Playa de Puerto Escondido con rocas en el mar
Foto: Víctor Santacruz

Puerto Escondido: un paraíso oaxaqueño para escapar de la ciudad

Playas con aguas turquesa, joyas arquitectónicas y más razones para enamorarse de Puerto Escondido

Escrito por
Carlos Alberto Miguel Hernández Verástegui
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Puerto Escondido es la suma de todos los paraísos imaginarios hechos realidad; con bahías divinas, lugares secretos y atardeceres en tonos rosados es el escape ideal sin importar cuándo lo visites, ya que siempre es buen momento para lanzarte a sus playas oaxaqueñas y perderte en ellas.

Puerto ha evolucionado. De ser un referete surfer y bohemio, y sin dejar de lado esos elementos, se convirtió en un destino con otros ingredientes que lo hacen aún más atractivo
para diversos gustos: gastronomía, arte, arquitectura, buenos tragos y por supuesto, la energía oaxaqueña que impregna el aire y le da una sensación diferente a la de cualquier playa de nuestro país.

Llegar a este paraíso es fácil, su aeropuerto está situado a menos de 20 minutos de la playa con vuelos directos desde la Ciudad de México. Si lo tuyo es ir por tierra, la carretera que conecta con la ciudad de Oaxaca te entregará postales inigualables, gracias a la belleza natural de la sierra oaxaqueña.

Ya con el calor del sol y la brisa del mar en tu frente puedes disfrutar rica comida en toda su expresión. Un clásico es el restaurante Almoraduz, cuya fama internacional se debe a la recomendación de The New York Times, pero sobre todo a su calidad y sus platillos que tienen como insignia lo local y están inspirados en lo mejor de todo México.

También puedes probar el que se rumora es el mejor zarandeado a la redonda, en Coste. Otra opción son los ricos tacos y tostadas con vista al mar y coco fresco en mano en AguaSala. Reserva una tarde o noche para la grata sorpresa que es el Omakase de Kakurega, un poco más retirado de la zona turística, pero que vale la pena como expedición culinaria y también arquitectónica ante la bella palapa que los alberga.

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Foto: Fernando Ramírez

Foto: Fernando Ramírez

Para la sed de la mala, la primera visita puede ser a La Punta, una zona repleta de buenas opciones que puedes recorrer hasta llegar a Savanna, el nuevo bar que ofrece refrescantes tragos con grandes sets de djs, como Poolside, de fondo. Además tiene pop ups, cuando yo fui, la gran invitada fue Gabriela Cámara de Contramar, quien preparó un menú ideado especialmente para la ocasión.

La segunda opción es una escapada a Cobarde bar, un pequeño rincón de cielo en las playas oaxaqueñas con una curaduría basada en mezcales únicos de productores independientes. Pide el menú de degustación para acompañar este viaje mítico con traguitos de mezcal.

Sabemos que amas la playa —¿quién no?—, pero más vale que te des tiempo de escaparte a Casa Wabi, una verdadera joya arquitectónica. Pero antes, te recomendamos que contactes a los administradores a través de sus redes sociales (IG: casawabi; FB: Casa Wabi) para agendar tu visita y maravillarte con este oasis dedicado a residencias artísticas.

Para que te des una idea, este increíble espacio fue fundado por el artista mexicano Bosco Sodi y diseñado por el arquitecto japonés Tadao Ando (Casa Azuma, en Japón). En esta misma área encontrarás arquitectura de Alberto Kalach y un temazcal creado por el despacho Tezontle, inspirado en el árbol de Papelillo (o Copal) al cual podrás acceder y tener un viaje ancestral único.

Para pasar la noche existen varios hoteles, posadas y opciones de Airbnb; así que hay para todos los presupuestos. Te recomendamos el Hotel Villasol en playa Bacocho o el Escondido cerca de Casa Wabi.

Así que descubre Puerto Escondido, piérdete en sus atardeceres, asombrarte con sus olas salvajes, y tómate uno o varios mezcales al vaivén del océano con cielo estrellado.

  • Qué hacer

Tenemos la fortuna de vivir en un país con paisajes distintos y hermosos. Desde bosques en medio de la CDMX —como el Bosque de Chapultepec—, pasando por las selvas del sur del país, sin dejar a un lado nuestras playas. Y es que México posee más de 11 mil kilómetros de costas, espacio en el que se distribuyen 53 playas y tres marinas certificadas por Blue Flag —de acuerdo con la actualización más reciente de la Secretaría de Turismo.

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