1. Leonor (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal
  2. Sens (Foto: Roberto Beltrán)
    Foto: Roberto Beltrán
  3. Patrick Miller (Foto: Khrystell Zavaleta)
    Foto: Khrystell Zavaleta
  4. El Imperial (Foto: Alejandra Carbajal)
    Foto: Alejandra Carbajal

Los mejores antros del DF

Música, tragos y ambiente. Estos lugares tienen todo para vivir una noche inolvidable en la Ciudad de México

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Leonor
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • Condesa
  • precio 3 de 4

Después de una remodelación, el Leonor está de vuelta y con todo. Cada fin de semana, este pequeño lugar, alberga noches épicas de baile, excesos y diversión. La música cambia con el dj en turno, pero los set lists más exitosos son los que van desde los clásicos de Michael Jackson y Madonna hasta los beats más hot del momento. El único problema es que por ahí de las tres de la mañana, ir de la pista de baile a la barra (una distancia de aproximadamente cuatro metros) significa ser pisado y empujado por las decenas de personas presentes. Si finalmente llegas a la barra, deberás esperar otro rato para que te atiendan y te cobren. Sin embargo, a pesar de estos contratiempos, que más bien hablan del éxito del lugar, Leonor se ha posicionado como uno de los mejores centros nocturnos de la zona, donde te encontrarás sudando en la pista de baile hasta el amanecer.

Mono
  • 3 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • Juárez 
  • precio 3 de 4

La vida nocturna está condenada a lo fugaz. Puertas que abren pronto cierran. Sólo unos cuantos lugares superan lo efímero y, por alguna misteriosa causa, pasan años estando de moda, como el Leonor, el Félix o el M.N. Roy. Apenas en noviembre, cuando se inauguró Mono, la fiel clientela de dichos lugares ha adorado este antro, creado por gente de Sicario y grupo Archipiélago. ¿Qué tiene Mono y cómo es una noche bajo su techo? Llegas a eso de las 12pm. Quizás haya fila para entrar. No importará si te formas o no, el punto es estar en la lista o citar el nombre correcto para ser bienvenido al club de la escena alternativa citadina. Las puertas de la casona centenaria en la Juárez se abrirán para revelar unas escaleras y motivos afrancesados. Una vez arriba, podrás ir a la izquierda, al área de fumar y platicar. El cuarto es angosto y una gran barra se despliega a lo largo. La música escala sutilmente hasta que es irresistible mover los pies. Tan irresistible que ni te das cuenta de que ya los estabas moviendo hasta que te dan ganas de dejar tu vaso para bailar como se debe. Los feligreses del lugar en general son gente naturalmente interesante, aunque hay varias personas que guardan la pose e intentan tanto ser cool que distan años luz de ello. Si decides ir al lado derecho, descubrirás un antro en forma. Paredes negras, un techo altísimo que cae inclinado hacia el otro lado, una barra extendida hasta el fondo, en donde hay algunas mesas. Los beats no tendrán misericordia. Aún

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M.N. Roy
  • 5 de 5 estrellas
  • Antros
  • Roma
  • precio 2 de 4

Si no estás en la lista de invitados, si no eres amigo de Zemmoa –la cadenera travesti– o si no cuentas con tarjeta o anillo de membresía, pasarás un momento incómodo afuera de una puerta cerrada mientras una pequeña cámara te observa. Entrar a uno de los mejores antros de la ciudad no es fácil, pero si lo logras querrás regresar cada fin de semana. M.N. Roy, “Em. En. Roy”, “Monroy”, “Roy” o como quiera que le llames, lleva el nombre de la persona que habitó la casa que hoy ocupa este ecléctico espacio arquitectónico: Manabendra Nath Roy, revolucionario, activista y teórico indio que a principios del siglo pasado fundó el Partido Comunista Mexicano. Un siglo después, en lo que alguna vez fue una guarida socialista, hoy podrás encontrarte a León Larregui de Zoé (socio del lugar) dando vueltas por ahí o a Adanowsky y otras figuras de la escena artística poniendo discos. Al cruzar la puerta negra de la entrada, la creación de los arquitectos Emmanuel Picault y Ludwig Godefroy contrasta con la descuidada fachada exterior. Un pasillo claroscuro, con paredes de piedra volcánica grabadas con arte puuc te llevarán al cuarto principal. De lado derecho, el DJ booth se alza debajo de paredes de madera de doble altura que asemejan una pirámide, mientras que del lado izquierdo, la barra principal se extiende debajo de altos techos y paredes con recubierta de cobre. Para tomarte un descanso, sube al segundo piso, donde una fila de columpios se prestan para platicar con trago en mano y f

Sens
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • Zona Metropolitana
  • precio 4 de 4

Durante algunos años, el Sens se ha mantenido como uno de los antros más glam y exclusivos de la Ciudad de México. Superar la cadena es complicado pero vale la pena. De la mano de un despacho de arquitectos, la decoración es contemporánea retomando el look barroco con tapicería, cortinas grandes y su emblemático techo de cristal que se torna en un juego de luces de acuerdo a la música. Aproximadamente cada tres meses se renueva la decoración para ofrecer una nueva experiencia sin alterar la esencia del lugar: la elegancia y originalidad. La bebida más solicitada, como buen antro fresa, es la champaña, aunque también verás muchos vasos en mano con tequila, ron, vodka o mezcal. Si la aventura llega a tu mesa, la bebida de la casa son las chispas de canela, un caballito de tequila flameado con canela. Fuerte y pegador. El DJ pone a bailar a los mil asistentes para los que tiene capacidad el lugar, con una predecible mezcla de hits noventeros, música electrónica y pop comercial, aunque, dependiendo del evento, también se presentan DJ internacionales. Olvídate de la pista al centro, acá todo el lugar es zona de baile. Jueves y sábado verás desfilar a la crema y nata de la sociedad: futbolistas, actores, productores y socialité mexicana. Hasta Sean Penn se ha paseado por aquí en una de sus visitas a México. El buen servicio –con dos meseros atendiendo cada mesa–, la decoración chic y su buen ambiente harán que tu tarjeta se deslice sin titubeos a la hora de pagar.

