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Restaurantes y cafés en la Juárez
Esta colonia de la CDMX tiene un sabor único y está esperándote a que la conozcas
La colonia Juárez ha ido ganando terreno en el corazón de los citadinos. No importa lo que busques o lo que tengas ganas de hacer, seguramente encontrarás el spot perfecto en la lista de los 20 lugares imprescindibles de la Juárez.
Sin importar si andas solo o acompañado, atrévete a conocer los mejores lugares gastronómicos que tiene esta colonia. Encontrarás dónde comer por menos de $150 en la Juárez hasta lo que haga llorar a tu billetera. Para que conozcas a qué te enfrentarás antes de entrar al sitio, te contamos cómo están estos restaurantes que viven en la Juárez.
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Lugares para comer o tomar café en la Juárez
La Tita
Así debió de ser la tortería en donde Carlos se reencontró con su excompañero de la escuela Rosales, en Las batallas en el desierto (de José Emilio Pacheco): pequeña, de barrio, con refrescos en botella de vidrio (lo mero bueno: Chaparritas, Boing, agua Topo Chico y cerveza artesanal Charro) y música del Flaco de Oro sonando de fondo. Estas tortas, súper tradicionales pero con su toquecito de sofisticación, hacen homenaje a las torterías de la ciudad con las que muchos crecimos, y que estaban en la esquina de nuestras calles. Seguro regresarás a tu infancia cuando entres al local: una barra con unos tres bancos, y otra tras la que el tortero hace los suyo. De fondo, anaqueles que exhiben las pocas pero bien seleccionadas bebidas del lugar. Las tortas súper tradicionales como de milanesa, jamón, chile relleno y bacalao o también algunas más nice como la de pulpo. Nosotros nos echamos una de quesos que tenía panela en escabeche (riquísimo), queso doble crema y queso gouda. Obviamente, venía con todo y su generosa porción de aguacate. Y también la de short rib, que venía aderezada con un puré de papa súper cremosito y acompañada de un bowl con jugo de carne para chopear la torta. Si vas, no te pierdas los chiles en escabeche y, sobre todo, los chipotles, que dejan reposar en piloncillo durante largas horas, hasta que adquieren su aroma ahumado y delicioso. Además no pican, así que éntrale con ganas. Ahora cuentan con entregas a domicilio. Pídelas por WhatsApp al 55 60902072 Te r
Helena
Seguro cuando vayas a Helena no te vas a aguantar las ganas de decir: ¡qué bonito lugar! Desde la recepción, con su diseño industrial; las escaleras de caracol para subir a la primera planta, donde está en salón; la barra limpia, color arena; el privado y, por supuesto, la primera planta, en donde disfrutarás tus alimentos, ¡todo es un lujo a la vista! La loza y los cubiertos tampoco se quedan atrás. El concepto de Helena es cocina al grill; desde cortes de carne, opciones con pescados y, también, algunos platos con vegetales, todo con sus respectivos coctelitos —desde lo clásico hasta lo innovador— para acompañar. Al momento de examinar la carta de bebidas noté que hay varias etiquetas de vino y cerveza que, en otros restaurantes igual de bien vestidos, están a un menor precio. Me decidí entonces por un Aperol Spritz, que además se antojaba por el ambiente de lugar, que es de color arena y deja entrar mucha luz. Playerito, pues. De entrada pedí una tártara de papaya, que me llamó la atención porque me pareció un platillo muy innovador. Venía con dos chips de espinaca que hacían las veces de tostadas. Al principio, y quizá por el factor de lo diferente, el plato me pareció interesantísimo, pero tenía unas notas ahumadas que antes de llegar a la mitad de la porción ya me habían resultado bastante cansadas (y lo afirma una entusiasta del mezcal). Acompañé esto con un tiradito de cecina y este plato valió toda la visita: la cecina era suave, estaba aderezada de tal modo que e
Comedor Lucerna
