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Restaurantes y cafés en Nápoles/ Del Valle/ Narvarte
Dónde comer en las colonias de la zona centro sur de la CDMX
Estas tres colonias de la Ciudad de México tienen grandes secretos culinarios y de entretenimiento: puedes encontrar las mejores panaderías en la Narvarte, beber una chela fría en los mejores bares de la Nápoles o pasearte por la Del Valle, pero cuando de hambre se trata, debes acudir a los mejores restaurantes y cafés de estas zonas.
Restaurantes y cafés en la zona
Akuma
La cocina japonesa tradicional con productos buenos y de calidad trascendió las fronteras de Polanco, Roma, Condesa y Del Valle con la llegada de Akuma a la Narvarte. Este lugar pequeñito, que está justo a un lado del Mercado 24 de Agosto, puede parecer modesto, como el restaurante de tu barrio. Pero no dejes que su tamaño te engañe, pues Akuma está al nivel —o mejor que— muchos otros de su tipo. La propuesta es un lugar de cocina japonesa tradicional y oysterbar, pero lo cool de aquí es que algunas cosas van un poco mexicaneadas: que si un jalapeño por aquí, un poco de jícama por allá, algún ceviche o aguachile. Pero eso sí, siempre con productos de primerísima calidad. En Akuma reciben el pescado de Ensenada una vez por semana; si tienes suerte te puede tocar ver cómo lo filetean. Y esa frescura y el cuidado que ponen en el origen del producto se nota. Además, si te sientas en la barra, tras la que está el chef ejecutivo (que estaba formándose para ser arquitecto pero dejó la carrera luego de que decidió que prefería construir platillos) Alan Mejía; joven, entusiasta y súper platicador, podrás ver cómo se prepara todo lo que te comerás y un par de cosas más. Definitivamente ver a Alan trabajar es un espectáculo. De la carta, lo que de plano no te puedes perder son las tostadas de jaiba de concha suave con tartar y col en escabeche; la jaiba está increíblemente suave, súper fresca, crujiente por fuera y húmeda por dentro. También el arroz frito con carne de pato es una absol
Chokoreto café
Chokoreto es un café pequeñito, apapachador y operado solo por mujeres: Hiromi Takahashi y Cinthya Alarcón se encargan de hornear, atender, administrar y llevar la comunicación del lugar. Es un café grab and go, aunque su calidez invita a quedarse horas. Por supuesto, te tienes que tomar un café, y lo mero bueno de aquí es el latte, aunque los puristas seguro preferirán un expresso hecho con café Café To, la marca de una pequeña empresa familiar que tiene sus cultivos en Chiapas. Lo imperdible son las galletas: de nuez, de choco chips o de confeti, todas son garantía. Lo mejor es que tienen esa personalidad casera que siempre se extraña, que apapacha y que, a los afortunados, nos remite a la infancia. También hay barritas de chocolate de cardamomo con café, malvaviscos cubiertos con chocolate, enjambres, los hiper populares brownies, tapioca y arroz con leche. Puros postres felices. En Chokoreto también puedes pedir postres por encargo: te hacen tus galletas, panqués, brownies, o lo que quieras (como tip, son tan, pero tan caseros, que hasta podrás engañar a tus convidados y decirles que los hiciste tú). Definitivamente Chokoreto es uno de los imperdibles de la Narvarte; es un concepto alejado de la frialdad del resto de los cafés grab and go. Aquí, puro abrazo dulce.
