Leafie: una gallina salvaje
Foto: Cortesía Netflix

Luces, cámara, ¡niñxs!: Leafie, una gallina salvaje para el Día de las Madres

En este nuevo episodio festejamos a las mamás con una cinta coreana dirigida por Oh Seong-yun

Escrito por
Enrique Figueroa
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En el marco del Día de las Madres, en Luces, cámara, ¡niñxs!, quisimos sumarnos con una cinta distinta que permitirá a niñas y niños reflexionar sobre distintos temas que seguro disfrutarán platicar con sus padres, sus tutores y sus docentes, entro muchos otros más.

Para empezar, hay que destacar el origen de la cinta. De Corea del Sur, país del que no hay mucho eco en México de su cine infantil y/o de animación, la propuesta de esta quincena se llama Leafie: Una gallina salvaje, y la dirige Oh Seong-yun.

Al principio la cinta pudiera parecer un tanto infantil o inocente. Sin embargo, no se dejen engañar por el arte de ésta que, si bien no es malo, sí puede confundir un poco sobre qué esperar. Una vez que se visualiza la película, se comprende que se está frente a un producto de características diferentes al esperado.

El antropocentrismo es aquella concepción filosófica que tiene al ser humano como el centro de todas las cosas. Así como el patriarcado y el adultocentrismo, el antropocentrismo resulta nocivo pues termina por aislar en distintos aspectos a fauna y flora, convirtiéndolos en una especie de accesorios de nosotros los seres humanos.

Si bien los animales retratados en Leafie: Una gallina salvaje hablan, el retrato de éstos en pantalla escapa del común denominador de las producciones más comerciales para el público infantil en nuestro país. Aquí los animales se encuentran enmarcados en su propia naturaleza. Los carnívoros no son los villanos y los herbívoros tampoco son los buenos. Acá no hay espectros morales, solo hay leyes de la vida que no resulta sano tergiversar.

Es cierto que la película pudiera parecer un tanto dura desde el inicio. Pero creánme, y para ello me remito a la prueba del podcast que acompaña a este texto: niñas y niños desearán hablar de lo visto por su aproximación madura, pero sobre todo sincera. Acá, en esta película, se trata a los infantes como ciudadanos y ciudadanas inteligentes. Por la avaricia de vender unos boletos más, la película no se traiciona de ninguna manera.

¿A qué edades enseñarles esta película? Yo recomiendo hacerlo a partir de los 10 años. Permitan que sus niñas y niños sean quienes lideren las conversaciones, y quienes terminen por nutrir con sus muy valiosos comentarios las consecuentes reflexiones.

A pesar de lo anteriormente dicho, el arte de la película es interesante. El diseño de los personajes cautivará a chicas y chicos. Permítanse con ellos adentrarse en detalles como el diseño de personajes (fíjense bien en cómo y por qué cambia el cuello de Leafie), la música y los diálogos surgidos del muy valiente guion.

Hasta hace unas semanas Leafie: Una gallina salvaje podía verse como parte del catálogo de Netflix. Lamentablemente hace unos días salió del mismo. Busquen la película en distintos espacios en la red, para que no se la pierdan. Ya luego tocará hablar de cómo la distribución de muchas cintas termina por ser el principal limitante de que éstas lleguen a un mayor público.

A nombre de Mariana, Montse, Bernie y Max, reciban las mamás que nos leen y escuchan una felicitación con todo nuestro cariño. ¡Feliz Día de las Madres!

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