Handshake Speakeasy, el bar secreto de Masaryk
Foto: Alejandra CarbajalHandshake

6 bares de la CDMX en los 50 Best Bars de Norteamérica

Once bares mexicanos lograron un lugar entre los 50 mejores de Norteamérica, ¿lo mejor? ¡seis están en la Ciudad de México!

Editado por
Time Out México editores
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Sabemos que, contra viento y pandemia, hay bares en todo el país que resisten por la pasión a lo que hacen y hasta se ponen al tú por tú con los gigantes del mundo. En la edición 2022 de los North America 's 50 Best Bars, México estuvo más presente que nunca; de los once bares nacionales que destacaron en el listado, seis los tenemos en la Ciudad de México. Estos santuarios de la coctelería reúnen cualidades tanto en el concepto como en el ambiente y, claro, en la creatividad y maestría de sus mixólogos al usar ingredientes locales.

Este año fuimos la segunda ciudad con más bares premiados, sólo debajo de Nueva York, lo que ya coloca a los y las bartenders mexicanos como referentes internacionales. De hecho, dos nuestros bares consentidos, Handshake y Licorería Limantour, quedaron en el segundo y tercer puesto del ranking, respectivamente.

Aquí te traemos la lista de los seis orgullosos ganadores. Si ya los conoces, nunca está de más pasar por un trago y felicitarlos. 

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  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Zona Rosa

Como máquina del tiempo que te transporta a los años 20 de Chicago, en una plaza sobre Masaryk hay un espacio que pone en contexto la esencia máter de los bares secretos. Handshake Speakeasy llegó con propuestas de coctelería tradicional y de autor envueltas en un entorno clásico y elegante.

Para ingresar a esta recién adquisición de la vida nocturna de Polanco debes hacer reservación vía mensaje directo en Instagram, ellos te mandan el código para dar en la entrada. Una vitrina con cigarros genera buena primera impresión, misma que atraviesas para después toparte con un grueso y opaco telón.

El estilo es un manifiesto a la época de la prohibición, donde lámparas y candelabros emanan una tenue luz reflejada entre espejos desgastados. Sillones negros y aterciopelados para el área lounge y una barra que abarca todo un costado del lugar, la tirada Gatsby en su máxima potencia se asoma conforme te adentras.

Como socio de Handshake y mente de algunos tragos está César “Burrín” Ponce, fundador de Bartender Awards México y nombrado entre Los Mejores 6 Bartenders de México 2015. Puedes dejarte guiar por tus sentidos o acudir a las recomendaciones, donde gracias a la segunda opción tomé mezcal en una coqueta taza de porcelana: el panelon es un impacto ahumado al inicio, combinado con tequila y angostura, que culmina en la dulzura del piloncillo.

El kon tiki llega fiel para conectar los tragos de tono azucarado: ron que equilibra la miel de agave y el maracuyá, con un remate idealmente agridulce gracias a las frambuesas. Un exitoso opuesto a las opciones dulces es el old fashioned, lleva dos clases de angostura, aromática y cítrica, mezclado con un sedoso y añejado bulleit bourbon.

Buen lugar para satisfacer caprichos nostálgicos, aquellos que nos hacen pensar que en realidad pertenecemos a otra época. Pero más allá de la añoranza, en Handshake hay veneración a los recintos clave que pulieron la esencia del buen trago.

Licorería Limantour
  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4

La renovada fascinación por la coctelería en México surgió con un nombre: Limantour. Fue uno de los primeros bares en nuestra ciudad que decidió salirse de la vía y ofrecer una experiencia que se aleja de una simple barra con cocteles que no van más allá de los martinis.

Aquí, la ciencia de las bebidas llega a niveles insospechados, con combinaciones etílicas que resultan sorpresivas al paladar; sus tragos incorporan ingredientes dulces, amargos, hierbas y bitters, mezcales y gin, en un juego constante que homenajea tanto a aquellos bartenders de los años veinte, como busca innovar en sus mezclas.