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Kane
  • 3 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • San Ángel
  • precio 3 de 4

Sobre Citizen Kane me preocupaban dos cosas: su ubicación y su nombre. Lo primero, porque Avenida de la Paz —refugio clásico de los noctámbulos sureños— suele tener una vida nocturna activa, pero irregular en calidad. La posibilidad de que este bar/antro fuera malo, era un volado temible. Mi segunda preocupación reforzaba la primera. Citizen Kane es una de las joyas más brillantes de la historia del cine y si el lugar, tan atrevido para ostentar ese nombre, no resultaba bueno, ardería Troya en mi interior. Por suerte, no fue así. Citizen y Kane (el primero un bar y el segundo un antro dentro de ese bar), resultaron una sorpresa positiva, sobre todo para los fresas sureños de más de 25 años. Citizen, con una decoración súpergringa de los años veinte, tiene ese toque decandente-glam de la época de la Prohibición que nos tiene encantados a todos últimamente. Sus paredes de ladrillo con simulaciones de anuncios viejos pintados en ellas y su luz baja, recuerdan el imaginario de la noche de Chicago y Nueva York. Es perfecto para la cena y el precopeo. La especialidad de la casa es, naturalmente, americana. El skirt steak, jugoso y suave, es excelente, pero en general basta con unas alitas para acompañar cocteles frescos como el jebediah (pepino, albahaca, extracto de uva y mezcal) y el jimmy gin (gin tonic con miel de agave y romero). La música electro permite la charla, pero va empujando a todos al baile y es ahí cuando la dualidad del sitio entra al juego. Si los ánimos fieste

Patrick Miller
  • 4 de 5 estrellas
  • Antros
  • Roma
  • precio 1 de 4

Por más de dos décadas, su piso ha atestiguado los mejores pasos de la urbe dentro de sus círculos de dance-offs. Ahí, todo tipo de personajes de la ciudad –bailarines, hipsters, fresas, rucos y taxistas– se unen por el amor al desgaste de suelas. Lo mejor es ir en las noches de los ochenta, noventa y dos miles, que son mucho más amigables que las intensas de high energy, que podrían parecen muy sanas para los inocentes: todo mundo tiene una botella de agua en la mano. (Para saber qué toca hay que checar el calendario en la página). Vale la pena asomarse un rato al círculo de competencia de baile y ver los asombrosos pasos de quienes van cada viernes. Ellos, los héroes del lugar, se toman el baile en serio y van de pants, aunque nunca faltan las que no supieron y fueron de vestido y tacones. Lo más recomendable es ir cómodo. Todo esto da un feeling de esas películas taquilleras adolescentes de concursos de baile. Tras la adictiva primera visita podrás llegar a pensar que los viernes fueron exclusivamente creados para celebrar en esta bodega de paredes pintadas de colores neones, que bien podría haber sido un lugar de laser tag. Una bola disco y vigorosas luces estrambóticas son más elementos del encanto propio del lugar. Entre tanto baile, y a falta de aire acondicionado, el sudor fluye sin pudor alguno. Para saciar la sed en este magno-sauna hay dos opciones: agua y cerveza. Comprarlas implica hacer una fila (kilométrica, a veces), conseguir una ficha y cambiarla en la ba

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Joy Room
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • Granada
  • precio 4 de 4

El antro de Antara para los mayores de 25. Ahí encontrarás todo el glamour y sofisticación de la vida nocturna de Polanco. Prepara tus tacones y vestido o tu mejor camisa para bailar beats de música house dentro de este lugar con decoración ecléctica y motivos tribales.

El Imperial
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Antro
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4

Alguna vez el Bulldog Café fue el amo y señor del ámbito nocturno roquero. Hoy, esa dictadura se ha perdido, cediéndole el trono a El Imperial. El lugar es famoso por sus noches de excesos y diversión protagonizadas por rock, actos de bandas emergentes y electrónica mezclada por djs nacionales e internacionales. La concurrencia de este consentido de la Roma va desde universitarios hasta treintones (y uno que otro más veterano), de personalidades variadas dependiendo de la banda que se presente. No importa cómo te vistas, la cadena consiste en mostrar tu identificación y pagar el cover. Adentro, hipsters, fresas y metaleros conviven en son de paz. Hay algunas mesas, pero lo típico es estar de pie y recorrer el lugar de arriba a abajo (literalmente, porque no te puedes ir sin subir a checar qué música hay en el piso de arriba, mejor conocido como El Room). Aquí se toma sin pretensiones: chelas, Jack y Coca y cubas son lo más pedido. Seguro te toparás a algún personaje de la escena indie mexicana tomándose unos tragos o a algún locutor de radio poniendo discos mientras alguna valiente se sube a bailar al tubo de El Room. Que viva el desenfreno.

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