El Samurai
Foto: Alejandra Carbajal

Restaurantes en la Nápoles

Descubre los lugares para comer que esta colonia de la CDMX tiene para ti

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Si el ir a comer te resultaba un conflicto, en esta zona de la CDMX encontrarás los mejores sabores gastronómicos que van desde comida mexicana hasta comida rápida. Para ir solo, entre amigos o simplemente para adelantar un trabajo, la Nápoles te ofrece una gama de espacios para comer según tus necesidades y el financiamiento de tu billetera. 

Cuando termines tu alimentos date una vuelta por el Polyforum Siqueiros o lleva a tus niños a hacer ejercicio al Parque Alameda Nápoles en sus tobanes y columpios coloridos.

Los mejores lugares para comer en la Nápoles

Bellini
  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles
  • precio 4 de 4

El principal atractivo de tomar un veloz elevador y subir hasta el piso 45 para escoger mesa de ventana, es contemplar la ciudad, ya sea de día (para obsesionados geográficos) o de noche (para estar más en tono romanticón). También el hecho de que el lugar gira lentamente sobre su eje, lo que te permite descubrir las distintas zonas de la urbe, y sorprenderte tratando de ubicar los edificios que conoces si te distrajiste platicando, o extraviarte un poco al regresar a tu mesa si se te ocurrió ir al baño. Los meseros son señores serios y amables con saco y moño que se toman su tiempo… pero aprovecha su ausencia en lo que van por los aperitivos para mirar el panorama y conocer mejor los rumbos, o proponer algo secreto a tu pareja. La cocina es correcta, pero se quedó estacionada en algún punto de la década de los ochenta, al igual que el resto del lugar. El carpaccio de res, o el bisque de langosta te hacen quedar bien, seguidos de una ensalada. Luego disfruta el pollo de la casa relleno de camarón en hoja de espinaca, o un robalo con salsa de tres chiles, o el pato con salsa de frutas. No conviene irse por recetas complejas ni las más caras, pues los platillos están bien ejecutados, pero sin mayor chiste, y mejoran con una botella de vino. Tienen charola de postres como el strudel de manzana o el pastel tres leches en forma de corazón. No es fácil llenar este ochentero lugar, pero esto puede ser bueno si no quieres distracciones, aparte de música en vivo por las noches que, co

  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles

Quizás el más sobrio y formal de la lista de los restaurantes que obtuvieron el sello "Restaurants From Spain", pero sus16 años junto al World Trade Center lo hacen un viejo conocido de empresarios de la zona. Uno de esos lugares aparentemente serios y masculinos, que entre semana se presta más para comidas de negocios pero el fin de semana van familias de varias generaciones por el sazón de tradición y un servicio eficiente y limpio.  Como el nombre lo indica, Puerto Getaria va más hacia cocina del país Vasco, aunque en el menú también se deslizan clásicos de otras regiones como los callos a la andaluza o el gazpacho. Hay algunos vinos mexicanos pero la mayor parte, como puedes suponer, son españoles.  No tendrás duda de la destreza con que manejan el producto de mar. En mi caso, una buena porción de robalo en salsa de azafrán, con alcachofa, jitomate y escamas de papa. La salsa tenía mucho sabor y las papas, en lajas muy finas, se deshacían en la boca.  Tip: cada día de la semana hay un plato especial, por ejemplo, los miércoles de lechón al horno o los domingos de paella. 

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  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Nápoles
  • precio 2 de 4

Epazote, morita y frijol, son algunos los ingredientes que destacan en esta cocina de la chef Brenda Ham Blas, quien después de realizar un viaje por varios pueblos mexicanos, se inspiró para crear un menú de cocina tradicional, tal y como se ha hecho durante varias generaciones.  El lugar está ubicado a una cuadra del World Trade Center en la Nápoles y, gracias a su amplitud, te permite elegir mesa en cualquiera de los dos pisos. En el inferior hay una barra donde preparan los cocteles de la casa (prueba el granizado de jamaica) y en el piso superior la terraza; por todo el lugar podrás apreciar cuadros coloridos, tejidos y otras piezas artesanales que reflejan el ingenio nacional. Te recibirán con un plato de chicharrón y guacamole, perfecto para abrir el apetito. Tras escuchar las recomendaciones, obedece a tu antojo, no te arrepentirás de pedir los tacos gobernador preparados con camarón salteado y queso Oaxaca en tortilla de harina. Si les pones un toque de alioli resaltarás los sabores. Sigue con una ligera ensalada de nopalitos preparada con queso de cabra y vinagreta de jamaica. Como segundo tiempo, una buena opción es la pechuga suprema perfumada en hoja santa, un ingrediente que predomina en cada bocado. Es de porción mediana y viene servida con arroz blanco y un mole ligeramente picante, ideal para sentirte satisfecho. Hay otros platillos que te robarán el antojo, como el filete en salsa de chapulín acompañado de puré de camote, o los tacos de tuétano. Acompaña tu

