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Cafés en Coyoacán
En Taxqueña, Miguel Ángel de Quevedo o el centro de Coyoacán, encuentra lattes, espressos o americanos para calentar el alma
Una lista de cafés para tomarse un break cuando estés de paso por el área más popular del sur de la Ciudad de México. Mientras bebes de tu taza, ¿por qué no ideas un plan para comer y echar la fiesta en Coyoacán?
Cafés en Coyoacán
Hêrmann-Thômas Coffee Masters
Esta cafetería nacida en Veracruz y con sucursal coyoacanense es, seguramente, una de las más bonitas de la ciudad, con su barra decorada con series de luces, mesas con cubierta de espejo estilo retro y libreros de piso a techo con títulos de distintos temas, para que los leas mientras pruebas sus especialidades. La atmósfera que se crea es encantadora, y detalles como su vajilla de peltre —a la venta ahí mismo y en línea; también venden Keepcups de todos los modelos— la hacen todavía más especial. Los baristas saben lo que hacen, te recomiendan las mezclas del mes, con granos de distintas fincas y tostados artesanales, y manejan todos los métodos de extracción, aunque con el sistema de ordenar primero en caja no te prestan mucha atención cuando ya estás sentado. La comida salada no es su fuerte, aunque el panino de pollo al pesto te saca del apuro, y los postres, que se ven muy apetitosos, desilusionan un poco ya en el plato: la tarta de plátano (banoffee pie) que pedí estaba reseca, la crema agria, a punto de echarse a perder y los plátanos oxidados (vi que después de servirme colocaron nuevas tartas, más frescas, en su aparador), mientras que la tarta de pera y el pay de manzana estaban ricos, pero muy empalagosos. De cualquier manera, es un espacio muy cómodo para platicar o trabajar y su buen café merece más visitas.
Que Llueva Café
Si pudiese imaginar el lugar donde mejor quedaría una lluvia de café, sería Coyoacán gracias a la sensación folclórica y colorida que evoca; pero mientras este hecho de la naturaleza no suceda, date una vuelta a Que Llueva Café, nuevo espacio cafetero ubicado en esta alcaldía cuyo cometido es servir café en todas sus modalidades. El interior es una suerte de pins de Pinterest cuando buscas decoraciones vintage y campiranas, con detalles en ladrillo, fierro negro, focos colgantes y huacales acomodados como repisa. Un elegante y distinguido sifón para cold brew exhibe lo que se trabaja: diferentes métodos de extracción con sus respectivas máquinas, que van de chemex, prensa francesa, aeropress y sifón japonés. Aunque los artilugios se manifestaron a vista, el día que fui me dijeron que no había otros métodos disponibles y pedí el cold brew con leche light que habría preferido en menor cantidad para no rebajar la acidez del café. El menú es muy amplio, así que es imposible irse con las manos vacías: en especialidades de la casa tienen un aromático chai dragón con shot de espresso y choco menta caliente para evocar sensaciones navideñas. Si quieres monchar algo dulce, las donitas horneadas satisfacen y las hay de diferentes golosos sabores, pero mi consentido fue el suave y esponjocito panqué con cajeta. La finta de cafetería grab-n-go implica que las únicas dos mesas estén afueras, y en una de ellas plasmaron sobre la pared Que Llueva Café como un buen photo opportunity que pued
Mercado Roma Coyoacán
