Bahía Bar
Foto: Erika Miranda

Antros y bares en la Cuauhtémoc

Opciones de vida nocturna en el área

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De reven en la Cuauhtémoc

  • Pulquerías
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este club se encontraba en República de Salvador en el Centro, pero recientemente mudó su concepto de pulquería-foro-punk a una casona de la Roma que recuerda la tradición okupa, de los tiempos en los que los punks invadían casonas abandonadas para vivir o montar salas de ensayos y hasta conciertos. Funciona con dos niveles: el primer piso, en el que hay varios cuartos para un deambular a un ritmo más relajado y que también suelen funcionar como salas de exposiciones para promover obras de artistas emergentes. La planta alta cuenta con un pequeño escenario en el que no sólo se presentan bandas de música, también es un espacio disponible para eventos culturales, presentaciones de libros, lecturas o debates. Los precios son accesibles (a veces desde los $20), la barra es famosa no sólo por las cervezas sino por la carta de curados de pulques y algunos platillos para degustar. Si bien es un lugar de raíces punk, es común escuchar secuencias de tendencia new wave, dark, mucho postpunk, industrial y gótico. Son muy alivianados para complacer a los asistentes siempre y cuando los géneros musicales sean primos cercanos. Quizá los baños se pasen de punk, pero bueno, es parte de la experiencia.

  • Antros
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
U.T.A. Bar
U.T.A. Bar

Hace no mucho, el bar de la Unión de Trabajo Autogestivo era uno de esos espacios “supergóticos” de la ciudad, como otrora fueron el Dada X y el Mercado del Chopo. Hoy es otra cosa —una casi inexplicable—, lo cual no está mal, sino al contrario: antes predominantemente oscuro, este bar es ahora una sopa de tribus urbanas que resulta fascinante. Aún es el espacio perfecto para decir “hola, soy darks”, pero también abundan los punks, los roqueros, los medio hippies, algún godín colado, uno que otro fresa perdido y extranjeros que quién sabe cómo llegan, pero que todo el tiempo parecen tener cara de estar haciendo el estudio antropológico de sus vidas mientras recorren la magnífica casona de tres pisos que aloja a la UTA desde hace más de 13 años. Laberíntica, la gran mansión de escaleras de madera crujiente está llena de fiesta porque hay gente por doquier, desde la entrada hasta la terraza, pasando por los balcones. Cada salón tiene un dj distinto y aunque eso resulta un poco caótico (en espacios de intersección donde el audio que sale de sus bocinas claramente reventadas se mezcla), se agradecen las sorpresas: en una minisala se escucha “Just Like Heaven” de The Cure, en la de al lado “Fake Plastic Trees” de Radiohead, algo trans irreconocible en el espacio siguiente y finalmente, en la planta alta un baile demencial al ritmo de “Lust for Life” de Iggy Pop seguido de “One Way or Another” de Blondie. La verdad es que la selección musical se merece un premio Es importante ir en

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  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Departamento
Departamento

La comunidad fiestera de la CDMX a veces prefiere quedarse en casa, aunque eso no quiere decir que el desmadre se encuentre temporalmente suspendido; la próxima vez que pregunten dónde es la fiesta, la respuesta que tienes que dar es Departamento. El nombre de este bar te explica lo que te espera, un interiorismo que te recordará al depa de un amigo listo para agarrar la fiesta, con todo y tornamesa en la sala y luces tenues que te incitan a quedarte durante horas discutiendo sobre los artistas en los discos de vinil; cada elemento de Departamento está pensado para despertar tu calor hogareño e íntimo. Ya que te sientes como en casa decides si bailas o platicas. La propuesta musical embona con el concepto y con la colonia; suena en su mayoría beats relajados de música electrónica con dj en vivo, hasta un poco de rock en inglés y en español. Es el lugar ideal para beber una cerveza y quitarte la sed, unos whiskys cuando quieres enfriar los pensamientos y relajarte, o unos mezcales para brindar por la noche y por tus anfitriones que pusieron la casa; sólo recuerda avisarles antes de llegar, contáctalos por Facebook y haz reservación.

