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Restaurantes y cafés en la Del Valle
Encuentra los mejores lugares para comer o tomarte un café en esta zona de la CDMX
La colonia Del Valle es perfecta para salir a pasar un buen rato por la cantidad de lugares que puedes visitar. Dar una vuelta por el famoso Parque de los Venados o pasar una tarde divertida en el Bolerama Coyoacán son algunos de los 15 lugares imprescindibles en la Del Valle.
Las opciones para divertirse mientras cae el sol no se quedan atrás, checa dónde salir de noche en la Del Valle y saca tus mejores pasos mientras disfrutas de un delicioso trago. Pero sin duda lo que buscamos con más frecuencia es un buen lugar para comer. A lo largo de sus calles te toparás con diferentes sitios de comida que seguro te harán amar más a esta zona de la ciudad. Para no errar en tu elección, te recomendamos los mejores.
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Sitios para comer en la Del Valle
Homeslice Pizza
La escena pizzera de Chicago y Nueva York se hace presente en Homeslice Pizza. Luce particular ver un búnker de onda industrial en medio de una colonia con puras casas y edificios departamentales, pero eso añade picor a Homeslice: mesas y sillas de acero, una barra de concreto, techos altos y decoración gringa. Primero lo primero, sus pizzas, hay tres estilos diferentes: pan pizza, receta original horneada en sartén y bañada con salsa pomodoro (30 min); la new york pizza, de 50cm con masa delgada y estirada al momento (20 min); deep dish, la súper famosa pizza estilo chicago servida en sartén de 5cm de altura con 400g de queso mozzarella (45 min). La deep dish de meaty lovers es una carnívora combinación precisa entre pepperoni, salchicha italiana, lomo canadiense y remate de tocino, un conjunto crujiente como la masa y que te deja satisfecho. Si prefieres sabores menos intensos, pero te gusta entrarle a lo goloso, la cheesy lovers lleva cheddar, manchego, mozzarella y parmesano, luce cautivadora por todo el queso derretido a los costados y te envicias con los sabores. Puede pedirse mitad y mitad. El espacio es una mezcolanza industrial y muy americana que además de guardar aromas antojables de masas recién hechas, cuenta con barra para preparar malteadas con vino y tepache, así como horarios para brunchear. ¿El secreto? Ir con mucha hambre.
Las Hijas del Marqués
Si no vas a Yucatán por marquesitas, deja que las marquesitas de Yucatán vengan a ti. ¿Lo mejor? Habrá más de 50 sabores para que elijas. Esto sucede en Las Hijas del Marqués, uno de los foodtrucks consentidos en la Del Valle por ser el referente callejero yucateco más acertado y sumamente cumplidor. Las hay dulces y saladas, para el paladar más exigente y los amantes del azúcar. Desde sabores como higo en almíbar acompañado con queso de bola, las de ate de frutos rojos artesanal, con jalea de vino tinto y la reina de reinas: cochinita pibil con su cebollita morada.
Casa Magh
Acogedora y con un cometido: consentirte con panes dulces y salados bajo la certeza de que los ingredientes utilizados son de alta calidad. Casa Magh es una panadería en la Del Valle fundada por las aficionadas del pan, Ana Oropeza y Clara Grimaldo. El nombre del lugar significa magia. Clara comenta que los alquimistas usaban la palabra magh para describir que todo se transforma y la transformadora en Casa Magh es la masa madre. De fermento completamente natural, lo único que posee este compuesto es harina y agua, no lleva levadura y puede tomar hasta cinco días en prepararse. En el pan salado está la estrella de la casa, una hogaza de carbón activado. El sabor no cambia, pero es alto en nutrientes gracias a sus propiedades desintoxicantes (hacen magia en el metabolismo). Tip: una buena hogaza debe ser crujiente por fuera y suave por dentro y en este lugar lo cumplen. La baguette de jamón de pavo tiene acentos notorios de ajo y cierta acidez proporcionada por la masa madre. Sencilla pero cumplidora. Dejaron volar la imaginación en el pan dulce: “La concha del mes es de chicle, en marzo fue de lavanda y en febrero de betabel, pues procuramos usar solamente ingredientes de temporada”, asegura Ana. La de chicle lleva un toque de tutti frutti que te regresa a la infancia. Local diminuto de menú enorme. En Casa Magh, la alquimista de masa madre, encuentras productos que se distinguen por el amor en sus recetas y ejecuciones.
