Ilustración de personajes del comic La profecia el armadillo
Ilustración: Cortesía Penguin Random House

Rockstar Comic: La profecía del armadillo

La profecía del armadillo mezcla irreverencia con un montón de referencias pop para enloquecer tu corazón freaky

Escrito por
Jesús Chavarría
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Dentro del entretenimiento, el uso de las referencias es algo muy llamativo y apreciado por los fans, y es que a pesar de que esto solo suele utilizarse como un llamativo envoltorio, su función de enganche con otras obras —como sucede con el universo Marvel— y la carga de nostalgia que le puede acompañar —dígase Stranger Things—, le convierten en una fórmula efectiva y recurrente, que ha alcanzado su punto más álgido en producciones como WandaVision o Ready Player One

Sin embargo, cuando este recurso es impulsado por cierta sorna, suele encontrar caminos para ir más allá de ser solo un simple y muy disfrutable aderezo. Tal es el caso de los mejores años de Los Simpson, que sobre todo entre su tercera y treceava temporada, bordea la crítica social más inteligente como en HOMR, una sátira sobre las implicaciones de la conciencia que otorga el conocimiento que sin duda es uno de los mejores episodios de toda la serie. Otro buen ejemplo son las sagas de Clerks y Jay and Jay & Silent Bob de Kevin Smith, que juegan con la naturaleza de la cultura freaky. 

A esa misma línea pertenece La profecía del armadillo del italiano Zerocalcare, quien mezcla la irreverencia con la histeria, para impulsar una propuesta visual de reminiscencias a los clásicos de las historietas tipo Mortadelo y Filemón, con la diferencia de que aquí la gestual no está al servicio de la comedia física, sino de la más despiadada ironía. Esto para hacer una exposición de los procesos mentales de un joven ilustrador, quien se hace acompañar de su muy peculiar amigo imaginario, reflejo de sus propias inseguridades y vicios. 

La inesperada noticia relacionada con una vieja amiga es lo que habrá detonar la reflexión de ida y vuelta entre el presente y el pasado del personaje, que redundará en hilarantes situaciones cotidianas donde la convivencia es sinónimo de la incertidumbre y de incomodidad, salpicadas de una enorme cantidad de alusiones a la cultura pop y de conceptos filosóficos que nunca se toman demasiado en serio.

De esta forma nos encontramos con pasajes en los que, así cómo una paranoica visita al supermercado da pie para hablar de la gastronomía como una expresión de la decadencia occidental, las arcades adquieren connotaciones religiosas, el temor durante un posible cortejo se traduce con clave morse y este puede interrumpirse debido a diferencias entre las creencias con respecto a lo “escuela” zombie, según George Romero, o una simple complicación doméstica se traduce como una provocación a la conformidad burguesa, según Luis Buñuel.

Hay además un divertido juego de códigos que para “proteger” —cuál si fuera una biografía— la identidad de los familiares del protagonista o amigos que no recuerda, este les otorga según convenga, apariencia de animales o de otras figuras como Jar Jar Binks. Pero eso no es todo, también para representar rasgos de su personalidad, con los cuales establece intensas discusiones, hace aparecer a figuras como la ecologista India Vandana Shiva, el director de cine Terrence Malick, a Obi Wan Kenobi de Star Wars o al Rey Leónidas de 300. 

Publicada por Reservoir Book y traída a México por Penguin Random House, se trata de una introspección tan disparada e hilarante, como incisiva e ingeniosa, con la que uno no puede sino identificarse, para luego darse la oportunidad de reír y ejercitar la autocrítica. Por supuesto, ya cada quien tendrá que interpretar el funcionamiento de La profecia del armadillo a través de esta novela gráfica, que por cierto ya llegó al cine, a través de la ópera prima de Emanuele Scaringi.

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  • Qué hacer

Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.

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