Desde comida y ropa, flores y plantas, hasta cine de arte y cortes de cabello, estos mercados y tianguis te sorprenderán por su variedad de productos y servicios.
De la cecina a la barbacoa, pasando por los mariscos y los tamales, este rincón de la colonia Guerrero tiene para satisfacer a los paladares más curtidos en el sazón popular. Imperdibles Tacos de cecina Lola la Trailera Hay de bistec, pechuga, gringas, chorizo, quesadillas de sesos y champiquesos. Si quieres algo para comer en casa y lucirte con tus invitados, una opción sencilla es el mole especial de Actopan del local 435.
Más que un mercado, es un mosaico de productos de distintas partes de América Latina. Si el antojo es de arepas venezolanas, café colombiano o ron de Cuba, este lugar lo hace posible. Uno de los imperdibles es la Frutería Rafael, el lugar te recibe con una gran bandera de la República de Colombia. Aquí el encanto consiste en sentarse en su pequeña barra a degustar una taza de café Juan Valdez preparada al momento.
Este mercado tomó su nombre en honor a los portales de la antigua ladrillera de la colonia. Abastece la zona con los clásicos puestos de verduras, carnes, dulces y artículos personales, pero es conocido por sus locales de comida que van de la clásica pancita, barbacoa, mariscos y sushi. Los cochinitos y el Huarache Feliz Ofrecen la salsa perfecta para los crudos; habanero molcajeteado con cebolla, ajo y un toque de limón
Se trata de una excelente oferta de los insumos básicos para armar una buena mesa. Los precios son un punto a favor. El desfile diario de amas de casa que lo visitan es un testimonio bastante preciso de lo bueno, bonito y barato de sus productos. El catálogo del lugar incluye exquisiteces incomprendidas como corazón, ojo, cola, pata, pescuezo, pancita y espaldilla.
En una época de furor por lo vintage, un lugar de este tipo puede convertirse en un punto atractivo para los amantes de esta tendencia, además de conservarse como una parada obligada para coleccionistas y aficionados a la historia. No importa si se trata de un afiche de la época de oro del cine mexicano o de una granada del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial, este mercado tiene para los intereses más raros que hayan curtido en el tiempo.
Se trata de un tradicional de la colonia, colorido de la primera vista por sus locales de flores en la entrada. Su techo alto y locales espaciosos te dejan ver y andar con calma sin tener ganas de salir corriendo. Imperdibles La Esquina Este lugar es algo así como una cremería donde puedes encontrar productos gourmet. La variedad de quesos es abundante, desde los típicos como el canasto doble crema y el Chihuahua, hasta los más exquisitos como el camembert, el de cabra, azul o brie.
Este lugar es más amistoso de lo que se cree. Años de pulquerías, electrodomésticos baratos, campeones de box y artistas callejeros lo avalan. ¿Crudo?, llega temprano y pídele un plato a Don José. Luego, como Lázaro, levántate y anda.
Estamos hablando de la meca para comprar pescados y mariscos frescos en la ciudad. No por nada es la comercializadora de productos del mar más grande de América Latina y la segunda a nivel mundial. ¿Quieres una parrillada de mariscos?, este es el lugar para armarte con todo lo indispensable, desde la ‘pescadilla’ más austera hasta unos percebes de las costas gallegas.
Si cada mercado popular fuera una nave espacial, este mundo de productos en el oriente de la ciudad sería la nave nodriza. De hecho, sus divisiones están señaladas como naves, no como pasillos. Este lugar le quita lo exagerado a la expresión “hay de todo”. Es la máxima expresión del bullicio por el comercio no solo en la ciudad, sino el país.
En algún lugar del lago de Texcoco, que ahora conocemos como el Zócalo de la Ciudad de México, los mexicas se establecieron en el año de 1325 y así fue como nació Tenochtitlán. La zona donde se encuentra en Mercado de Jamaica era un pequeño puerto donde las canoas que iban de Tláhuac y Xochimilco –por el canal de La Viga– al mercado de Tlatelolco podían comercializar productos o recibir servicios.
Sigue siendo uno de los más importantes puntos para encontrar productos populares, como chiles secos, hojas de plátano y de maíz, y verduras nacionales. Ahora se usan huacales de plástico en lugar de madera y costales de rafia en lugar de yute, pero siguen abundando los productos frescos, los pequeños altares, los afiches del América y las historias de familias enteras que trabajan arduamente desde muy temprano hasta el anochecer.
El tianguis vagó entre el Kiosco Morisco y el estacionamiento de la Facultad de Arquitectura de la UNAM hasta que en 1987 encontró su casa en la calle Aldama, entre Sol y Luna. El trueque quedó relegado a un pequeño espacio en la parte trasera, pero aún está lleno de punks, rastas y darks (goths) nostálgicos. Se instala sólo los sábados. La mejor hora para ir es entre las 12 del día y las tres de la tarde.
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