Pat Patz
Si hay algo que celebrar de las grandes ciudades, es la posibilidad de darle espacio a las cocinas del mundo; así pues, en medio de la tormenta —te estoy hablando a ti, corona— se asoma un rayo de luz apadrinado por muchas especias y hierbas. Pat Patz es un restaurante de comida del Medio Oriente, o como les gusta llamarse, “un laboratorio gastronómico” donde hay comida árabe, turca, libanesa, israelí y griega. Este currículum de estilos nace por sugerencias del fundador Mijael Seidel, quien gracias a su profesionalismo como comensal de los kebabs callejeros de Nueva York (vivió ahí 10 años) decidió traer su sabor a México. Junto con Moisés Salazar —chef ejecutivo de Smart Catering—, Pat Patz operó dos años en Jardín Trapiche, en Colima, hasta que el 30 de marzo abrieron en la CDMX. El menú va más allá del incondicional plato de arroz (aunque está presente y es una maravilla), introduciendo tu paladar a experiencias rebosantes en aroma y acidez. La primera parada es un divino hummus con muchos acentos de oliva y tahini (pasta de ajonjolí), seguido del excelente baba ganush preparado con berenjena asada con miel y fuertes tonos de la especia zumac (muy usada en cocina árabe) con zaatar (mezcla de especias). La estrella del lugar es el kebab de cordero con res marinado en especias, abrazado por el pan pita que hornean diariamente y se acompaña de tonos picositos con salsa harissa (condimento de chiles secos originario de Túnez) y cremosidad del jocoque. Aprovechando que arriba
Trooper Gourmet
Hace mucho tiempo, en una colonia muy muy lejana… bueno no está tan lejos, es la Portales, y aquí mismo se encuentra Trooper Gourmet, el primer y único restaurante con temática de Star Wars en la ciudad.Moisés Rodríguez y Elizabeth Martínez son los creadores de este universo gastronómico que desde 2016 cautiva a sus comensales con cocina fusión y platillos fuera de la galaxia. La cocina no es el único lugar donde surge la magia, pues en la zona de mesas te topas con vitrinas llenas de figuras coleccionables, piezas a caja cerrada y réplicas de las naves colgando del techo.Un padawan de buen diente sobrevivirá a los gigantescos platillos; entre los infalibles: iwok (hamburguesa doble de carne rellena con cabbage trooper, queso Oaxaca, tocino, salchicha adobada, aderezos de blue chesse y zarzamora bañada en salsa bbq); chiwi envuelto (salchicha envuelta en carne, con cerveza y especias, gratinada con manchego y Oaxaca con aderezo de blue cheese), y halcón milenario (cama de pecho de cerdo con cabbage trooper al chimichurri, queso Oaxaca y camarones agridulces).Refréscate con una infusión trooper o el smoothie de leche de bantha (azul gracias a las moras). El paraíso geek de los fans con espíritu jedi tiene opciones suficientes para satisfacer el hambre nivel Chewbacca.
Café vegetal
Este café es el mejor secreto de la Narvarte, no solo por su locación tan discreta y cómoda, también por su tamaño. Después de trabajar duro en varios bazares veganos de la Ciudad de México y lograr su meta en crowfunding, Café Vegetal abre puertas para ofrecer productos éticos, sanos, 100% libres de productos animales, pero sobre todo, deliciosos. A unos pasos de la transitada Xola, tres mesitas junto a una jardinera te dan un descanso del caos de la ciudad. En mi primer visita, me fui directo al cold brew porque tenia bastante calor; lo pedí con leche de soya. Refrescante, acidito y cremoso. Obviamente tenia que acompañarlo con uno de sus brownies. Es sorprendente como algo sin huevo, leche ni mantequilla tenga el mismo sabor y consistencia que uno tradicional. A pesar de ser un pellizquito, el venue se siente reconfortante ya que sus dueños —una pareja de activistas veganos— le dotan una energía que te hace sentir bienvenido en cualquier momento. Para mi segunda visita me atreví a pedir un chocolate frío con una rebanada de pastel de zanahoria con glaseado de azúcar y limón. Cada mes tienen productos de temporada; desde pan de muerto y roscas con nuez garapiñada en lugar de muñequito de plástico, hasta pupmking spice latte frío y el famoso blue unicorn latte (si visitan el café y lo tienen en la carta, no duden en pedirlo frío). Como veganos de hueso —bueno, semilla— colorada, cuentan con un espacio en el que promocionan a gatitos y perritos en busca de casa, así que tal v
María Fortunata
En la Narvarte se esconde un lugar donde la feminidad y elegancia se mezclan para ofrecer a los comensales una experiencia muy chic y girly. Caminando sobre Torres Adalid encontré María Fortunata que obtiene el nombre de la abuela de Marisol, una chica apasionada por la pastelería que conquista a los asiduos al lugar con creaciones increíblemente llenas de detalles. Con apenas cinco mesas para dos personas, María Fortunata es un lugar casual con detalles hasta en el baño, paredes rosas y blancas, mucha luz y ambiente relajado. Sus propuestas gastronómicas van desde pasteles y postres individuales, galletas y panqués hasta huevos, sándwiches, toasts, pastas y ensaladas. En cuanto a las bebidas, ofrecen chocolate con toques diferentes como lavanda o especias (clavo, pimienta); también tienen chai, matcha latte y Golden milk, pero no pierden los clásicos como latte, americano, etcétera. Sólo iba por el postre y terminé comiendo más de lo planeado. Mi primera opción fue una tarta de chocolate y caramelo salado ($60) que le faltaba un poco de sal para contrarrestar el caramelo; chocolate oscuro, intenso y algo amargo, nada empalagante, la acompañé con un latte frío ($60) que rebajó el sabor chocolatoso. Después pedí algo más cítrico: un pastelito de frambuesa y tonka ($60), una opción muy fresca a base de galleta, capa de bizcocho, una especie de coulis de frambuesa y mousse para terminar cubierto con salsa de frambuesa. Este pastelito es la onda combinado con el chocolate con la
