interior de brujas bar
Foto: Alejandra Carbajal

Bares para ir solo/a sin que te vean raro

Si estás buscando un refugio contra la ola de parejitas de San Valentín, checa estos bares para que nadie te moleste.

Escrito por
Time Out México editores
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Si San Valentín te produce ansiedad y solo buscas un refugio para pasarla bien contigo mismx, empieza por estos espacios culturales para el (des)amor. Y si ir a pensar al tianguis no es opción, checa estas opciones de bares para echar un drink. Incluso puedes hacer nuevos amigos, pero sin presiones. Nada de Forever Alone, aquí pura buena onda.

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Bares para ir solo en la CDMX

  • 4 de 5 estrellas
  • Vida nocturna
  • San Miguel Chapultepec

Fuera del herbidero de bares de la Roma-Condesa-Polanco, la San Miguel Chapultepec todavía conserva las virtudes de las colonias viejas: comercios con décadas de historia, vecinos que se saludan y calles tranquilas por la tarde.  

Todo ello forma parte del encanto de esta nueva vinata de barrio. No hay mesas particulares, sino que debes hacerte un lugar en las barras del interior, cosa que se presta para platicar con los vecinos ¿de qué? de vino, naturalmente, pero sin faroleos. Brutal quiere que le entres al vino de la forma menos acartonada posible. 

 

  • 4 de 5 estrellas
  • Vida nocturna
  • Roma

El Tigre Silencioso llegó para dominar la planta baja del espacio cultural Casa Basalta (hogar también de Umai, Amy, Pato Manila, Milk Pizzería y Crisopeia) en una elegante casona de 1914 remodelada. Si necesitas un pretexto, di que vas a probar las botanas del prestigioso chef David Castro Hussong (Fauna, La Mari). Dentro de la larga lista de bebidas, hay una selección interesante de vino de Baja California e internacional, sake, fernet, sidra artesanal, mezcal y cocteles con y sin alcohol.  

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Bar Oxford
  • 3 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Cantinas
  • Tabacalera

Bar Oxford en la Tabacalera: con sus puertas de vaivén, albergue de más de 70 años de recuerdos y sus fotos de personajes famosos del México clásico, envejeciendo en la pared. Además de que podrás probar una comida exquisita, tradicional y toda para ti, puedes beber unos tragos mientras te diviertes con los personales que frecuentan esta cantina.

Fifty Mils
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Bares de hotel
  • Juárez 
  • precio 3 de 4

La decoración de terciopelo en tonos profundos –como los de las piedras preciosas–, el bronce y la madera oscura te harán sentir envuelto en una atmósfera cálida y sofisticada. Toma un lugar en la barra de mármol en donde podrás tener una experiencia extrasensorial gracias a los cocteles que te irán ofreciendo los bartenders de acuerdo a la plática que vas teniendo con ellos. ¡No sustituye la terapia!

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Tío Pepe
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Cantinas
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4

Enorme y guapa barra, mesas rojas, espejos opacos. Es una cantina vieja y eso se ve y se disfruta. La decoración es un viaje en el tiempo hasta el Porfiriato y aunque el menú se reduce a tacos de guisado vale la pena. Puedes ir con un par de amigos a precopear o disfrutar de largas pláticas, si vas solo disfruta de la ambientación de Tío Pepe y de tus tragos favoritos. 

  • 4 de 5 estrellas
  • Vida nocturna
  • Cuauhtémoc

Sofitel estrena un speakeasy en la casona de 1938 que se quedó como la fachada del hotel. El diseño interior está inspirado en una biblioteca francesa, pero con detalles que también recuerdan la cultura de los bares secretos americanos. Lo que dejan claro es que su estandarte es la elegancia.

Las antigüedades en la barra y las paredes, los asientos de piel a juego con tonos oscuros y cocteles inclinados al bourbon como el Old Fashioned te hacen querer conversar en susurros como en una película de cine negro. Además, el ambiente cosmopolita se acentúa por estar dentro del Sofitel, así que es muy probable que encuentres huéspedes extranjeros y solitarios que, a diferencia del otro bar con terraza del hotel, el Cityzen, buscan un lugar más íntimo para echar unos tragos sin prisa ni más espectáculo que el del bartender.

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  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4

La renovada fascinación por la coctelería en México surgió con un nombre: Limantour. Fue uno de los primeros bares en nuestra ciudad que decidió salirse de la vía y ofrecer una experiencia que se aleja de una simple barra con cocteles que no van más allá de los martinis. Toma un lugar en la barra y permite que el mixólogo te ofrezca los tragos antes de que conozcas lo que tienen en la carta. 

  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Condesa
  • precio 2 de 4

El whisky tiene un templo en la CDMX y nosotros acudimos a rezarle. Hay whisky de origen japonés y es tan respetable como el de Escocia. Todo esto en Wallace, bar dedicado al elixir de la cebada con más de 150 etiquetas diferentes. Además de pasar un rato relajado puedes aprender mucho sobre este destilado de sabores amaderados. 

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  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Mezcalería
  • Cuauhtémoc
  • precio 2 de 4

El Bósforo resalta entre las calles de esta zona como un lugar atípico. Pequeño en cuanto a espacio y con una decoración mínima (clávate en la lámpara que cuelga del techo y remite a los años 30), este lugar especializado en mezcales de distintas parte de la república (con más acento en Oaxaca), es perfecto para entrarle a la fiebre por esta bebida y probar un Espadín, mezcal consentido por los noctámbulos que asisten al lugar.

Inició como un lugar clandestino que poco a poco se ha popularizado, y si bien mantiene esa aura espontánea y relajada, hay que admitirlo, también es un poco pretenciosa. Pero dado que es punto de reunión de artistas y excéntricos, nadie te verá raro si tienes una cita contigo mismo/a. 

Living Room Bar
  • 4 de 5 estrellas
  • Bares y cantinas
  • Bares de hotel
  • Polanco
  • precio 2 de 4

Alrededor del mundo, los bares de hotel tienen cierto prestigio que en México no se ha explotado. Aquí se cuentan con una mano y, entre esos pocos, destaca el recién remodelado bar del Hotel W. El servicio es impecable y el lugar es bastante cómodo, algo que uno descubre poco a poco, porque, a simple vista, parece que la decoración salió de una de las glamorosas, pero sórdidas novelas de Bret Easton Ellis.

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