Due Gelati
¿En qué se diferencia el helado tradicional con el gelato de Italia? La diferencia básica es que el helado lleva crema y el gelato solamente leche. Es ligeramente menos grasoso y más terso cuando lo comes. En Due Gelati son expertos en la materia, y aunque emplean en algunos sabores cierta cantidad de crema, todos son veganos. Otra de las características es que son preparaciones artesanales con ingredientes mexicanos de temporada. Como el de tuna verde o el de mango con chile, son dulces pero sin caer en el exceso así que te refrescan de inmediato. El de vino rojo con queso es ligeramente más espeso y cumple para una tarde romántica, añadiendo una bolita de gelato de frutos rojos. A este pequeño local, que por cierto abre todo el día, puedes ir con tu mascota y disfrutar de café, té y chocolate caliente, para que no encuentres queja alguna en estos días fríos.
Ecole Cua
Así como necesitamos de una farmacia o un supermercado cerca del hogar, las pizzerías artesanales también son necesarias; cuando da el antojo, este llega de forma implacable. Suertudos somos los que vivimos en la Del Valle porque tenemos a Ecole Cua, un lugar muy acogedor, amiguero y familiar que llegó justo a tiempo para darnos calor en estos próximos meses fríos. Sería imposible desanimarse con alguna de las pizzas clásicas. Las grandes tienen ocho rebanadas y vienen en combinaciones como salami con cebolla de cambray; mozzarella, parmesano, brie, queso azul y aceitunas; o la sencilla fugazza de cebolla con mozarrella. No podían dejar fuera del menú las creaciones de la casa, especialmente la llamada de cancha, con anchoas, pimientos, cebolla cambray y chile serrano, una combinación de sabores que despuntan: salado, ácido, orégano y pimienta. Las puedes pedir en tamaño pizzeta por $70. Todas gozan de una masa medianamente gruesa y una salsa de tomate a la italiana, que si me preguntan, podrían llevar una cucharada más. Es momento de darle cuerda al antojo de la pizza. Toma en cuenta que si tienes reunión en casa Ecole Cua te entrega pizzas listas para hornear.
Tesler
Una barra de café, una mesa de trabajo y mesas de herrería negra –estilo terraza en un área plenamente iluminada– son los elementos que componen al espacio de Tesler. Se trata de una cafetería extremadamente relajada y recién incorporada a la Del Valle. Aquí la frase “menos es más” cobra vida en una corta línea de productos para desayunar y comer, así como con sencillos métodos de extracción de café mexicano. Lo mejor de los desayunos es la cazuela de chilaquiles rojos con huevo, llevan queso rallado y muchísima crema; aunque podrían ser más picosos. Considéralos para un domingo de cruda y termínate de curar con un matcha, abren a las 9am. También hay pan francés, tan dulce como lo quieras, o un bowl de frutas, que si bien es la opción que buscarás al preferir algo ligero, no dejes pasar la oportunidad y acompáñalo con un cuernito o alguno de los toasts, puede ser de huevo o aguacate, el chiste es que los pruebes. Sin duda en el reino matutino de Tesler el rey es el flat white, compuesto por una finísima espuma de leche y un expreso potente de granos chiapanecos lo suficientemente tostados para elevar la acidez de la extracción muy similar al noble expreso cortado, pero de sangre más azul. La corte vespertina se inclina ante el cold brew, una extracción lenta y helada que te refresca igual que te despierta; seguido por el té negro helado, que es mejor tomarlo sin ningún edulcorante. A Tesler se viene con hambre, resuélvelo con alguno de los emparedados, como el de vegetales,
Buenas Migas
