Donde comer en la San Rafael
Foto: Jordana Btp

Restaurantes en la San Rafael

Opciones para comer en uno de los barrios con más historia de la Ciudad de México

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La San Rafael fue la primera colonia fuera del plano original de la Ciudad de México. Si la visitas, adéntrate en un restaurante semi-oculto, disfruta de unos tacos de excelente cochinita o encuentra el tentempié perfecto.

Lugares para comer en la San Rafael

  • Mediterránea
  • San Rafael
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

En el mundo adulto millenial, la mayor emoción que puedes sentir no es comprar una casa (casi seguro que no va a pasar pronto) sino es el día en que sales de vacaciones. Como su nombre lo indica, ese sentimiento de tener tiempo para vivir los días haciendo lo que más te gusta de principio a fin fue la inspiración para crear esta bendita esquina de la San Rafa.  Se trata del nuevo spot que tienes que conocer por su cocina, vinos y tragos mediterráneos, un lugar completamente franco y abierto a la calle, (importante sobre todo en estas infernales olas de calor), con la cocina a la vista y una vibra relax y urbana para pasar toda la tarde y bien entrada la noche entre spritz, vermuts y comida espectacular que cambia cada semana.  Para acompañar mi primer negroni, probé un ñoqui frito coronado con queso stracciatella y durazno, gran augurio de lo que seguiría a continuación.  Según nos explicó el chef Lucas Morris-López, los únicos dos platos que nunca salen del menú son la focaccia, con mantequilla verde y vegetales de la casa; y la ensalada de apio sobre salsa de nuez y mucho queso pecorino por encima. Ambas una hermosura. Luego, puedes pedir recomendación de los vinos naturales o licores importados que tengan disponibles e irte por la pasta fresca en rotación o alguna de las opciones de proteínas, que en mi caso fue un inolvidable pollito frito, súper jugoso por dentro, perfecto y crocante por fuera. Aquí lo difícil va a ser despedirte de estos platos que sólo los comerás una

  • San Rafael
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

El paraíso existe, y para llegar a él no tienes que tomar ningún avión. Se encuentra en la Sierra Norte de Puebla, y sabemos que es el paraíso porque ahí existen, de las garnachas, las mejores. Y esas mismas las preparan en La Chalupería, un lugar de cocina de Zacatlán y Huauchinango en la San Rafael. La Chalupería es un proyecto familiar, concebido por Laura Cabrera Trejo y su familia; algunos de ellos cocineros de Zacatlán, mientras que Laura aprendió las delicias poblanas de su madre, que tiene una cenaduría en Huauchinango. Cuando llegues a este pequeño local en la San Rafael te ofrecerán el menú que tiene, por un lado, los antojitos de Zacatlán, y por el otro los de Huauchinango. Todas las garnachitas siguen la misma fórmula: masa de maíz, relleno y salsa. Pero lo increíble es que para cada platillo preparan una salsa distinta: la de los molotes no se parece en nada a la de las enchiladas, aunque las dos sean verdes. Además, en La Chalupería hacen el esfuerzo de traer casi todos los insumos directito de la Sierra, y respetan las recetas tradicionales. O sea que sí, será como ir a Puebla, en plena San Rafael. Si ya se te antojó, te decimos aquí lo que no te puedes perder: empieza por unas chalupitas de mole, para luego seguirle con unos molotes rellenos de papa (una absoluta joya) y unos tlacoyitos. Y, de postre, un pan de Zacatlán, de esos rellenos de queso, acompañado de su indispensable taza de café de olla. En La Chalupería probarás una comida como pocas en la vida, p

