Estoy segura que debe haber más en la vida que la dualidad trabajo-ocio. No lo sé, tal vez la vida no es tan lineal y banal como la venden. Mientras sigo en mi búsqueda, el Museo Nacional de San Carlos presenta Tiempo de labor, juego y ocio, una revisión histórica de la colección del recinto, que muestra obras propias de los siglos XVII a XX, las cuales critican, muestran e idealizan al binomio trabajo-tiempo libre.
Son 90 piezas de artistas como Jan Brueghel de Velours, Joaquin Sorolla y Jéan Beraud expuestas en las salas temporales del museo del centro de la ciudad. Las piezas son mayoritariamente de autores europeos, pero ocasionalmente interactúan con artistas mexicanos, resaltando los contrastes de lo cotidiano entre trabajo y diversión de ambos extremos del Atlántico.
A través de escenas campestres, de fiestas, celebraciones militares y religiosas, o lecciones y aprendizajes, se muestran la imágenes típicas de la vida europea que romantizan nuestro propio deseo de sentirnos partes de la obra: participar en un pícnic, en una cacería o en una fiesta. ¿O acaso nadie se ha imaginado como protagonista de una obra del siglo XIX?
Al crear un diálogo entre las piezas de su colección, El Museo Nacional de San Carlos inspira a pensar y reflexionar sobre las estructuras que determinan la convivencia social a través de los momentos cotidianos, y cómo estos han transformado los roles sociales, al tiempo que mantenemos costumbres y tradiciones centenares.
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