Desde hace mucho tiempo tenemos en la mira a David Castro Hussong, conocido por su restaurante Fauna, en Ensenada. Así que cuando me enteré que había abierto La Mari junto con su esposa, Maribel Aldaco, en Lomas de Chapultepec, supe que este lugar pronto se convertiría en uno de los consentidos de la CDMX (sí: hasta para los que no nos gusta subir a Lomas). La Mari es un restaurante amplio, con mesas grandes y lleno de plantas; ahí, sí o sí, te sentirás cómodo —puedes ir de tenis, a pesar de la zona. Aunque si vas a la hora del after office te encontrarás a muchas personas trajeadas—. Y el concepto termina de reafirmar la calidez del espacio: Castro y Aldaco le pusieron La Mari a su restaurante para hacerle un homenaje a las mujeres que les enseñaron a amar la cocina; la hipótesis de los cocineros es que todos los mexicanos tenemos en nuestro círculo cercano a alguna mujer a la que le hemos aprendido y que se llama María. En mi caso, la hipótesis se cumple: mi madre se llama María. Y para amarrar el concepto, la propuesta culinaria también abraza: aquí, todo lo que pruebes será un gozo. En la carta hay un poco de todo; opciones con carne, con pescado o basadas en verduras, incluso entre los platos fuetes. Y si pruebas varias cosas te darás cuenta de una constante: en La Mari, la onda es la calidad de los ingredientes. Aunque, claro, el mérito técnico de Castro y de Aldaco, encargada de los postres, se nota. Prueba de ello es la flor de calabaza con hummus, hecho con berenjena
El poniente de la CDMX alberga restaurantes con propuestas novedosas de gastronomía, lugares para desayunar y barras que preparan los cocteles de los mejores mixólogos de la Ciudad de México.
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