Es común encontrar a reconocidos bartenders invitados detrás de la barra, y por temporadas es posible toparse con concursos que giran en torno a temáticas específicas (gin tonics o cocteles con té, por mencionar algunos).

El menú de Limantour hace una referencia a un viaje por el mundo, a través de 20 cocteles. Con un trago, podemos sentirnos en una cantina antigua en el centro de Buenos Aires, en un sencillo pub escocés o en un bar underground de Brooklyn.

Me decidí por un road trip a Oaxaca con el jamaica mezcal, que lleva bitters de chocolate. El trago se sirve en una de esas jícaras que encontrarías en cualquier mezcalería cercana a Monte Albán. El primer sorbo quema delicioso; el calorcito se apodera de tu garganta para bajar directo a tu corazón. Unos segundos después, viene el retrogusto de chocolate, sorpresivo, casi imperceptible pero cautivador.

Después, viajé a Argentina con el florero Atlántico (que hace referencia a uno de los bares más famosos de la capital de este país latinoamericano). Tal y como lo dice su nombre, se sirve en un florero de cerámica y va coronado con flores de bugambilia. Cuando llega a nosotros, la primera impresión nos hace pensar: ¿cómo voy a beber eso? Vale la pena, pues es un trago que va de lo dulce a lo amargo sin dejarte descansar. Está elaborado con Gin Príncipe de los Apóstoles y Martini Rosato infundido con bugambilia.

Tampoco te pierdas el baffi julep, con mezcal, licor de alcachofa, hierbabuena y jugo de toronja.

También probé el anti jet lag, para dejar descansar a mis papilas gustativas en un break ligero y azucarado. Con ron, puré de kiwi, jugo de limón, Pernod y Cachaça Pitu, dan ganas de sentir la brisa del mar como en Río de Janeiro.

Si lo tuyo es más clásico, opta por los consentidos de su carta: un Berry Collins, con vodka Ketel One, Marnier de cereza, jugo de limón amarillo, jarabe natural, zarzamora, frambuesa, mora azul y fresa; o mi favorito personal, el Tony Ten, con ginebra Tanqueray, Cointreau, cristales de aperol y agua tónica.

Aunque en Limantour los tragos merecen el mismo nivel de atención que un platillo preparado por un chef en un restaurante cinco estrellas, las botanas son muy recomendables, en particular las paletas de queso brie.

Un tip: ve entre semana por la tarde; al ser un hotspot muy popular las noches de fin de semana, suele ser en extremo concurrido.

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Baltra
  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Condesa
  • precio 3 de 4

De los creadores de Licorería Limantour, llega a las calles un nuevo bar coctelero: Baltra. Contrario a sus antecesores, el lugar es pequeño, de menú corto y, digamos, “informal” ya que, por su concepto, no tienen meseros ni hostess. Lo anterior no quiere decir que no sean superformales con la atención o el servicio, sino que se quitaron de poses para que las personas detrás y delante de la barra convivieran de manera más cercana, lo cual sin duda se logra.

Además de los cocteles de la carta, tienen algunos menús de temporada que suelen cambiar con frecuencia y que aparecen anotados en un pequeño pizarrón a la izquierda de la barra. Si tienes suerte, el día que vayas vas a encontrarte con su versión del clásico sazerac, que aquí se sirve con mezcal.

Si no, para estos días en los que el sol ya comienza a calentar demasiado nuestros asfaltos, hay un trago esplendorosamente fresco: el lavandula, que lleva bourbon, Cynar, lavanda y un toque de cítricos. Es el ying-yang de los tragos. Fuerte gracias al bourbon, pero delicado por la lavanda. Herbal por el cynar —licor de 13 hierbas— y frutal por los cítricos. Oh, sí. El día y la noche. Lo masculino y lo femenino. Lo podría pedir tres veces seguidas, pero la cosa es que hay que ir probando recetas nuevas.

