Hostería de Santo Domingo
Marianela TruebaHostería de Santo Domingo

Más sabe el DF por viejo

Establecimientos que llevan más de 100 años en nuestra querida ciudad

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Hostería de Santo Domingo
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Cuauhtémoc
  • precio 3 de 4

Aquí he probado el mejor caldo de res de toda mi vida. Que algo tan doméstico como un consomé de res servido en un restaurante logre múltiples dimensiones en el paladar, y te revele lo que siempre pensaste que debía de ser ese potaje, pero nunca lo había alcanzado, habla en verdad mal de tus abuelitas, con perdón. Lo bueno es que tus abuelitas seguramente comieron aquí, cuando eran unas niñas y acompañaban a sus abuelos. Y también es muy posible que ya desde entonces trabajaran aquí los mismos meseros que ahora te atienden. Este establecimiento ofrece comida mexicana desde 1860. Para darnos una idea: en ese año era presidente Benito Juárez. Se trata del restaurante más antiguo de la ciudad de México, la muy tradicional y añeja Hostería de Santo Domingo, con su piano que tocó Agustín Lara (y que sigue tocando las de Agustín Lara), con sus murales de la vida antigua de la ciudad de México, su talavera, su papel picado colgando del techo, su vitral, sus autógrafos de celebridades de hace décadas, y sus chiles en nogada monumentales en tamaño y sabor, de los que recomendamos pedir únicamente media porción, porque la porción completa es inacabable. Chiles que, a diferencia de muchos otros lugares que sólo los sirven en septiembre, se pueden pedir en cualquier época del año, y han trascendido su fama hasta autodenominar a este viejo edificio colonial, ex convento de Santo Domingo, la Catedral del Chile en Nogada. La espera afuera por una mesa por más de una hora es también parte de

Hotel Gillow
  • 4 de 5 estrellas
  • Hoteles
  • Hoteles boutique
  • Cuauhtémoc

En la esquina de Isabel la Católica con 5 de Mayo, este edificio art decó impresiona por su sobriedad y por el reloj bonito, pero para la mayoría de los capitalinos pasa desapercibido, será porque está a un lado de una iglesia protagónica: La Profesa, originalmente de jesuitas y ahora del Oratorio de San Felipe Neri. Todavía en la primera mitad del siglo XIX ambas construcciones formaban parte de un mismo solar religioso, pero por las leyes de Reforma se fraccionó, lo cual fue aprovechado por el inglés Tomás Gillow, quien inauguró el hotel en 1876. Esto lo convierte en uno de los más antiguos del mundo. Su restaurante, La Capilla, no es costoso y sí cumplidor. Las habitaciones que dan a 5 de Mayo son las más privilegiadas, siempre y cuando se cuente con el superpoder de ignorar a los organilleros.

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La Jalisciense
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Cantinas
  • Tlalpan Centro
  • precio 2 de 4

Foursquare no miente: la mayoría de las opiniones de los usuarios describen el ambiente de este lugar como bueno. Estoy de acuerdo, sobre todo si se va un sábado en la tarde. La Jalisciense abrió en 1875, por lo tanto es una de las cantinas más antiguas de la ciudad, a pesar de que no se encuentra en el Centro, como se esperaría de un lugar así. Vale la pena pedir la carne tártara, dejar que corran las cervezas y enfrascarse en conversaciones sencillas, importantes, como esas que quieren evitar los lugares que ponen la música altísima. También habría que mirar las fotos, tomarles fotos, pero no para Instagram, sino para la propia memoria, en la cual se podrán alojar varios clientes como Renato Leduc, “el último bohemio”, como lo llamó Carlos Monsiváis, o hasta la esposa de nuestro presidente de la República. Las tortas merecen una o varias oportunidades.

Mercería del Refugio
  • 4 de 5 estrellas
  • Shopping
  • Regalos y souvenirs
  • Cuauhtémoc

Cerca de la Suprema Corte de Justicia está la tienda más longeva de la capital mexicana, abierta ¡en 1826! Es decir, tiene casi la misma edad que el país. Al principio se llamó Gran Sedería del Refugio y fue fundada por dos franceses: Billonneau y Cassou. Hoy tiene ocho sucursales en la ciudad. ¿Cómo explicar este éxito? Seguramente tiene que ver con su capacidad de actualizarse con las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, en 1950 fue de las primeras tiendas que cambió el sistema de mostrador por el de autoservicio. Se dice que la mitad de sus ventas se llevan a cabo antes de Navidad.

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La Vasconia
  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Cuauhtémoc

Desde hace tiempo me gusta comprar orejas aquí, y también algunos pastelitos, pero apenas hace poco me enteré de que se trata de la panadería más antigua de la Ciudad de México, instalada en la esquina de Tacuba y Palma ni más ni menos que en 1870, cuando una migración importante de vascos hizo posible la “mexicanización” de las piezas de pan dulce de Euskadi, particularmente del valle de Baztán. Además del rico pan dulce tienen platillos salados como empanadas de bacalao, comidas corridas y hasta enchiladas de mole, ¿por qué no?

La Principal
  • Shopping
  • Sastrerías
  • Cuauhtémoc

Quién diría que la empresa de mayor antigüedad en el ramo de la sastrería y equipo militar se encuentra en pleno Barrio Chino, uno de los más pequeños del mundo. Ahí están un par de restaurantes decentes, la cantina El Tío Pepe (Independencia esq. Dolores), del siglo XIX, y esta tienda de 1907, fundada por don Marciano Rodríguez Mederos originalmente en Filomeno Mata, pero hace más o menos un lustro se mudaron para acá, donde siguen manufacturando banderas mexicanas y de otros países y uniformes militares bien hechecitos. Carranza, Villa y Obregón formaron parte de la lista de clientes, que es una tienda bonita, limpia y bien atendida, como casi ya no quedan en el Centro.

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Camisería Bolívar
  • 4 de 5 estrellas
  • Shopping
  • Cuauhtémoc

Desde: 1898 La camisería más longeva del Centro y de la ciudad empezó a funcionar en 1898 en el Pasaje Iturbide, cerquita de Madero y a un lado de la zapatería El Borceguí. Desde entonces se distingue por su atención personalizada, la cual lejos de decaer con el paso del tiempo, mejora día con día. Su vitrina con calcetines, pijamas, bastones, paraguas, chamarras y demás supone sólo una pequeña parte de la experiencia; para entender este negocio por entero hay que hablar con su propietario, dejarse convencer, preguntarle por los expresidentes que han comprado aquí sus guayaberas. Tienen desde casmisas caras hasta costeables, aunque el dinero deja de ser importante cuando uno se entera del su lema: “Porque la tradición no tiene precio”, ni prisa. Vale la pena quedarse un buen rato hasta escoger las prendas más convenientes.

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