¿Tú estás a favor o en contra de la pena de muerte? En un país como México donde la impunidad domina las instituciones de impartición de justicia, es de esperarse que las personas busquen los métodos necesarios. En Réquiem nos metemos a las entrañas de este problema que nos hace reflexionar sobre lo justo, sobre los errores y de lo que una madre puede llegar a hacer por su hijo.
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¿De qué trata Réquiem?
La escenografía es sencilla, todo sucede en un cuarto administrativo dentro de una prisión federal. Conocemos a Emma Solís mientras habla por teléfono con su exesposo. Se le nota alterada, es que el hijo de ambos ha hecho algo malo en la escuela. Emma es implacable, aún con su propio hijo, lo que nos deja ver rápidamente su carácter.
Poco después conocemos al padre Michael Banks, un ministro católico que fue mandado a llamar con el fin de hablar con uno de los prisioneros, un condenado a muerte a quien solo conocemos por lo que nuestros dos protagonistas dicen de él. Ambas personalidades no podrían ser más distintas. Ella es como una máquina imparable, él como una hoja que se deja mover por el viento.
Un duelo de ideas y personalidades
Su diferencia de opiniones y formas de entender la vida es sin duda lo que mueve la obra. La dramaturgia, de Reynolds Robledo, se va abriendo paso por temas densos, de relevancia política pero sobre todo cultural. Por un lado se explora a detalle la impartición de justicia, Emma nos buscará convencer a la audiencia (y un poco a sí misma) de que la sentencia que ella buscaba (pena de muerte) era la correcta; Michael es mucho más empático, cree en las segundas oportunidades y entiende que al final del día el perpetrador no es más que un niño que no entiende del todo lo que hizo. ¿Hacia dónde te inclinarías tu?
No nos encanta que…
Aunque los temas son importantes, pienso que se va por las ramas, salta del debate sobre creer en Dios al juicio de los medios y de pronto vuelve a si lo legal es realmente lo justo. Intenta abarcar mucho, sin ser contundente en nada.
Dos grandes actuaciones
Por otro lado, sin duda es un deleite ver a Mónica Huarte y Alberto Estrella, ambos logran ponerse la piel de sus personajes, Huarte es la que más se luce, pero Estrella logra un papel con más matices, digamos, más sazonado.
De forma personal tengo debilidad por esta clase de obras más íntimas donde dos se llevan todo. Pero Réquiem queda en el medio de la tabla, cumple, pero sin impresionar.
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