Bucareli calles más cool mundo 2024 Time Out
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Bucareli, una de las calles más cool del mundo en 2024

La icónica avenida se asoma discretamente como uno de los lugares a los que hay que ir. Antes de que TikTok lo llene de visitantes

Cris Winters
Escrito por
Cris Winters
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Bucareli es la nueva calle por recorrer y una de las más cool del mundo este 2024 según las expertas y expertos de Time Out. 

Rayo gentrificador de consecuencias agridulces. La Juárez, se sabe, es la nueva Roma. Ya no es sólo la Plaza Washington o el circuito Marsella- Havre. Tampoco Versalles y su Soho House. Toca su turno a la plaza del Reloj Chino, que es el Centro, pero es la Juárez en nuestra mente. Sí, Bucareli permanece cerrada un día sí y otro no. Pero el Makan, el Del Suelo, la galería de Karen Huber y el recuerdo del Nazas, se traducen en que la icónica avenida, se asoma discretamente como uno de los lugares a los que hay que ir. Ahora. Antes de que TikTok lo llene de gente sin onda. 

¿Qué más hacer una de las calles más cool del mundo en 2024?

Fundada por Karen Huber, una de las galeristas más activas de la ciudad, esta plataforma de cultura nació en 2014 con el fin de discutir y cuestionar el estado de la pintura contemporánea y cómo se está reformulando tanto conceptual como formalmente. Actualmente, representa artistas mexicanos y extranjeros cuya presencia en México ha sido determinante para la escena artística de la Ciudad de México. Por ejemplo, Andrew Birk, Marc Breslin, Héctor Madera, Kanako Namura, Lucía Vidales y Othiana Roffiel, por mencionar algunos. Su programa de exposiciones invita a curadores tanto nacionales como internacionales. Es un referente del arte en la CDMX.

Mar a vie 11am-3pm y 4pm-7pm, sáb 11am- 3pm

 

Makan
Foto: Alejandra Carbajal

Makan

Antes se encontraba en la Roma, en una casa que también albergaba el Meow y el Salvajes.  Ahora conserva su carta inspirada en Singapur, pero en un local mucho más bonito que incluso cuenta con pequeños privados.

Su historia es esta: Maryann, una chef singapurense, y Mario Malvaez (un chef mexicano), se conocieron en el ya mencionado país del sudeste asiático. Entonces comenzaron a realizar distintos viajes para finalmente mudarse a México y abrir las puertas de este restaurante que busca ser una extensión de la casa de los chefs.

Un espacio que reúna a las personas alrededor de la mesa para compartir con ellas sus historias a través de un menú definido por las expresiones gastronómicas del sudeste de Asia. Sirven platillos como laksa (un plato de fideos picante popular en el sudeste asiático),  luck duck and finger lickin’ chicken, kaya toast hecho con pandan bread (pandan es una hoja que se da en Singapur y se usa para condimentar alimentos y envolver los mismos), y más. El restaurante forma de Grupo Maximus, qué encabezado por Eduardo García y Gabriela López, incluye proyectos como Máximo, Em, Café de Nadie y Martínez. Cuenta con buen ambiente y es común lo mismo encontrarte a familias, que a personalidades como Gabriela Warkentin, o gente joven con mucha ondita. 

Lun-sáb 2pm-10pm, dom 1pm-7pm

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Del Suelo
Del Suelo Instagram

Del Suelo

Ubicado en la casi recién remodelada Casa Emilio Dondé (casi esquina con Bucareli), este wine bar de vinos naturales es el resultado de cinco años de trabajo, varios viajes, y muchas botellas de vino. La curaduría de Kate Gingold, una de sus dueñas, propone etiquetas como La Gorda Yori, La Guerrerie, Cocciuto blanco (vino blanco biológico),  y decenas de joyas más. Para comer, el chef Alex Fierro (que también es dueño de la dark kitchen Monale), propone platillos como tortilla española con alioli y chorizo, tostada de esmedregal con salsa de pimientos,  y manzano, o pulpo.   Además suelen hacer take overs/pop ups de proyectos como Re Vinos, Fermentos, Bar Mini y Fugaz. 

