El 30 de septiembre de 2016, Kenya Cuevas presenció el asesinato de su amiga, Paola Buenrostro, a manos de un hombre que saldría libre 48 horas después de su detención. Esa noche, además de enfrentarse al dolor fraternal, Kenya se topó con lo que define como la violencia y la criminalización que se ejerce desde las instituciones, y la sociedad, hacia la población trans que tiene un trabajo sexual.
“Su negativa me empoderó, me enseñó, me abrió puertas, me dio entrada y ya no lo pueden evitar”, afirma la activista, como muestra de que su peregrinar por hacerle justicia a su compañera solo la hahecho más fuerte. Ese camino la llevó a constituir en 2017 la asociación Casa de las Muñecas Tiresias, y para 2019 fundó la Casa hogar Paola Buenrostro en la Gustavo A. Madero, dedicada al acompañamiento de la reinserción social, económica y laboral de mujeres y hombres trans.