El concepto de Mercado Roma llega a Coyoacán y trae consigo 42 locales llenos de buena vibra, buena comida y mucha energía. Algunos restaurantes son los mismos que están en la Roma, pero con un giro en concepto y te puedes encontrar literalmente de todo. Aunque sea la misma onda, el lugar es totalmente diferente, es más espacioso, con más luz y con algo para todos los gustos. Es un mercado que satisface los paladares más exigentes y complace a todo aquel con hambre y antojo. Venir a comer, beber y convivir te genera una experiencia porque se nota que los locatarios se llevan bien entre sí, puedes estar en contacto directo con los chefs y dueños y hacer nuevos amigos. Las mejores ofertas de esta sucursal al sur son: Café y té Rosa Café es un café con métodos de extracción de especialidad y chocolate de Oaxaca, te recomiendo el frappé de chocolate blanco. En Kanayma ellos cultivan sus ensaladas, fabrican jamones y chorizos como el de conejo, y cuidan todo el proceso de los animales en una granja. La Botica del Té, en donde te ofrecen una infusión según tu signo zodiacal o la carta de tarot que saques. Cafexología se trata de coctelería con café y té, surge de un matrimonio y amor por las plantas. Tienen tea tonics, cold brew y su clásico alabado por todos, el carajillo de mazapán que no es para nada dulce, y mi favorito, el terejillo de matcha, querrás más con cada sorbo. También cuentan con galletas de La Galletería y donas con sabores únicos. Alimentos y bebidas Tetakawi, so
Café El Olvidado
Vamos al grano: el tesoro de este nuevo café coyoacanense son los scones, los tradicionales panecillos ingleses que se comen a la hora del té con mantequilla o crema espesa (clotted cream) y mermelada. Aunque en México se tiene la idea de que son muy aristocráticos, en realidad son panes sencillos en los que debe prevalecer la frescura, ya que no se valen de betunes y ganaches como lo hacen los cupcakes para impresionar. Aquí se hacen con la receta de la familia Valender –los propietarios– y se sirven el mismo día en que se hornean; son esponjados, apenas con un dejo de dulzura —para eso está la mermelada— y sin barroquismos: simples o con moras azules. Con eso tienen para conquistar. De comida salada hay sándwiches como el de roast beef con gouda y cebolla caramelizada (rico pero algo seco) y ensaladas; para desayunar destacan los huevos benedictinos. El menú dulce también ofrece panqués, trifle (otro clásico británico) y un delicioso apple crumble con compota de manzana natural, cubierta de migas y natilla de vainilla. De tomar hay una interesante carta de tés, infusiones —la de hinojo y bálsamo de limón es un excelente digestivo— y café orgánico chiapaneco. El servicio es atento, ponen buena música y el espacio luminoso, minimalista y sin aglomeraciones invita a pasar un rato tranquilo: esta pequeña cafetería inglesa no se nos va a olvidar.
BeaverTails
Corría el año de 1978 cuando en Killaloe, provincia de Ontario, en Canadá, Grant Hooker y su esposa Pam iniciaron un negocio familiar con unos bocadillos que dieron a conocer como colas de castor (queues de castor en francés y beaver tails en inglés). Tenían la forma de una cola de castor hecha de masa frita con la receta típica de las ferias y reposterías de Norteamérica, a la que además, le espolvorearon azúcar y canela o le untaron crema de avellanas con chocolate (Nutella). Una receta para el éxito: la forma, el tamaño del antojo y los toppings, los colocaron rápidamente como un postre favorito que se contagiaría hacia Ottawa, luego a otras ciudades de Canadá y Estados Unidos. Ahora nos cayó el maple canadiense con la primera sucursal en México. No te costará trabajo entender este antojo porque en México tenemos los churros fritos y los buñuelos. Ahora, si te vas a engolosinar con las colas de castor hazlo bien, sin rodeos y en tres pasos: el avalanche con cheesecake de caramelo; el triple trip con Nutella, crema de cacahuate y Reese’s Pieces; y por último, el maple, con glaseado a base del dulce néctar canadiense por excelencia. Tampoco te parecerá una mala idea la cola de castor de galletas con glaseado de vainilla o de manzanas con canela, sólo no olvides rematar con un chocolate caliente con bombones.