Miér-sáb 5pm-12am, dom 1pm-10pm

Artículo 123
Foto: Marianela Trueba

Artículo 123

Ok, no está en Bucareli, pero sí está entre Bucareli e Iturbide, y es un proyecto pionero en inyectarle onda a esta zona de la ciudad. O sea, existe desde que era socialmente aceptado describir algo como “hipster”. Es una casa que funciona como un espacio híbrido con un restaurante, una tienda y una galería, promoviendo así el arte de vivir bien, de compartir la buena comida y el arte, para alimentar el cuerpo y la mente. Su carta sirve clásicos como chilaquiles, enchiladas y croque monsieur/madame, así como tom yum, curry verde, edamames, gohan y pad thai. También prepara emparedados estilo oriental, cordero al comino, hamburguesas y más. Para beber hay cervezas, cócteles y vinos, y su tienda ofrece objetos de madera, barro, peltre, aluminio y barro bruñido, así como mezcal. Por su parte, la galería invita a un artista destino a exponer cada mes, a través de su programa 1 Mes 1 artista, el cual permite a los creadores tener un espacio para experimentar y exhibir de manera libre, más allá de las tendencias del mercado. 

Lun-jue 12pm-7pm, vie-dom 12pm-8pm

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  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Italiana
  • Juárez 

Frente al histórico reloj chino de Bucareli hay una nueva esquina dedicada a la buena pasta. Los chicos de Pastificio, quienes primero nos antojaban desde su tienda en Polanco y nos enseñaban todos los trucos en sus talleres de pasta fresca, están detrás de esta pequeña trattoria en la Juárez. En este spot tranquilo, con joyitas inspiradas en la cocina casual romana, los corazones se ponen felices entre pastas, amigos y vinos italianos. 

Uno de los mayores representantes de su cocina son las croquetas de risotto (supplì en italiano), así que fue lo primero que llegó a mi mesa. El suppli al teléfono son dos croquetas rellenas de mozzarella fundido que la verdad duele compartir con alguien; podría comerme cinco yo sola. 

Luego vinieron las benditas pastas. La mezze meniche all amatriciana va servida con la clásica salsa de tomate con el punto justo de picante por el peperoncino, y queso pecorino. Una sinfonía. Si no te intimidan las calorías, debes probar su carbonara, cremosa sin llegar a molestar por que la salsa sea demasiado densa, y con sus trozos de guanciale (embutido italiano); más que un plato es un abrazo para el frío que se complementa perfectamente con la acidez de una copa de un blanco siciliano Olli Doc 2021.

Para cerrar, el aroma de una tarta de higos me tentaba desde la barra de la cocina, pero preferí el tiramisú, tan humectado que me recordó a un pastel tres leches.

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  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Cuauhtémoc

La pandemia terminó con muchos proyectos, otros tantos… renacieron. El chef Allan Feldman se asoció con los antiguos dueños de Tirasavia Café y juntos crearon un nuevo concepto.

El lugar es acogedor y el hecho de tener la cocina abierta te invita a vivir la adrenalina del movimiento. Se torna una experiencia completa si te sientas en la barra y vea toda la magia suceder.

Para adentrarte en Tirasavia es necesario saber que tienen un concepto "de la granja a la mesa". El 95% de los vegetales son cultivados en casa, las proteínas son orgánicas, el pan está hecho por ellos, los pescados son silvestres y cuidan mucho cada plato que ofrecen.

Debido a esto y para garantizar la frescura de los alimentos, su menú es pequeño, pero con opciones para muchos paladares. De entrada, probé los jitomates crudos ($160) con camarón seco y vinagre. El platillo es muy fresco y que tengan distintos tipos de jitomate es un extra porque aporta otros sabores. Aunque a mí me faltó algo que levantará el platillo,  tiene el plus de que las porciones son para compartir para que todos en la mesa prueben un poco.

Como fuerte probé el tangine de cordero con una cocción de 16 horas que lo vuelve muy suave y jugoso. Lo acompañan con cous cous y zanahorias que le dan vitalidad al plato.

Para cerrar, probé la panacotta con miel de panal que estaba en el punto exacto de textura. El panal tiene una textura que puedes amar u odiar, pero lo inigualable es el sabor que aporta al postre.

En su menú de bebidas encontrarás vinos, coctelería, mezcales ancestrales, café y algunas sodas, todo pensando cuidadosamente para acompañar tus platos. Se prevé que el menú cambie conforme a la estación, aunque conservarán algunos de los favoritos todo el año. 