Las botanas tienen la magia de lo sencillo: variedad de aceitunas acompañadas con salsa de la casa —presiento que contiene salsa Maggi, lo cual es pecado, pero la verdad es que el resultado es bueno— y huevitos de codorniz (sumergidos en la misma salsa), que antes sólo había encontrado en provincia y que celebro ver ahora en la ciudad. Hay lonches para quienes quieren algo más llenador —el de pato con salsa de tamarindo se antoja— y opciones vegetarianas hechas con tofu.

De la música, no hay queja. Si tuviéramos que encasillarla en una playlist de Spotify, quizás sería en la de “hipster feliz” y, considerando a la clientela, la verdad es que la selección es bastante atinada.

Aún no se populariza tanto, así que llegando alrededor de las 7 u 8 siempre hay lugar. Por alguna razón que no puedo explicar —quizás la luz baja, los silloncitos cómodos, el paso apretado por el pasillo que lleva al baño—, presiento que es un lugar bastante apto para el buen ligue, así que recomiendo un poco de producción en los atuendos (nunca se sabe). Otro punto a favor para este barecito es que se une a la ola de los lugares que abren hasta los domingos, día que —extraña, pero muy afortunadamente— se está convirtiendo poco a poco en un día fuerte para la vida nocturna de esta honorable ciudad.

  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Del Valle
  • precio 3 de 4

En cada rincón hay joyas escondidas, y en la calle de Enrique Pestalozzi, ocupando la planta alta del restaurante japonés Deigo, está Kaito del Valle.

Es un cocktail bar o iazakaya, refiriéndose a una taberna en japonés  donde te recibe un maneki-neko de luces neón, dándole sentido a la frase insignia del bar: if you see this cat, come inside.

Entras a un espacio pequeño y cómodo con decoración nipona, íntimo pero con muy buen ambiente y música que te anima a comenzar la noche. La barra es el punto fundamental: equipada únicamente por bartenders mujeres.

Ya sea que te atienda Jacomine Flores, Jocelyn Espíndola o Claudia Cabrera, pregunta por los tragos de autor, como un pik-a-chu: sake, mezcal, jerez, wasabi y jugo de piña. La presentación es única como el juego de sabores en la boca.

El maneki, hecho con matcha, calpis, jugo de limón, clara de huevo, soda y tapioca es muy fresco, sin ser demasiado dulce, y con un plus en cuanto a texturas. 

Cuando termines la parte de bebidas, acércate a la máquina expendedora (que no tiene productos en su interior), te lleva a una sala de karaoke que se renta por hora o sin costo, dependiendo de tu consumo total. A lo mejor terminas cantando puro j-pop. Alejandra Sánchez @foodandboozemx

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  • Bares y cantinas
  • Roma

Hace más de cien años, en la Roma, existía un café que se anunciaba como Café Europa, pero que era conocido por la comunidad literaria de la época como El Café de Nadie. Se dice que ahí, poetas como Manuel Maples Arce y Germán List Arzubide iniciaron con la corriente literaria Estridentista, que llamaba a los artistas e intelectuales del momento a dar cuenta de la transformación del mundo a través de las artes y el escándalo. Ahí, en el Café de Nadie, intelectuales y artistas se juntaban en tertulias llenas de café, tragos y cigarros.

Un siglo después después, y también en la Roma, otro Café de Nadie acaba de abrir sus puertas. Y el espacio se antoja para debatir y compartir junto con un café o un buen trago como lo hicieron aquellos poetas.

El Café de Nadie es un poco de muchas cosas. La columna vertebral de este proyecto es la música, curada por un grupo de djs que durante 10 años trabajaron en la selección de viniles que hoy funcionan como el eje sonoro del espacio. A veces, la música corre por cuenta de Café de Nadie, y en otras ocasiones tienen djs invitados.

También se rifan con la carta de alimentos. Todas las frutas y verduras provienen de Arca Tierra, una red en Xochimilco de productores agroecológicos que trabaja bajo un esquema de comercio justo. Por lo mismo, en el menú predominan las verduras y las opciones vegetarianas, como el tiradito de jícama o el aguachile de coco y sandía. Pero también tienen opciones carnívoras, como el sándwich de pollo, o, si prefieres lo del mar, el aguachile de camarón.