  • Antros
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Patrick Miller
Patrick Miller

Por más de dos décadas, su piso ha atestiguado los mejores pasos de la urbe dentro de sus círculos de dance-offs. Ahí, todo tipo de personajes de la ciudad –bailarines, hipsters, fresas, rucos y taxistas– se unen por el amor al desgaste de suelas. Lo mejor es ir en las noches de los ochenta, noventa y dos miles, que son mucho más amigables que las intensas de high energy, que podrían parecen muy sanas para los inocentes: todo mundo tiene una botella de agua en la mano. (Para saber qué toca hay que checar el calendario en la página). Vale la pena asomarse un rato al círculo de competencia de baile y ver los asombrosos pasos de quienes van cada viernes. Ellos, los héroes del lugar, se toman el baile en serio y van de pants, aunque nunca faltan las que no supieron y fueron de vestido y tacones. Lo más recomendable es ir cómodo. Todo esto da un feeling de esas películas taquilleras adolescentes de concursos de baile. Tras la adictiva primera visita podrás llegar a pensar que los viernes fueron exclusivamente creados para celebrar en esta bodega de paredes pintadas de colores neones, que bien podría haber sido un lugar de laser tag. Una bola disco y vigorosas luces estrambóticas son más elementos del encanto propio del lugar. Entre tanto baile, y a falta de aire acondicionado, el sudor fluye sin pudor alguno. Para saciar la sed en este magno-sauna hay dos opciones: agua y cerveza. Comprarlas implica hacer una fila (kilométrica, a veces), conseguir una ficha y cambiarla en la barra

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  • Cantinas
  • Cuauhtémoc
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Es un museo taurino pero no tiene nada que ver con la matanza de toros. “Faena” del latín “facienda” que significa “cosas que hay que hacer” nos deja en claro que una cosa que hay que hacer es visitar esta cantina-museo taurino que junto con El Bar Mancera -a sólo una puerta de distancia- son consideradas dos de las cantinas más antiguas y tradicionales del Centro Histórico de la Ciudad de México. Eso sí, mientras el Bar Mancera conserva el espíritu de hombre elegante de los años veinte con monóculo y whisky en mano, La Faena, sin afán ni pretensión de modernizarse, da paso al descascaramiento de los pósters taurinos, las vitrinas de trajes de luces que decoran el lugar y; permite que convivan tranquilamente teléfonos de madera empolvada de inicios del siglo XX con sillas y mesas de plástico, la caja registradora que triplica la edad de los asistentes más jóvenes, óleos de temas taurinos y un altar a la virgen de Guadalupe que está enmarcada por una serie de foquitos que se pudo haber escapado de algún árbol navideño para alumbrar la vitrina guadalupana.  Ambos lugares comparten ubicación en lo que fue el Palacio del Marqués de Selva Nevada y que a finales del siglo XIX se adaptó todo el interior para dejar en el pasado a los marqueses y transformarse en el Hotel Mancera. La Faena se fundó en 1954 y fue el lugar de reunión de los integrantes de la asociación mexicana de novilleros, razón por la que ahora ostenta el título de cantina-museo taurino. La carta de comida y bebidas

  • Cantinas
  • Cuauhtémoc
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Babalú
El Babalú

Nos llegaron buenas noticias de Salón Ríos ahora que se mantienen como uno de los bares más concurridos de la Cuauhtémoc. Además de la comida de cantina de Bernardo Bukantz y Luis Serdio, ahora podrás darle un empujón a la diversión con actividades que te ayudarán a perder la culpa por las calorías ingeridas durante la noche.   Al fondo de la cantina se oculta la entrada a El Babalú, el nuevo salón y extensión del Ríos. Al subir las escaleras está un espacio privado en el segundo piso, con piso de madera y ventanas que dan hacia Río Lerma. Además de las bebidas de Salón Ríos, ahora hay creaciones del mixólogo Christian Haruky. Todos los jueves a partir de las 9pm llega el momento de tomar clases de salsa, aprenderás o presumirás esos pasos guapachosos. Sólo los hombres pagan 100 pesos con bebida de cortesía incluida y cuando dan las 11pm, comienza la música en vivo para que todos bailen. Los viernes son noches de bachata y kizomba, un estilo musical africano de Angola. Comiendo, bebiendo y bailando, se pasan las penas volando.

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  • Coctelerías
  • Cuauhtémoc
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Tokyo Music Bar
Tokyo Music Bar

High-Fi Analog Cocktail Bar, o lo que es lo mismo: un bar de coctelería con viniles. Tokyo Music Bar es un elemento sumado a la carta de Edo Kobayashi, ubicado cara a cara con Emília, el restaurante del chef Lucho Martínez; un manifiesto en cocteles de autor a base de ingredientes naturales y destilados variados. Predomina el minimalismo entre la muy ordenada barra y la simetría del mobiliario: sillas y sillones rosa claro, redondas y rectangulares, entre mesas negras y detalles cobrizos. La tenue iluminación que le rodea otorga un curioso tono retro, sumado con que a primera vista están los tocadiscos. Digamos, entras con la sensación de una canción de Mac DeMarco, y de repente saltas hacia las vibraciones de “Verdis Quo” de Daft Punk. Está cool. Edo y DJ Matsu recopilaron los viniles— hay discos japoneses y americanos—, piezas que ellos compraron o les regalaron. Esta travesía musical se coordina con el show en barra: los bartenders arman el playlist durante las primeras horas de la noche, más adelante llega el dj de casa. Te dan el corto y conciso menú, donde todos los tragos clásicos y de autor se sirven en cristalería japonesa tallada a mano, y cuestan $250.  Unsaid, como la canción de The Fray, es un juego astringente y sutilmente burbujeante: lleva whisky, fresa quemada (la traen de su propio huerto, pasa por un soplete y otorga toques ácidos) y té de oolong gasificado. Un asegurado consentido de la casa que da gusto a todos los paladares, versátil y de encantador tono