  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles
  • precio 2 de 4

No te podemos llevar a la playa, pero sí te podemos dar tu mesa con vista al mar; esa opción se encuentra en plena Nápoles, sobre la calle Nueva York. Con vista al mar es un nuevo lugar pequeño pero coqueto y divertido, con letreros tipo rótulo, de esos que se escriben a mano. Y, a pesar de su tamaño, es imposible no ver este lugar: su color verde, sus mesas al exterior y su buena vibra harán que te detengas, si no de antojo, al menos sí de curiosidad. Su menú tiene opciones frescas como el pulpo enamorado, la torre buchona (camarón cocido y crudo, pulpo, jaiba y atún) y un par de aguachiles y ceviches. Si prefieres taquear, hay de longaniza de camarón, de chicharrón de pescado, de carnitas de atún o de camarón capeado. No pueden faltar las tradicionales empanadas de camarón, el chilpachole de jaiba y las estrellas de la casa: la torta ahogada de pulpo, los tostilocos (yes: tostitos clásicos con ceviche de pescado que te traen en su bolsa) o los esquites con tuétano y pulpo. Lo imprescindible: el flan de suaves, hecho con bombones de coco, de esos súper tradicionales de Mazatlán, y el clamato El Chino, que va con mezcal, sake, cerveza y soya. Los fines de semana se arman sus aguas locas, esa es receta de la casa y cambia cada fin. O si eres de gustos más tradicionales, éntrale a tu cerveza de cuartito y tu veladora de mezcal cupreata de Guerrero. La onda de Con vista al mar es tranquila y sin pretensiones. El lugar perfecto si quieres mariscos hechos con intención y buena ond

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  • 2 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles
  • precio 2 de 4

Un paraíso se despliega tras dos puertas metálicas de búnker. Entrar aquí es como teletransportarse a la mansión de un millonario excéntrico en medio de la Guerra de Vietnam. Dos pisos de salones grandes con mesas blancas, prints selváticos y una barra que simula ser una biblioteca cuyos libros esconden botellas. Pero definitivamente lo mejor del Tranquiloco es su terraza, con mesas largas de madera fina como de biergarten elegante y vegetaciones diversas que resultan en mil tonos de verde enroscados en la pared. Ahí, bajo el cielo caluroso, es obligatorio pedir cervezas muertas para celebrar la tarde. Si tienes suerte encontrarás todas las opciones que ofrecen (sólo tienen las de cerveceras mexicanas comerciales). En cocteles, la carta muestra las alternativas básicas tropicales, como piña colada, mojito, caipiriña y daiquiri. Una dulce y agradable elección es el coctel de la casa, con mezcal, naranja y vainilla. Mientras las botellas sudan y se vacían sin fatiga, cada línea del menú bajacaliforniano hace más grande el dilema sobre qué pedir. Todo se antoja. Hay sopes de pulpo, taquitos de tinga de marlín, camarones cheleros, sándwiches y carne a las brasas. Aunque al primer vistazo pueda parecer marisquería, nuestro tip es pedir los platillos de carne, que son superiores. En general, la calidad de la comida es inconstante, empezando por el peldaño más bajo, el flojo aguacholo. Este se sirve en una salsa roja que remite al sabor de la cátsup, camarones, pepino y cebolla mora

  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles
  • precio 1 de 4

El poder reparador de un buen caldo lo conocen todas las abuelas del mundo y ya está demostrado científicamente. Antonio Báez, mejor conocido como Toño de Livier, chef de La Panga del Impostor en Guadalajara, lo sabe desde siempre, y lleva años sirviendo ahí su célebre birriamen (caldo de birria + fideos orientales). Esta combinación japo-jaliscience, gloriosamente mestiza, ya tenía antecedentes en la cocina de Toño, que gusta de los platillos mar y tierra (su taco de pulpo con chicharrón, su birria de almejas) y de las influencias orientales (su tostada china, su caldo de miso con camarones), además de los sabores del Bajío, de la frontera mexicana —él nació en Mexicali— y el sur de Estados Unidos, donde trabajó como cocinero de joven. Tradicionalmente, la birria jaliscience es de cabrito, chivo o borrego a la barbacoa (la carne se cocina bajo tierra, adobada con pulque, chiles, especias y vinagre, y envuelta en hojas de maguey), tiene mucha grasa y un olor penetrante; pero en este caso es de res, así que el caldo resulta menos pesado y grasoso, tiene un sabor reconfortante que inunda la boca y se vuelve más vivaz a cada sorbo con la frescura del limón y el "jardín" de cilantro y cebolla picados. Los fideos alcalinos de trigo contrarrestan el nivel de umami (sabor proteínico-salado), equilibran el ácido del limón y con su textura elástica redondean este plato perfecto, que te hace sentir que debía haberse inventado siglos antes. Pero en Caldos Ánimo también hay de otras sopa