Café Avellaneda
¿Qué mejor símbolo para el Centro de Coyoacán que una ardilla? El Café Avellaneda se adueña de este ícono y lo refleja en sus paredes azul turquesa, al estilo clásico antiguo de la región. Inspirado en el personaje Laura Avellaneda del libro La tregua, de Mario Benedetti, este pequeño y escondido lugar, definitivamente es un must al visitar la zona. Cinco bancos junto a la barra, dos mesas dobles y una banca a la entrada, ofrecen un espacio cómodo y tranquilo para tomar un café hecho a tu medida en compañía de los baristas y uno que otro cliente frecuente. A diferencia de otros locales, el Café Avellaneda no ofrece un menú; sino una especie de ficha técnica donde podrás consultar la historia del local –directo desde la Feria de la Piñata en Acolman, Estado de México–, las propiedades de un producto de excelencia y los distintos métodos de extracción y producción del café que vas a consumir. Elige, con ayuda del barista, entre el grano traído de Oaxaca, Chiapas o Veracruz y solicita en la “Barra de Métodos” que preparen tu café ya sea con el ripper, aeropress, la prensa francesa, un clásico expreso o la famosaiInfusión en frío, cuya preparación tarda al menos un día completo. Pero eso no es todo, para tener el mejor café hay que tener a los mejores recolectores. El producto que puedes consumir en Café Avellaneda se obtiene por medio de proyectos de sustentabilidad y apoyo económico a los campesinos que lo cosechan. Café Avellaneda es delicioso, responsable y a tu medida.
El Beneficio
Esta coqueta cafetería se ha hecho de buena fama entre los coyoacanenses y los cientos de visitantes de la zona por los siguientes atractivos: está cerca de la plaza, pero en una calle tranquila; sirve café de la finca chiapaneca El Pacayal; su pan artesanal y comida de aires caseros; además, hay wifi gratuito y son amigables con mascotas, al grado de permitirles el paso al interior del pequeño local. La especialidad de la casa es el riquísimo pay de plátano que preparan a diario, con crema batida (auténtica de leche), fruta fresca, dulce de leche y masa quebrada; además hay pay de limón y de moras, panqué de naranja, brownies, chocolatines, cuernitos y más delicias reposteriles. En cuanto a la comida salada, una de las mejores opciones ligeras es el hummus servido con verduras y totopos de maíz; en cambio, cuando se antoja algo más sustancioso, su baguette de carne de cerdo a la naranja es un acierto. La carne es suave, jugosa y bien sazonada, acompañada de una ensalada de buen tamaño. Para que no te aburras de su menú regular, cada semana presentan distintas sugerencias preparadas con buena mano por su propietaria, Ana María Fernández de Jáuregui. Ofrece desde un caldo verde con pescado y almejas, tortas de cochinita, hasta una pasta pomodoro o lomo a la pimienta. Por las mañanas, se ve todo tipo de comensales, desde los acelerados que pasan por su café y un pan para llevar o los sanísimos que toman su jugo verde y salen corriendo a los Viveros; otros, que después de termin
Marabunta
Además de café, este lugar es un refugio para escritores en Miguel Ángel de Quevedo. Aquí tendrás la posibilidad de escuchar poesía en voz alta o deleitarte con uno de los cientos de libros que contiene su biblioteca. Más que una cafetería, encontrarás un espacio de creación literaria y expresión artística.En la entrada me recibieron con invitaciones a coloquios, discusiones, a un taller para charlar al respecto de la obra de poetisas latinoamericanas y a la presentación de un libro de alguna editorial independiente. Una vez dentro es posible encontrarse con grupos de universitarios en pleno debate sobre la condición del ser en el mundo. Por otro lado, tanto el café como el chocolate, además de que se obtienen por medio de comercio justo, son bebidas tratadas con sumo cuidado en la barra. Los granos de café que utilizan provienen de San José Tenejapa, una comunidad veracruzana que se dedica a producir una mezcla de altura con notas ligeramente cítricas (que se toma muy bien en un americano caliente). Cuentan con dripper, para un americano más ligero; o con prensa francesa, para una bebida con más cuerpo. En caso de clima frío o lluvioso, hay que pedir un chocolate artesanal. Tiene diversos sabores, como canela, pimienta o un toque de chile, pero todas sus presentaciones son igual de reconfortantes.Acompañé mi café con un brownie, que tiene un ligero sabor a canela y va muy bien con un simple americano sin endulzar. Para antojos algo menos calóricos, vale la pena un dulce de