Bacon Bar
Si eres amante furtivo del tocino, encontramos el lugar perfecto: Bacon Bar. Este restaurante cuyo ingrediente principal es el tocino, abrió desde 2016; tuvieron que cerrar por un tiempo, pero ya están de vuelta desde hace casi dos meses para seguir deleitándonos en la colonia Narvarte. Aquí el límite lo pondrá tú estómago porque con solo ver el tamaño te llenarás. Hay de dos elecciones: hamburguesas o sándwiches, así de sencillo pero cumplidor. También encontrarás cervezas artesanales, nacionales e internacionales, pues Bacon Bar igual funciona como tap room. Hablando del lugar, les diré que a simple vista parece un poco descuidado, pero creo que la música hace que tenga buen ambiente. Como no tienen el nombre afuera es fácil perderse, pasarlo de largo y pensar que no se encuentra ahí. Pero hablemos de la delicia que me hizo llegar ahí: sus hamburguesas. Son exquisitas, desde el pan, la carne y las papas. Nada sabe procesado porque las papas y el tocino son hechos en casa. Me decidí por la Boss Burguer y de verdad que me dejó encantada con el sabor del tocino y la carne: jugoso y doradito, con queso derretido y salsa honey sriracha. Por recomendación la acompañé de una imperial peanut stout. No sabía que la cerveza sabor cacahuate existía, no fue mi favorita pero se acompañó muy bien con la hamburguesa. De postre pedí the great golden bread, elaborado con pan brioche artesanal, plátano, Nutella, tocino, todo empanizado con cereal y bañado en miel de maple. Soy una persona qu
Homeslice Pizza
La escena pizzera de Chicago y Nueva York se hace presente en Homeslice Pizza. Luce particular ver un búnker de onda industrial en medio de una colonia con puras casas y edificios departamentales, pero eso añade picor a Homeslice: mesas y sillas de acero, una barra de concreto, techos altos y decoración gringa. Primero lo primero, sus pizzas, hay tres estilos diferentes: pan pizza, receta original horneada en sartén y bañada con salsa pomodoro (30 min); la new york pizza, de 50cm con masa delgada y estirada al momento (20 min); deep dish, la súper famosa pizza estilo chicago servida en sartén de 5cm de altura con 400g de queso mozzarella (45 min). La deep dish de meaty lovers es una carnívora combinación precisa entre pepperoni, salchicha italiana, lomo canadiense y remate de tocino, un conjunto crujiente como la masa y que te deja satisfecho. Si prefieres sabores menos intensos, pero te gusta entrarle a lo goloso, la cheesy lovers lleva cheddar, manchego, mozzarella y parmesano, luce cautivadora por todo el queso derretido a los costados y te envicias con los sabores. Puede pedirse mitad y mitad. El espacio es una mezcolanza industrial y muy americana que además de guardar aromas antojables de masas recién hechas, cuenta con barra para preparar malteadas con vino y tepache, así como horarios para brunchear. ¿El secreto? Ir con mucha hambre.
Las Hijas del Marqués
Si no vas a Yucatán por marquesitas, deja que las marquesitas de Yucatán vengan a ti. ¿Lo mejor? Habrá más de 50 sabores para que elijas. Esto sucede en Las Hijas del Marqués, uno de los foodtrucks consentidos en la Del Valle por ser el referente callejero yucateco más acertado y sumamente cumplidor. Las hay dulces y saladas, para el paladar más exigente y los amantes del azúcar. Desde sabores como higo en almíbar acompañado con queso de bola, las de ate de frutos rojos artesanal, con jalea de vino tinto y la reina de reinas: cochinita pibil con su cebollita morada.
Arde
Las ollas hierven, el metate genera fricción y las manos entran en calor con la masa: todo arde. Y cuando los elementos arden, surge la magia. Así es el concepto de este lugar en la Narvarte, colonia que no ha sido invadida por la modernización y donde aún rondan detalles del siglo pasado. Arde es una barra de bebidas tradicionales mexicanas. Los socios creen rotundamente que la gama de bebidas tradicionales debería tomarse cotidianamente en la ciudad, y no solamente cuando vacacionamos (aka: Oaxaquing, tomando #tejate + foto inspiradora). Es así como este rinconcito al aire libre, rodeado de vegetación y con unos coquetos focos de colores, te permite disfrutar cacao con agua o leche, a base de maíz y toques de canela, con granos surtidos por Macondo, una chocolatería de Teotihuacán, y todo servido en tazas de cerámica elaboradas por la artista mexicana Laila Salomón. Inicié con el atlaquetzalli de cacao, hoja santa, flor de magnolia, pimienta y toque de chile, bebida antiguamente conocida como agua preciosa y vendida por una ahuiani (alegradora prehispánica). Resultó tan aromático y florido como un ramo, equilibrado con el suave cuerpo del cacao. La bebida de la casa, el tascalate, llegó en un coqueto tono naranja y bien equipada con café espresso para abrir los sentidos: el café lo traen de Ixhuacán de los Reyes, Veracruz, una opción agradablemente especiada por la semilla del achiote. Y para acompañar, los hot cakes servidos con mermeladas hechas en casa; la de manzana dio