Pero, la mera verdad, si vas a Café de Nadie, lo imperdible es su carta de bebidas: vino francés, sake mexicano, una selección de fermentos como sidras y kombuchas —además de chela independiente e industrializada—, mezcales, cocteles de la casa y coctelería clásica.

Y hablando de coctelería clásica, lo que merece un estridentísimo poema de amor por su irreverencia y su anticonformismo, es el martini. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que este es uno de los mejores —si no es que el mejor— martinis de la CDMX. ¿Se acuerdan de aquel slogan, “toca, juega y aprende”? Pues así es este trago, casi interactivo. Viene en una enfriadera, así, puedes ir sirviéndote en tu copa martinera sin preocuparte por apurar tu bebida para que no se caliente. Lo mejor es que lo acompañan con una variedad de encurtidos hechos en casa. Así, puedes ponerle a tu trago zanahorias, pepinillos, aceitunas, cáscara de naranja, o hasta romanesco, ese brócoli de fractales. Este trago es una muestra de hacia dónde van las tendencias restauranteras y de los bares: el comensal forma parte; ya no es solo el espectador.

Café de Nadie es un lugar perfecto para ir a la tertulia, tomarte un café o un trago y reflexionar sobre la actualidad. El nuevo e imprescindible refugio para el antojo y el corazón.

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Hanky Panky Cocktail Bar
  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Juárez 
  • precio 3 de 4

La expresión "Hanky Panky" es todo lo que no quieres que tus papás te cachen haciendo con tu pareja. Cachondeo, pues. También es el nombre de un trago que preparó la legendaria Ada “Coley” Coleman con fernet, vermouth y dry gin en el bar del lujoso hotel Savoy en Londres.

Nunca esperarías encontrar un bar tras este disfraz (que no te podemos describir), sin embargo, mientras das la finta de ir al baño, en realidad, te adentras a un mundo oculto, lleno de secretos. Bienvenido a Hanky Panky. Este bar, un categórico speakeasy, se descubre sólo de boca en boca, eso sí, de las más selectas.

Todo malabar vale la pena por la experiencia de pasar la noche en un bar cuya dirección no se puede compartir, que pocos saben que existe en algún lugar de la ciudad y de donde al final, sales por el refrigerador que oculta la salida. Pero antes, hay que entrar, así que me puse las pilas, hice un par de llamadas y la puerta se abrió.

Me senté en una silla ancha, sexy, roja y con remaches color bronce. El lugar tiene lámparas minimalistas, luz baja, un espejo en el que se refleja todo lo que sucede en la barra y una especie de altar a Coley, en medio de un librero a medio llenar.   

Empecé a leer el menú de cocteles seleccionados y creados por mixólogos como Ricardo Sandoval (Limantour) y Philippe Zaigue (Artemisia), en exclusiva para este bar. Pedí el hanky panky, un trago de este coctel me transportó al Savoy, mientras saboreaba el amargor equilibrado con lo dulce, un trago femenino y perfumado. Luego probé el fortunite, con mezcal de la casa, apio y uva, imagina esos ingredientes juntos; es ahumado, dulce y astringente, con el toque vegetal del apio.

Se me antojó algo de botana y me encontré con que el menú fue diseñado por el chef Maycoll Calderón (Huset). Se me atravesó el sashimi de hamachi y era una carambola de sabores: una gloriosa versión con aguacate, sabores ácidos y rebotes aromáticos por los brotes de verduras. Luego la costilla glaseada, tierna y jugosa por la lenta cocción y acompañada de un terso puré de papa.

En este bar hay cocteles con un conejito de chocolate, otros con azafrán y así, cada coctel y platillo son un momento por sí mismo, una experiencia y un protocolo especial. Sí, también hay un sistema para entrar (que no te de flojera). Hay que entrarle al juego y para eso te recomendamos buscarlos en su redes sociales; déjate seducir por este mundo de misterio y participar en el secreto que merece ser protegido.

En la vida hay oportunidades que uno no debe dejar pasar: todo coctel y todo bocado de Hanky Panky Cocktail Bar es una de esas.

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