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  • San Rafael
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Llegué a la San Rafael porque me dijeron que ahí podía encontrar uno de los brownies más ricos de la ciudad. Y vaya que sí; en Tostados son redonditos y pequeños —te lo acabas en cuatro o cinco mordidas—, tienen encima un par de frutos rojos y un poco de ganache de chocolate. La textura es súper chewy por dentro y un poco crocante por fuera, como esperarías de un panecito casero, y el sabor a chocolate es súper intenso. Debes de saber que si te gustan los brownies más atascados, aquí tal vez no cumplirán tu antojo; estos son más ligeros, y una verdadera delicia.  Tostados es un lugar pequeño, con unas dos mesas y una barra para sentarse. Funciona bien como para pasar a desayunar o quedarte un rato a trabajar, pero también para pasar algo y llevártelo. Quizá si pasas por ahí podrías pensar que es solo el cafecito de la esquina, y que puedes encontrar cosas igual de ricas en el que está a un lado de tu casa. Pero la verdad es que las piezas de pan aquí, están para que te acompañen en cada desayuno o día nublado. Además de los espectaculares brownies, tienen pasteles para compartir e individuales, croissants, cheesecakes, tartitas de frutas y una variedad muy cumplidora de pan dulce, así que pásale por tu panqué de elote, roles de canela, conchas o nuestras piezas favoritas y de temporada, como la rosca de reyes o el pan de muerto. Pero si tu antojo es más salado, en su menú encontrarás varios sándwiches y ensaladas, y para el desayuno más en forma, pan francés hecho con pan bri

  • Panaderías
  • San Rafael
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Una de las ventajas de vivir en una ciudad tan grande como Ciudad de México es que en cada rincón encuentras lugares por los que vale la pena el recorrido. En la colonia San Rafael, muy cerca del teatro Virginia Fábregas, está 220 Panadería. Al igual que la zona, esta panadería cuenta con algo especial que la vuelve una visita obligada para amantes del pan. Di con ella después de un largo día, me senté en la barra y sentí cómo el tiempo pasaba más tranquilo de lo normal.  Las opciones saladas están hechas con masa madre y las dulces tienen tanta dedicación que estoy segura pedirás unas piezas para llevar. Primero me fui por un té chai que acompañé con un rol de canela, las especias en la bebida no abrumaban, se sentían muy sutiles, ¡y se agradece que el rollo no traía pasas!  Después ordené un lomito grill sándwich servido en pan campesino con mezcla de quesos, lomo, cebolla caramelizada y mostaza dijón; como plus le agregan una salsa de chiles tatemados que da un gran toque ahumado (está tan buena que deberían venderla). El pan es suave y al tostarse tiene corteza crujiente y se siente más el sabor ácido gracias de la masa madre. No pude resistirme a pedir una gloria, un pan en forma de muffin (redondo y alto) pero con masa laminada, dándole mucho sabor a mantequilla y un dorado que cruje en tu boca con solo verlo. Está rellena de dulce de leche, y si lo comes como yo, deshaciéndolo por capas, al final te encontrarás con esa sorpresa. Solo que me desepcionó un poco al casi t

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  • Cafés
  • San Rafael
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Territorio R Café Taller
Territorio R Café Taller

La Privada Roja se comenzó a construir en 1898 y se terminó en 1908, en Serapio Rendón, en la San Rafael.Ha servido como residencia, luego corredor cultural y habitaciones para estudiantes, hasta albergar comercios que veneran y rescatan su historia centenaria. Uno de los respaldos de este proyecto es Rubén Ochoa, arquitecto y respetado historiador cuya familia presume de tener cuatro generaciones en la colonia. Este año emprende Territorio R Café Taller en la privada de tabique rojo para ofrecer una taza de café de pequeña producción, comida artesanal y vastas porciones de cultura urbana, la especialidad de la casa. El café se hace al momento y es de tostadores artesanales de Veracruz y Oaxaca, tiene poca acidez y es pulcro al olfato. Después de tomar un par de tazas emprende una aventura citadina con los sentidos despiertos. El arquitecto Ochoa guía recorridos todas las semanas por las colonias céntricas de la CDMX, desde la San Rafael y el Centro, hasta la Juárez y la Cuauhtémoc. Aprende datos históricos y arquitectónicos, sobre edificios perdidos y viejas fortunas, sus orígenes desde la Revolución mexicana y el Porfiriato, sobre instituciones educativas, galerías y centros nocturnos, y por qué no, sobre el chisme social de la historia de estas colonias centenarias. Al terminar, más vale tomar un lugar en el local porque consiguieron un horno art déco de 1920 para pizzas artesanales. Uno de los cómplices del arquitecto Ochoa, el señor Emilio Ju

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