado del salón central está la barra. Por ahora no tienen alimentos, sino que se han enfocado en la coctelería de autor con jugos, sales y garnituras hechas en casa. Mi favorito fue, justamente por la frescura y los sabores naturales, el Dalila (mezcal, xoconostle, concentrado de betabel y sal de chapulín) y también el clásico espresso martini. Están en planes para ofrecer algunas botanas frías próximamente.