Marqués Alexander
“¿Realmente quieres aprender a someter a una mujer? Yo te puedo enseñar, pero primero tienes que saber lo que se siente ser sometido”, le dijo la mamá de su novia a los 14 años. Así fue como Marqués Alexander se dio cuenta de que aquellas sensaciones que sentía al ver escenas de sumisión o dominación en pantalla, eran parte de un mundo de juegos, de accesorios, de castigos, de dolor, de éxtasis pero, sobre todo, de consenso.
Alexander recuerda que los primeros grupos en México, a principios de los 2000, eran escasos e influenciados por grupos españoles a través de chats y foros en internet. Hasta que en 2009 decidió dejar su trabajo de tiempo completo para crear Calabozo MX junto con Krystal de Sade, su pareja.
Para Alexander el BDSM es un estilo de vida. Es responsable de la estabilidad física, mental, emocional, y hasta la vida de una persona. Dentro de estas actividades se realizan intercambios eróticos del poder que pueden o implicar dolor y sexo, siempre de una manera sensata, segura y consensuada.
Los roles pueden ser dominante, sumiso, sádico, masoquista y bondage, que engloba todas las prácticas que incluyen movilizar el cuerpo con cadenas, cintas o vendas.
“Más que buscar el dolor por el dolor, generamos sensaciones graduales que llevan a estados alterados de consciencia, a través de la liberación de endorfinas, dopamina, serotonina y oxitocina”, explica Alexander. Aconseja que un kit básico para iniciar la práctica puede contener cuerdas, dildos, plugs, un flogger, velas, antifaz y esposas, todos deben ser materiales especializados. Es importante tener en cuenta que para los azotes hay zonas, como el cuello y los riñones, donde está prohibido golpear.
Cada una de las prácticas y en todos los niveles, cuenta con medidas de seguridad, tanto físicas como emocionales. Pero una de las más importantes es la comunicación previa y posterior a un encuentro. En ellas es importante negociar los límites de cada persona y después sanar las heridas de guerra.