Tirasavia no solo es un lugar muy bonito con comida fresca, temporal y cocteles; además de que esconde en su interior un speakeasy y una galería de arte, este luegar logra sorprender en cada bocado y en cada habitación.

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  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Fonda
  • Del Valle
  • precio 1 de 4

Olvídate del glamour de los lugares a los que puedes estar acostumbrado y sumérgete a la Fonda Margarita. Para empezar, el establecimiento está lleno de mesas alargadas, por lo que tendrás que compartir lugar con otros clientes. Estos últimos, en su mayoría son vecinos de la colonia, oficinistas que trabajan cerca o crudos trasnochados que decidieron echarse su cerdo en salsa verde o costillas a la cebolla para desayunar, porque el lugar es sólo para desayunar: abre de madrugada y antes de mediodía ya no queda nada.

El menú cambia dependiendo del día, aunque los huevos, los frijoles, las pechugas asadas y los churros están disponibles de lunes a sábado. Yo fui a desayunar un lunes y disfruté tales manjares, aunque presiento que si hubiera tenido resaca, esos huevos a la mexicana que pedí me habrían sabido a gloria. Cuidado: todo es muy condimentado y, gracias a Dios, casi todo pica.

Por todas las paredes se pueden observar cacerolas de barro y metal colgadas. El almacén de recipientes está a la vista de todos y, desde ciertas mesas, el área de cocina queda expuesta a los ojos de los visitantes. La dueña del lugar se encuentra parada en un escalón, detrás de un “mostrador”, revisando que todo funcione a la perfección y velando por la comodidad de los clientes.

Ojo: no te estaciones sobre línea blanca, la mañana que visité la fonda, una grúa se llevó el coche de toda una familia.

Por donde se le mire es una bendita anomalía, en medio de una colonia de clase media alta y es básicamente un changarro de pueblo, sólo sirve desayunos y se llena, no das un peso por el lugar, pero sirve algunos de los platillos más deliciosos y memorables de esta urbe y no exageramos.

 

Café La Habana
  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Fonda
  • Juárez 
  • precio 2 de 4

Sólo un lugar del DF puede presumir la leyenda de que, entre sus paredes, el “Che” Guevara y Fidel Castro planearon la Revolución Cubana. El Café La Habana está lleno de relatos sobre comensales célebres y momentos históricos que han sucedido al calor de una taza de su café, ilustrados por algunas fotografías del lugar y una placa con nombres conocidos. Miembros del personal que llevan hasta 50 años trabajando ahí, cuentan alegremente las historias del café que hoy en día es más frecuentado por los oficinistas de la zona a la hora de la comida, que por revolucionarios y poetas.

Como un acto nostálgico quizás, el lugar no ha cambiado mucho desde que abrió en 1954. Los pardos tonos de la decoración hacen creer que uno se encuentra dentro de esas fotografías viejas y, en un momento que podría parecer escrito por Woody Allen, ver a todos los personajes que en su época frecuentaron el café. Roberto Bolaño en la mesa de enfrente, cubriéndose con el menú al ver que acaba de entrar Octavio Paz; intentar escuchar la conversación de la barra, donde Fidel Castro y el “Che” Guevara discuten el que parece ser el mayor de los secretos; o buscar los rastros de la familia Buendía y qué guarda este lugar que pudo haber inspirado a García Márquez.

Si te interesa planear una revolución, escribir la próxima gran novela latinoamericana o hacer el no menos loable descanso oficinista, mi recomendación es el café habana en taza, un espresso acompañado de una espumosa taza de leche condensada, o un cappuccino deconstruido, como le dirían hoy.

Para el amante del espresso está el café bombón, un espresso doble cortado, ligeramente espolvoreado con café molido. Es una bebida de sabor muy intenso que puede ser subestimada por un nombre tan dulzón. El grano es veracruzano, tostado y molido ahí mismo y está disponible por kilo para llevar.

En la sección de alimentos hay un menú ejecutivo o platos fuertes como pastas, tortas, o el queso fundido que recomiendo ampliamente. Los precios son proporcionales a la cantidad de historias y secretos que custodia el lugar pero, definitivamente, cada sorbo de su café vale la pena.

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