Los mejores restaurantes para cenar

El lugar es al aire libre con una distintiva vista hacia las jacarandas. Los equipales de colores cobrizos dan un toque prehispánico, mientras las paredes se adornan con alebrijes y máscaras. La variedad gastronómica de aires mexicanos corre a cargo del chef Gerardo Delgado.

Justo arriba de El Parnita está este restaurante que sólo abre de noche y te deja campante. Es como un patio techado con muros de ladrillo, algunas plantas en las paredes, estantes de madera con velas y una serie de luces de colores que colgaron de un lado a otro. Lograron fusionar un ambiente de fiesta de vecindad y una terraza clásica, con efectiva refinación. Comencé con la única entrada, comienza con las pellizcadas petatlán de pescado esmedregal.

Sumérgete en un espacio con una colección de meteoritos y una pared de piedra volcánica, colores galácticos, elementos visuales tropicales y mobiliario retro. Cada mes hay un cambio de menú por parte de las chefs Ale Coppel y Alexander Suastegui.

Este local pequeño es de franceses que se han vuelto unos expertos en el arte del sándwich fortificado. En el menú encontrarás los croque en numerosas combinaciones, como si los hubieran adecuado a los gustos particulares de alguien.

Es una trattoria en una casona sanangelina con un menú italiano que se distingue por la frescura de sus ingredientes. Esta es la primera pizzería en México certificada por la Associazione Pizzaiuoli Napoletani, que especifica el uso de harina doble cero (totalmente refinada) y tomates San Marzano (denominación de origen italiana). El horno de piedra es traído de Italia.

Cuando los ingredientes son de primera calidad, estos brillan por sí mismos. La mano experta que los supo transformar en Amaya es Jair Téllez (Merotoro), quien apostó todo a favor de los insumos que utiliza. El interiorismo prolonga el paisaje citadino que caracteriza a los restaurantes de la Juárez: paredes crudas, columnas con cemento expuesto y acabados mínimos. Al exceso de mesura en el comedor lo contrasta un mural psicodélico de un rostro femenino que parece expandirse.

Un secreto de la Condesa que rápidamente te convence de estar en el lugar correcto. Es el perfecto ejemplo de un ambiente cálido que no asedia las pretensiones. La ginebra y el prosecco son madre y padre de la barra. La cocina es italiana con platillos caseros. No te pierdas del pulpo frito con risotto al limón, un obligado de la casa.

Ojear el menú significa un viaje culinario exprés por las recetas tradicionales de platillos americanos, asiáticos, españoles y, por supuesto, mexicanos. Hay cabida para cualquier antojo, desde langosta y pulpos a la gallega hasta hamburguesas y pastas. 

¡Bienvenue a la provence! Es cocina francesa clásica sobre Álvaro Obregón. Las mesas y las sillas coquetean con su madera oscura, por dentro es blanco, azul y ladrillo a la manera de la campiña francesa y al techo lo decoran unas espectaculares lámparas de cristal teñido ligeramente de amarillo. Es el lugar en donde los franceses de la zona llegan a comer.

Huset significa "hogar" en sueco, pero este nuevo restaurante no sirve comida nórdica, sino platos con aires campiranos. El horno de leña es el protagonista, tal y como lo soñaba el chef Maycoll Calderón, quien se asoció con el empresario y diseñador Walter Meyenberg (Paprika y Sesame), luego de tres exitosos años como chef ejecutivo del J&G Grill.