Recién me mudé a la Del Valle. El primer fin de semana que pasé en mi nueva casa, mis roomies me llevaron a desayunar como bienvenida a Buenas Migas, un restaurante a unas cuadras de nuestro hogar. Al llegar nos apuntamos en un pizarrón negro. Eran las 11am y ya había gente esperando su turno. Se trata de dos locales pequeños con mesas de madera dentro y fuera. Dos de ellas son comunitarias, para los que van solos o para familias de más de seis miembros. La carta es sencilla. Entre semana cuentan con un menú de comida corrida. Sirven comida mexicana con un twist mediterraneo que va desde el tradicional consomé de pollo, hasta lentejas con chorizo o crema de elote. También tienen ensaladas de frutos secos, chiles con diferentes rellenos, pollo azafrán con plátano y una gran oferta de comida vegetariana con berenjenas rellenas de champiñones y pastel azteca. Los sábados tienen pancita y una carta especial de desayunos: chilaquiles verdes, rojos y de pasilla; pueden ser con huevo, pollo, arrachera o solos. Yo pedí los clásicos verdes con pollo y un huevo. Los desayunos vienen en paquete (jugo de naranja o fruta, café de la olla y el platillo que escojas). Mientras llegaba mi platillo pedí la charola de pan de dulce y elegí un panquecito de queso con zarzamora, cremoso y dulce. Mis chilaquiles verdes llegaron en un plato gigante con una buena porción de pollo, coronados con crema, queso y un huevo frito. La salsa es deliciosa y un poco ácida; si te gusta el picante te recomiendo
Café Parabién
Llegué a un moderno edificio con fachada de concreto sobre Eugenia en la Del Valle. Es un lugar cuya sucursal precursora se encuentra en el barrio de San Ángel y su peculiar nombre responde a la filosofía de que en la vida “todo es para bien”. Tiene una terraza con una pequeña mesa y dos sillas, una barra con bancos altos o gabinetes para sentarte. Inclínate por la última opción pues son amplios, con respaldos de madera, asientos acolchados y conexiones eléctricas fácilmente accesibles. De la carta me agradaron los precios económicos y muy flexibles. Las bebidas –cafés y tés– oscilan desde los 22 hasta los 49 pesos, mientras que la comida como los sándwiches y los croissant están entre 50 y 70 pesos. Leonardo, el chef, barista y sommelier de té, me explicó que el café es originario de Totutla, Puebla, de la finca de San Martín Cohuapan, para ser exactos. Pedí un capuchino que sirven en una taza, ideal para “chopear” un biscotti de nuez y chocolate blanco o una concha. El café estaba espumoso y dulce sin ser empalagoso (tiene notas de chocolate, avellana y pan tostado). Lo sirven caliente, pero puedes darle sorbos continuos sin quemarte. Si el apetito se manifiesta, pide un emparedado caprese con jitomate, mozzarella fresco, arúgula, mantequilla de albahaca y crema de vinagre balsámico, la que cobra protagonismo. Lo sirven en un plato rústico con dos rebanadas, es perfecto para comer algo sano y no llenarse en exceso. Cuando pedí la cuenta el ticket indicó que gasté menos de
OchentaOcho Cemitas
El pan llega diario de Puebla y los demás ingredientes los compran en la Central de Abastos con los mismos proveedores desde hace 28 años, lo que quiere decir que los sabores se han mantenido intactos. La calidad de las recetas que les ponen a cada cemita casera es supervisada directamente por los propietarios. Una cemita por excelencia lleva pápalo, quesillo y chipotles dulces. La recomendación de la casa es la de milanesa o de pata, y una de las favoritas de quienes los visitan son las de pavo. Si te gusta el queso de puerco, anímate a pedir una. La carne de la milanesa es suave y con el justo tiempo de fritura, el pan lo humectan con una vinagreta de la casa que le da un toque de frescor, luego el pápalo que permea todos los sabores y una cantidad considerable de quesillo y aguacate son los que coronan la presentación. Puedes armarla a tu gusto si prefieres, o atacar la cubana con un poco de varias cosas del menú. Los chipotles dulces son hechos en casa, que además puedes adquirir para llevar y tienen una cemita de bacalao a la vizcaína aunque es una lástima que no la ofertan en esta sucursal, si se te antoja la puedes encontrar en su puesto de Mercado Roma. Aunque suene a cliché: los sabores caseros de Puebla los replican en la CDMX en este pequeño local de cemitas.
Matisse Del Valle
Esta panadería favorita de los vecinos de la Condesa también echa buena suerte en la Del Valle. En su menú de desayunos aparece una sorpresa: la crepa de huitlacoche bañada en salsa de chile poblano y, por supuesto, gratinada. Es un platillo mexicano-francés que integra muy bien los sabores de ambas cocinas: la salsita picosita, el huitlacoche terroso y suave y las crepas ligeras y cremosas. No dejes de probar sus trenzas con chocolate y las orejitas azucaradas, sus productos de panadería son siempre frescos.