El arquitecto británico David Chipperfield, quien formó parte del equipo para el Tate Modern y el Museo fluvial y del remo de Henley-on-Thames, diseñó este edificio, el primero que realiza en Latinoamérica. Su proyecto buscó integrar al entorno con el edificio, con espacios abiertos y un techo escalonado que aprovecha la luz natural. El museo está construido sobre un terreno de 2,500 metros cuadrados y se distribuye en cinco plantas que suman un poco más de 6,700 metros cuadrados.