¿Hasta dónde llegarías por unas tiras de crujiente tocino perfectamente caramelizado? Yo fui hasta un diminuto local cerca de Metro Mixcoac, donde los chefs Amílcar Arroyo y César García y el barista Gustavo López se asociaron para ofrecer, además de esa adictiva botana, buen café, sándwiches y repostería. Ellos mismos elaboran el "veneno" de chiles en escabeche de piloncillo, para su irresistible sándwich cheese & drugs, mitad cremoso (tres quesos y aguacate), mitad picante (berros y el "veneno"). También preparan la pierna al horno y los pepinillos de su sándwich cubano, así como las galletas rellenas de nutella que se acaban en cuanto salen del horno, y los jarabes y cold brew para sus especialidades, como el jaguar, con espresso, cocoa, leche y un sabio toque de jarabe de chiles. Para multiplicar sus poderes, los tres socios acudieron a sus amigos: el pan salado es de Costra Panadería, el café de Garage Tostador y los tés de Shaktea. Otro amigo, David Suárez, pintó el mural frente a la barra, que representa a la Madre Naturaleza. Y se siguen formando amistades, fomentadas por el ambiente cordial y el espacio reducido. Si sumas sus precios accesibles, tienes un nuevo lugar con buena estrella y mejor sazón, que ojalá pronto pueda mudarse a un local más amplio.
Mixcoac tiene las propuestas culinarias y las actividades recreativas perfectas para cualquier día de la semana. Además de la Roma, Condesa o Narvarte, el surponiente de la Ciudad de México tiene sus propias delicias y a todas horas.