  • Bares de hotel
  • Cuauhtémoc
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Downtown México Rooftop Bar
Downtown México Rooftop Bar

Una visita es suficiente para que “la terraza del Dowtown” entre a tu lista de lugares favoritos. Quizás sea la arquitectura moderna casada con los colores y mobiliario retro –una de las especialidades de Grupo Habita, o tal vez el contraste que genera ante la imponente vista a la fachada del Casino Español y a la Torre Latinoamericana. Lo que es seguro es que aquí saben aprovechar los espacios para convertir un desayuno en un evento solemne, un estreno cinematográfico en una barra libre interminable, o una noche cálida en un fiesta maniática. Hay espacios con sillones y mesas para descansar o tener un espacio privado con tus acompañantes y comer o beber, dependiendo del evento huésped. Cuando se organizan las pool parties está la alberca y el jacuzzi, los trajes de baño y las pieles al sol tomando color y moviéndose al ritmo que marca la cabina del dj, el punto focal de toda la terraza. Los meseros van de aquí a allá con bebidas tropicales, como un mojito recién preparado; con vasos highball de vodka con cranberry; o botellas de cerveza heladas y sudando. Casi siempre –según el anfitrión– sabemos que si la fiesta es en el rooftop del hotel Downtown México, vale la pena cancelar otros planes; averigua si hay cover o si necesitas pertenecer a una lista especial para tener acceso. O bien, si es tu cumpleaños o quieres festejar algo especial, podrías cotizar una barra libre, unas botanas y hacer de una albercada una leyenda.

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  • Antro
  • Roma
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
San Luis Club
San Luis Club

Con un gran letrero luminoso presumen de ser “su lugar romántico de México”. Esta es la entrada a un salón de baile con 73 años de tradición. Su aire retro de inmediato transporta a una época de machos y ficheras. Una mujer ataviada con un vestido negro aterciopelado recibe a quienes ingresan a este submundo ficheril. La decoración es igual a la de cualquier cabaret estancado en los años cincuenta: luz tenue, tonos rojizos, espejos en las paredes y chicas de falda corta sentadas en las piernas de los comensales u ofreciendo un baile por 30 pesos. Además de grupos de señores que pagan por la compañía de alguna chica, también van congregaciones de hipsters y expertos en salsa que acuden para bailar con música de orquesta en vivo. Por aquello de la ficha, no hay que extrañarse de que pidan consumo mínimo (puede ser de hasta 400 pesos), o que un refresco chico o una cerveza cuesten 55 pesos. Todo esto son pequeñeces por la experiencia de ser parte de un lugar donde el tiempo parece haberse detenido.

  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Bien dice la canción popular “La Bruja”: qué bonito es volar a las dos de la mañana. ¿Y saben qué también lo es? Salir del bar a esa hora. Pero mientras esperamos que la dinámica madrugadora en los bares de la ciudad se retome, nos quedamos hasta las 10pm volando dentro de Brujas. Esta nueva apertura yace en la planta baja de “la casa de las brujas”, el edificio en la Roma con techo en forma de pico y donde, cuenta la leyenda, habitaba una chamana de nombre Pachita. El hechizo inicia con un interior de hipnotizantes tonos cobrizos y mucho uso de madera, mientras el resto de los elementos juegan con el misticismo de este concepto mágico: tienen libros de pasta dura sobre las repisas a la altura del techo, taxidermia, artefactos antiguos y botellas de diversas etiquetas que me gusta pensarlas como elixires nocturnos. Brujas puede visitarse bajo cualquier modalidad: en solitario, con pareja o con el aquelarre (por el momento evitando grupos mayores a cuatro personas/brujas/brujos), aunque desde la barra tienes mejor vista de las manos maestras: cuatro barmaids que alternaron el caldero por maceradores y shakers. Liderado por Gabriela Lozada (Hanky Panky, Pujol) y remarcado con Karen Paz, Ingrid Aparicio y Carmen Uribe, este grupo trabaja coctelería contemporánea y de autor bajo la inspiración de los años 30 y 40, cuya fusión de ingredientes tiene un sentido juguetón en el paladar dependiendo del trago que elijas. El yellow witch nos llevó a una isla tropical gracias al limón ama

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