A pesar de su corta carrera, el director Gabriel Mariño ha sido bien recibido por la crítica cinematográfica. Su cinta, Ayer maravilla fui se llevó el premio al Mejor primer largometraje en el Festival Internacional de Morelia en la edición 2017.
Mariño había navegado por los caminos de la ficción, no sin dejar a un lado las colaboraciones dentro del género documental. Para 2018 presentó Balón al aire, mediometraje que muestra cómo vive la afición mexicana la pasión por el futbol, haciendo una crítica social y cultural a la misma. Ahora vuelve con Arriba de las nubes, un proyecto que muestra la experiencia de diferentes personas, alrededor del mundo.
¿De qué manera has vivido la cuarentena? ¿Cómo la describirías?
Mi cuarentena fue diferente, supongo, a la de la mayoría porque en México me tocó todavía una distancia social muy relajada, la parte dura de la cuarentena todavía no llegaba y cuando llegué a Berlín la cuarentena fuerte ya había pasado. Mis días han sido de estar muy pendiente de México desde la distancia y al mismo tiempo y tratando de reconectar mi vida en Berlín, estar activo, productivo y creativo, tareas complicadas dentro de esta difícil situación. He estado también experimentando lo vital que es para mi mantenerme creativo sin importar la soledad o la falta de medios.
¿Cómo nació la idea de Arriba de las nubes?
Justamente de esa urgencia de crear y de otro impulso siempre presente en mí que es el de conectar con la gente, me dio mucha curiosidad y ganas de ver y escuchar lo que pensaban y sentían mis colegas y amigos en estos tiempos. Pensé que si con muchos de estos amigos y colegas tenía comunicación por redes sociales y chats, me dije: ¿Porqué no también hacer un diálogo en forma de imágenes y audios, que nuestra creatividad hable en vez de nuestras palabras?
¿Por qué crees que es importante documentar el encierro? ¿Qué te hizo crear este proyecto?
Bueno, lo importante es crear en todas las condiciones posibles si así te lo pide tu interior. Para mí no era una opción, ya sentía mucha urgencia de hacer algo creativo. Ojalá que la gente pueda ver esta pieza y sentirse identificada o acompañada. Mi deseo es que esta pieza viva en una ventana de largo alcance y que sea democrática, por eso me acerqué a Time Out México, por su campaña Time In México, porque me pareció también que era un ejemplo literal del nombre actual —Time In— pues sí, éste es un ejemplo de ése tiempo dentro.
¿Qué fue lo que más disfrutaste de este ejercicio cinematográfico?
Cuando me llegaba un nuevo material, ver las imágenes y disfrutarlas. Me daba mucha emoción ese momento de expectativa y conexión en la distancia. Otro momento súper emocionante fue cuando las comencé a pegar una con otra, y empezar a ver cómo iban conviviendo juntas. Disfruté mucho este proyecto. Me sentí acompañado en la distancia.
Tal parece que tardará mucho para que todo vuelva a la nueva normalidad, ¿qué proyectos tienes en puerta?
Estoy trabajando en un proyecto de largometraje de ficción para filmar en México titulado Ya se quiere venir la noche, ahora la situación se ve tan complicada y sobre todo para los apoyos culturales en México que es difícil saber cómo quedará el panorama, pero al final encontraré el camino para filmarla, estoy seguro.
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