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  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mariscos
  • Nápoles
  • precio 2 de 4

La Nápoles es un territorio engañoso. Escondidos en sus calles, en los lugares más inopinados, suelen encontrarse rincones gastronómicos que sólo se avisan por la cantidad de automóviles estacionados en su entrada. El Samurai cumple con estas características: oculto tras los coches está un pequeño jardín zen (o más bien zen-cillo) que encamina hacia el restaurante. Una vez dentro, se desata la decoración de palacio japonés o algo parecido, con privados repartidos en los costados, mesas con parrilla para preparar teppanyakis y una barra de sushi que es el sitio por el que opto. Como entrada, una sopita Dobin, de pescado, camarón y champiñones, servida en jarrita con pocito. Rica, pero nada como para pedirla de nuevo. Luego tuve la sabia decisión de pasar de los sushis (en otras ocasiones los he consumido aquí y son muy correctos) y los teppanyakis, y entrarle mejor a la barra de yakitoris –es decir, brochetitas–. Esta fue mi selección: Ebi (camarón, bien endulzada, jugoso el crustáceo), Hatsu (corazón de res, consistente, carne firme y en su punto), Tebasaki (pechuga de pollo, quizá por culpa del pollo, la más simple de sabor de todas), Kaibashira (callo de hacha, una delicadeza), Neguimaki (tallo de cebollín enrollado con carne de cerdo, el sabor empieza a ponerse interesante e intenso) y por último, Shishito (chile japonés enrollado en cerdo: hay tal cosa como el chile japonés, no pica, pero tiene un sabor dulce que hace a uno lamentarse de que la brocheta fuera tan breve).

  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Nápoles
  • precio 2 de 4

Desde 1985, la dedicación de la familia Nagaoka ha hecho de esta casa-restaurante uno de esos sitios que traspasa la barrera de “favoritos” y, a la vez, uno de los sitios favoritos de la comunidad japonesa en el país. Lo anterior se nota en la familiaridad con la que el staff de servicio trata a más de un comensal en cada jornada y en el empeño que pone la propia familia en supervisar la operación del restaurante. Sus dos pisos divididos en pequeños salones, decorados con grabados y una versión en acrílico y madera de las tradicionales puertas corredizas japonesas, dotan de cierta ceremoniosidad ese momento en el que te encuentras con una bella pero discreta cerámica que rebosa comida humeante o piezas cortadas a la perfección (pidan un sashimi mixto y verán). Se trate de un tazón (platos preparados a base de arroz y distintos tipos de carne), de tallarines (udon o soba) o alguna cacerola (que se preparan en una estufa de gas sobre cada mesa), los ingredientes siempre son frescos y el sabor, preciso. El menú cuenta con suficientes opciones de platillos típicos, pero no a nivel abrumador. Si se está algo familiarizado con la comida japonesa, es sencillo de recorrer; si no, lo cierto es que cada platillo cuenta con una descripción breve y clara de qué esperar. Para darle vuelta a la indecisión, una apuesta segura es pedir Wateishoku, comida completa que incluye: sunomono (vinagreta de pepino y mariscos), sashimi, file katsu (filete de cerdo empanizado), tempura (verduras capead

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Asador Libanés
  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Libanesa
  • Nápoles

“¿Está rico?”, pregunta el dueño siempre pendiente de que nada te falte. Inevitablemente responderás que “sí”.Aquí puedes disfrutar de jugosos cortes de cordero o de sirloin, sazonados al estilo Medio Oriente. Esta cocina libanesa cuenta con un menú ejecutivo y su atención nunca falla; además, aquí está uno de los mejores jocoques de la ciudad.

  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Nápoles
  • precio 1 de 4

Recientemente se inauguró Mesa Nápoles, una pequeña plaza gastronómica en una zona donde hay pocos lugares ricos, propositivos y a buen precio (como Hijos del Maíz, gran favorito). También está Corazón de Pollo, de los chefs Bernardo Bukantz y Luis Serdio (Primario, Bravo Lonchería y Salón Ríos). Además de pollos enteros o en paquetes, sirven alitas, tacos dorados, papas rostizadas, chilaquiles y tortas. La papa con pollo y queso que pedí tenía la piel crujiente y el interior suave, llevaba un cremoso alioli y bastante pimienta con limón (a la próxima solicitaré que le pongan menos). También pedí para llevar una torta de pollo, bien servida pero algo seca —le caería bien un poco de jitomate o aguacate— y un paquete con un suculento cuarto de pollo, medio elote, papas, tortillas, agua fresca y cebollas. Llegué por el pedido temprano, a la 1:30pm, quizá por eso las cebollas rebanadas estaban casi crudas: una pena, porque cuando están bien doradas en la grasa que sueltan los pollos, son una delicia.    Más allá de los ajustes que siempre son necesarios en aperturas recientes, Corazón de Pollo promete y volveré para probar sus especiales de fin de semana, como porchetta, piernas de pavo y camotes rostizados.

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