De Iztapalapa para Londres: las calacas de Spectre

Ocho mexicanos crearon las calacas que verás en Spectre. Hablamos con estos artesanos del Faro de Oriente

Escrito por
Alejandro Melgoza
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Curtidas, pintadas y llenas de cicatrices. Así son las manos de quienes, año con año, crean a los esqueletos de cartón que son expuestos en el Zócalo con motivo del Día de Muertos. Justo ahí fue donde los productores de Spectre le echaron el ojo a las piezas.

Se trata del Colectivo Última Hora, conformado por Joaquín Segundo, Alejandro Pacheco, Ramón Espinoza, Juan Vázquez, Raúl y Marco Antonio Osorio, Jeremy Carbajal y Héctor Hernández, quienes construyen desde hace años calaveras en el Faro de Oriente, en Iztapalapa.

Ejecutivos de Spectre llegaron desde Londres hasta esa delegación para pedirles prototipos de sus creaciones. Al final, la confección artística de los mexicanos sedujo a las autoridades de la película y fueron contratados como productores de sus piezas, las cuales aparecieron en las primeras escenas.

Nos cuentan cómo se vivieron esos días de estrés y emoción. 

¿Cómo fue el enlace con la producción de James Bond?
Jeremy Carbajal (JC): Recibimos un llamado por parte de una coordinadora del Faro de Oriente para decirnos que venían personas de una productora que habían visto nuestros cráneos el Día de Muertos. Llegaron, señalaron los que les gustaban y su asistente dijo: “Llévate todo”. Nos pidieron un prototipo en 15 días y se lo llevaron a Londres. Luego, ocho piezas más.

¿Cómo fue la primera presentación?
Ramón Espinoza (RE):
Fue en los Estudios Churubusco frente a las autoridades de la película y empresarios. Después nos enteramos que quien vino a contratarnos fue el productor ejecutivo. Movimos la pieza de arriba a abajo sin mayor problema. ¡Los conquistamos!

¿Qué pasó al llegar a la locación en el Centro?
RE: Fue el 19 de marzo. El ensayo jamás lo habíamos hecho con cámaras ni con gente. Nos citaron a las 4am. Nos preguntábamos qué iba pasar con la pieza, si funcionaría, si se caería. Hicimos fila junto a los 2 mil 500 extras. Al llegar a la plaza Manuel Tolsá, vimos grúas enormes de 300 toneladas. ¡Toda la parafernalia del cine estaba ahí!

Cada una de nuestras piezas es movilizada por seis titiriteros. Pusimos los esqueletos a funcionar, amaneció y entonces nos dijeron: ¡vamos a ensayar!

¿Cómo fue la experiencia con el staff y los productores?
RE: Un gran reto. Es una productora gigantesca, pero estuvimos al nivel. Al finalizar, mandaron un comunicado a México calificando al staff mexicano como “tremendo”. Vinieron personas a coordinar la filmación que nunca había visto las piezas y quedaron fascinadas al ver cómo funcionaban.

Cuéntame un día en la filmación.
JC:
La cámara inicia en un cráneo que ellos pidieron en específico. Se abre la toma. Yo empujo un esqueleto. Los productores lo observan. Mi personaje tiene un sombrero y un puro, con un gesto duro, diabólico. Entonces dicen: “La toma va a abrir desde esta calaca”. Ahí le dije a mi equipo: “Si nuestras calacas son la toma inicial, entonces somos la atracción principal. ¡Vamos a echarle todos los kilos del mundo!”.

Seguíamos las instruciones: Camina. Regresa. Acción. Corte. Camina. 200 tomas más. Adelante. Corte. Corte. Corte. ¡Acción!

¿Cuál es su sentir de que el Colectivo Última Hora, nacido en el Faro de Oriente, haya logrado este trabajo internacional?
Juan Vázquez (JV): Aunque es muy importante el trabajo de este Faro y el de los otros, lo que esperamos es que nuestros políticos volteen hacia la cultura, que se haga más proyección de nuestro trabajo y que las productoras “pesadas” vean que hacemos material de calidad.

En México no todo es marginación y narco, hay banda que chambea, que está preparada. La experiencia de haber trabajado con una productora de esta magnitud es única.

Espero que nos abran más puertas, no sólo a nosotros, sino a todos los creativos del Faro y a todo México, porque tenemos con qué.

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