Si tu amor por los gatos es tan grande que hasta podrías comer en la misma mesa con ellos, este lugar es para ti. Se trata del Catfecito en la colonia Condesa.
En este establecimiento los felinos son los protagonistas absolutos. Pero antes de estar y convivir literalmente a su lado, debes conocer las reglas: no alimentarlos con comida humana, no jalarles la cola ni las orejas y no molestarlos, entre otras.
Al ingresar verás del lado derecho una pequeña boutique en la que encontrarás joyería de mininos de todo tipo: aretes, collares, anillos, así como tazas y llaveros. En las paredes también hay cuadros a la venta con imágenes de gatos.
En todas las mesas hay pequeñas canastas en las que, si lo desean, los gatos podrán descansar o ponerse en tus piernas. Aunque si vas a la hora de la comida en un día soleado, como yo lo hice, te tocará ver a varios dormidos en su rascador.
En la parte de restaurante, una mesera con diadema de orejas felinas se acercará a tomarte la orden y hasta platicarte los nombres de los habitantes gatunos (cuatro viven ahí y nueve están en adopción), así como datos curiosos de su comportamiento, ya que algunos son más afectuosos y quizá te acompañen hasta el sanitario.
La carta es muy extensa y encontrarás desde entradas como brochetas de queso y pastas con verduras hasta distintas variedades de sushi. Además tienen un menú de comida corrida con el “Meownú del día” que cuesta 60 pesos e incluye entrada, sopa, dos platos a elegir, agua y postre. La ensalada catfecito (con espinaca, queso de cabra, manzana, fresa, semilla de girasol y vinagreta de café), la baguette gazzuzero (con pechuga asada, germen, manzana, lechuga y aderezo de la casa), y el flan cat (con frutos rojos) son los más solicitados.
Por su atractivo precio de 88 pesos, pedí un paquete ronroneador que incluye hamburguesa de res con papas y un minino burbujeante (refresco de coca) servido en un mason jar. Las porciones son medianas y quedé bastante satisfecha. Eso sí, quedó debiéndome un poco en el sabor, pero se compensó con el dulce, pero no empalagoso, cupcake de chocolate con cubierta azul. Mientras uno come, los gatitos también disfrutarán sus sobres y premios de alimento húmedo (también se vende comida para ellos).
Cuando visites este lugar, cumplirás con una buena causa, pues el 100 por ciento de las ganancias son donadas al refugio Gato Gazzu A.C. Incluso, casi todos los que trabajan ahí son voluntarios o hacen su servicio social.
Sin duda alguna, Catfecito es una opción perfecta para que todos los cat lovers puedan comer o tomar un café y convivir dentro su relajado ambiente entre maullidos.