Averigüemos quién sembró la semilla de los mariscos en la Roma y Condesa para avisarle que tenemos un problema de plaga. Aunque el gusto de los capitalinos por los mariscos ha sido una línea constante durante años, ahora hay un pico en esa gráfica y nos queda claro que un restaurante de mariscos es donde debemos estar; además, no se trata de un trabajo gastronómico elaborado, sino, de mantener a los frutos del mar lo más intactos posible. Dejémonos sorprender por una tostada de camarón.
Si le van a entrar a la tendencia más vale que le entren bien. Puede que no esperes mucho de la decoración de una fonda, pero en este sitio te vas a encontrar el mismo tipo de madera en las mesas, en las sillas y en la barra. El contenido de las repisas (de la misma madera) en la pared te dicen que es una fonda por unos jarrones de barro y te recuerdan la colonia con un disco de Bob Marley. Lo que tiene este local de pequeño lo tiene de cómodo y está muy iluminado; los domingos puedes echar el aguachile relajadamente aunque esté repleto de comensales.
Con la comida supieron entrarle bien a la predilección de la zona; las presentaciones son coloridas y aunque el juego de salsas, aguacate y cilantro llega a ser reiterativo, un plato del mar siempre se va a defender por la sazón y la frescura.
El aguachile de camarón lo sirven en un molcajete de piedra y el jugo tiene ese sabor que primero dispara el gusto ácido para luego pasar a tonalidades más saladas antes de enchilarte la boca, una buena recomendación del lugar. La crujiente es una tostada de chicharrón con rebanadas de atún fresco encima, aguacate, cebolla y rodajas de chile verde. Otro antojo que cumple con el concepto de una fonda con pescados y mariscos es la infladita de pescado o de pulpo (gordita), la clave de este platillo es la temperatura del aceite, tiene que estar muy alta para que no absorba tanta grasa, justo como me la sirvieron aquí.
El taco baja es el clásico estilo ensenada, aunque la receta queda más suave que el capeado tradicional y sus sabores quedan perfecto para acompañarlo con una cerveza. Un domingo casual con la temperatura corporal distendida por la cruda, los chilaquiles con mariscos y chorizo son la medicina perfecta y mejor cuando se montan unos players sobre la banqueta y mezclan unas rolas. ¡Sí señor!, djs invitados.
Pregunta por las aguas del día, como la de menta o jamaica; también pide un clamato, una michelada cubana o un pulque (en fines de semana). Puede ser que la primera cerveza te la invite la Fonda Marina, pero eso ya les corresponde a ellos decírtelo.
Si van a seguir jalando la cuerda de las fondas y de los mariscos que lo sigan haciendo con fuerza porque después de todo, éramos nosotros los que pedíamos variedad dentro de las diversidades de la colonia, ¿no?