Café Negro
Uno de los placeres de visitar Coyoacán es tomarse un café después de comer algún antojito. Café Negro está a unos pasos del centro, y al no ser tan popular como El Jarocho u otros cafés de la zona, ofrece un respiro del bullicio dominguero.Aunque no cuentan con una gran variedad de cafés y casi todas sus bebidas las elaboran por medio de una cafetera tradicional (aunque sí cuentan con dripper y prensa francesa), sus granos provienen de Atoyac, Guerrero, los cuales brillan por su calidad. Cultivado por pequeños productores, este café tiene un perfil muy frutal de lima, hierbabuena, moras, fresas y mango.Pedí un americano de prensa francesa. Me pareció un tanto ácido; las notas afrutadas son apenas perceptibles en una bebida no muy bien preparada. Creo que esta opción funcionaría mejor en la mañana, cuando lo que se busca son altas dosis de cafeína y un sabor más cargado.Después de este tropiezo llegó una sorpresa muy agradable en forma de una bebida que rara vez suelo ordenar: un moka. Hecho con una tableta de chocolate oaxaqueño, no pierde el toque tradicional y resulta reconfortante y delicado, no muy dulce.El chocolate complementa de manera armónica la acidez del café artesanal y no se pierden sus matices frutales como sucedió con mi primera opción de prensa francesa. Es como si el sabor a pueblito de Coyoacán estuviera contenido en esa taza.Lo acompañé con un panqué de fresa hecho en casa. Demasiado dulce para complementar al moka, mejor pedir algo salado, como una baguet
Cafetzalli
Desde hace ocho años, antes de que Starbucks llegara a hacerles competencia con una sucursal muy cercana, Cafetzalli fue de las primeras cafeterías de la ciudad en ofrecer café orgánico certificado proveniente de cinco cooperativas chiapanecas de la Reserva El Triunfo, Los Altos y la Sierra Madre, organizadas en el colectivo Chiapas Presente.Sus aromáticos granos de exportación, tostados lentamente al punto y molido deseado son la clave de su supervivencia, así como el hecho de que es uno de los pocos lugares en el DF en donde se puede conseguir pozol, tascalate, miel de Ocozocoautla, adobo para cochito o salsa de chile mira p'arriba, además de las populares galletas de la casa, unas crujientes trencitas de masa de mantequilla con café, azúcar y canela.Sus chapatas de jamón o pavo no son muy originales: llevan manchego, germinados, jitomate y aguacate, pero ganan mucho si pides una orden extra de queso de cuadro de Ocosingo, que les da un rico toque cremoso y ligeramente ácido.Si nos concentramos en la calidad de su café, les daríamos quizá cuatro estrellas: pesa en contra la logística, pues el lugar es diminuto —cinco mesas para dos—, el que no acepten tarjetas y la falta de estacionamiento, lo que obliga a estacionar el auto lejos o, irónicamente, con el valet del Starbucks. También restan puntaje sus vasos desechables, utilizados incluso al tomar las bebidas en el lugar; la excepción es el café de olla, que cuesta sólo 25 pesos, preparado con la cantidad justa de canela y
Cafeleería
El nombre explica muy bien el concepto: un lugar para los amantes del café y la lectura. El espacio es muy pequeño pero, al mismo tiempo, esa impresión la da su aparatosa colección de alebrijes, piñatas y papalotes elaborados por los dueños del lugar, que, si no está expuesta en Cafeleería está en algún concurso o exhibición. También puedes encontrar un librero que forma parte de la campaña Lector en Extinción, cuya dinámica es muy sencilla: deja un libro, llévate otro. Lo mejor es que son libros en buen estado y constantemente cambian por completo los títulos del estante. Dicho equilibrio lo guarda un letrero que dice: "Puto el que se robe los libros". Cafeleería entiende que para muchos lectores un libro y un café no están bien acompañados hasta prender un cigarro. En cuanto uno entra al diminuto local de poca ventilación, es recibido más que a café, por un olor a cigarro. Este ambiente, junto con algunos muebles en malas condiciones, hace que quizás no sea el lugar más acogedor. Basta con darle un trago al café para pasar de largo el relleno que sale de los sillones. El menú de comida se reduce a un sólo platillo: el sándwich de pavo. Asímismo tienen a la venta algunos productos como bites de cacao o café tostado. Tanto el cacao como el café son traídos de Chiapas. Puedes comprar el café por kilo, pero debes llamar un día antes, pues no almacenan el café tostado. El viernes los capuchinos son 2x1. Mi recomendación no es ir con un amigo. Cualquiera que ya haya probado el ca
Rocambole Café
Rocambole, un personaje fantástico de folletines franceses del siglo XIX, es el arquetipo con el que han reencarnado varios héroes modernos. Sus aventuras fantásticas hicieron de su nombre un adjetivo: rocambolesco, palabra que describe un hecho extraordinario. Este café homónimo en Coyoacán, pretende traducir esto en tazas. Si dividimos las cafeterías, muy a la Dostoievski, en ordinarias y extraordinarias, en la primera categoría pondríamos esas cuyo menú resulta predecible, lugares que con esfuerzo llegan al mocha blanco o al pay de limón. Las segundas, en cambio, son aquellas que se enfocan en revolucionar sabores, en llevar las bebidas más allá de la marca del grano (aquí es Lavazza). En Rocambole, mi recomendación para el amante del espresso y enemigo de la rutina, es el espresso romano o el de naranja: bebidas de sabor intenso y sorprendente con unas cuantas gotas de limón y naranja naturales. Otra bebida que conquista es el cappuccino cardamomo. Coquetea un poco con el sabor de los tés especiados, sin oponerse ante el aroma y el gusto del café. La bebida ideal para el hipster ya empalagado por el chai en polvo. Aunque llegues con la idea de tomarte sólo un café, la vitrina de sus pasteles seduce con delicadezas de porciones chonchas, como el pastel de chocolate en cuatro texturas –que se pueden contar con el paladar–, el panqué de limón con semillas de amapola o el bizcocho de cereza rocambole con queso mascarpone. La mayoría de estos manjares son recetas de la casa y
Nube Siete
Se supone que es un espacio de inspiración para artistas, rodeado de piedra volcánica y con terraza. Está dentro del Museo Universitario de Arte Contemporáneo –a su vez, parte del Centro Cultural Universitario–, lo que no le impide operar cuando las salas de exposición, cines o teatros permanecen cerrados. El servicio es a partir de las 8am, por lo que es ideal para comenzar el día con una rebanada de pastel. El café es bueno, pero su carta va más allá de la de una cafetería. Destacan la sopa de verduras con mejorana, la hamburguesa angus (con discreta salsa tex-mex) y los tacos de camarón con salsa molcajeteada; es decir, opciones de comida amigables con el bolsillo (el precio de cada uno de estos platillos ronda los 100 pesos). Para beber, las limonadas nube siete, con jamaica o mora azul, son muy refrescantes. Evítalas si no te gustan las bebidas con agua mineral gasificada. El punto negativo podría ser el servicio, no te sorprendas si al llegar a tu mesa encuentras las migajas que dejaron los comensales anteriores.
Persea
Esta panadería y cafetería de Coyoacán anuncia su existencia desde la calle pues deja escapar un tenue aroma a café. Es un pequeño local blanco y muy limpio, no hay decoración significante más que la vitrina con los panes del día, la barra de café y un par de banquitos; aquí se viene a despertar o a refrescar la tarde. El servicio en la barra es rápido y cuidadoso y anuncian lo que ofrecen a través de un pizarrón. En Persea se antoja pasar rápido a romper el ayuno; aunque a veces hay una que otra sorpresa, la oferta de cajón de panadería es excelente. Hay cuernitos rellenos de pavo con queso, chocolatines, orejitas y baguettes. La mejor opción si prefieres algo azucarado es el chocolatín, pídelo caliente para acompañar un café del día. En cuanto a café –de granos mexicanos– la oferta va del expreso al capuchino, no cuentan con métodos de extracción de especialidad, y tampoco es que se extrañe en una opción tan práctica de cafetería. Si vas por la tarde y en estos días calurosos del verano te recomiendo ir directamente al apartado de bebidas frías, si quieres cafeína pide un capuchino helado o para algo simplemente especiado está chai servido en frío. No gastarás mucho, Persea es baratísimo.