La Juárez está cada vez más guapa con su oferta culinaria y cultural. Sobran razones para visitarla, y una de ellas es el Comedor Lucerna que, desde su fachada, adornada con murales y arte urbano, ya que deja sentir parte de su personalidad. Una de las grandes ventajas de este comedor es que está al aire libre, y el diseño del lugar está pensado para dejarte disfrutar del día; incluso en las noches de frío, cuando ponen calentadores para que estés ahí, calientito y a gusto, disfrutando la noche. Las mesas de pic nic, largas y de madera, le dan al lugar una sensación de comodidad e informalidad. Además, en Comedor Lucerna hay para todos los gustos, desde las pizzas de Central de Pizzas, pasando por los mariscos levantamuertos del Camarón Ahogado, los hot dogs de Hot Dog Ramírez o la comida latinoamericana de Patacón. En cuanto a las bebidas, las opciones de coctelería son sobresalientes; una de las cosas más felices de la vida es ver pasar al carrito de coctelería que tienen, y que va mesa por mesa para ofrecer tragos recomendados de acuerdo a tus gustos. También tienen una cumplidora oferta de cervezas artesanales e industrializadas y, para la sobremesa, no falta el café. Comedor Lucerna se antoja para cualquier ocasión, es así de versátil: desde la hora de la comida entre semana, hasta para ir con tu perrito un fin de semana, el precopeo con los amigos o una cena informal en pareja. Además acá puedes comer riquísimo sin gastar tanto y pasar todo el tiempo que quieras con la
Mini Marsella
Mini Marsella es un lugar pequeño y acogedor en la calle de Marsella esquina con Nápoles. Se especializa en sliders o burguers, como las llaman ellos. Hay para todos los gustos: desde la Res Ginger con lechuga, jitomate, salsa tonkatsu y queso cheddar; hasta la vegetariana, con calabaza y berenjena. Las combinaciones son creativas y atinadas; nosotros probamos la burguer de cerdo tonkatsu con col caramelizada, espinaca y queso cheddar. La presentación es sencilla, pero muy cuidada; el pan, redondito y brilloso, viene decorado con ajonjolí negro. El sabor es súper balanceado; la turgencia de la col le da mucha frescura al producto final. La porción es suficiente para que te sientas satisfecho, pero no llenísimo. Eso sí, si eres de muy bien diente a lo mejor necesitarás dos. O mejor, complementa con unas croquetas de puré de papa o de verduras con jengibre, y échate un brownie de postre. Mini Marsella también es tienda de abarrotes, así que seguro saldrás con una bolsa llena de salsas, especias, tés, café en grano o leche. Además tienen servicio a domicilio, ¡y en bicicleta!, y lo que te cobran por envío (entre $25 y $50, dependiendo de la zona), es 100% para el repartidor. Cáele a comer rico y llévate algo a casa.
WANWAN Sakaba
WANWAN Sakaba tiene ese tipo de interiores que te transportan a un barrio nipón. Aquí se pierden los rastros de occidente y te ves sumergido en un espacio abarcado por botellas de sake y vino de aquél país, con insignias y letreros en japonés; así como una destacada barra en forma de U. En tiempos A.C. (Antes de Covid) esta misma barra estaba ocupada en su totalidad por oficinistas japoneses o devotos a este apartado gastronómico, prácticamente diario; pero ahora que la metodología es más minuciosa, podrás apartar tu lugar y estarás rodeado por mamparas transparentes para aguardar la sana distancia. Detrás de un abrumador y largo menú escrito en otro idioma, aguardan muchas sorpresas: lo que el chef IMA y su esposa Chiaki Imaizumi trajeron con WANWAN es un viaje a los recetarios tradicionales, no más. Encontrarás opciones fritas, encurtidas y empanizadas, así como variedad de proteína y verdura para todos los gustos, el chiste es aprovechar la duda para sorprenderse. El teishoku es un estilo de comida corrida, paquetes baratos con platillos seleccionados que incluyen sopa arroz y té verde. Elige entre sardina, camarones, carne de cerdo o pollo, atún o estofado. También tienen donoburi, que literalmente significa "cuenco" y es un plato hondo con pescado, carne o verduras servido con arroz; tienen de tempura de verduras o camarón, salmón, atún o lomo de cerdo, entre otras opciones. Para propósitos de logística y facilidad en su delivery, WANWAN desarrolló una selección de bent
BAD! (breakfast all day)
Si reunimos el recetario obligado del desayuno, ¿qué te gustará incluir? En BAD! (breakfast all day) escucharon las plegarias de los que aman desayunar, antes que nada porque la fundadora, Sara Itzel, es amante de la comida matutina. Nos lanzamos a este pequeño y colorido local para probar algunos imperdibles del breakfast all day y te recomendamos qué probar sí o sí. Pan francés: El pan de caja lo traen de la panadería artesanal Karonte, en la Narvarte, es sumamente suave y esponjoso. Cada mordida eleva el juego en conjunto con el huevo, y la fruta encima se siente fresca y dulce. Añade cuanta miel de maple desees. $150. Huevo con jamón: A estos huevos, además de jamón, diría que definitivamente el ingrediente extra es amor: huevos estrellados con tocino y crujientes bits de jamón, acompañados de ensalada verde y un imperdible toast de aguacate. El desayuno de campeones. $90. Torre de pancakes: Si ya se te antojó de solo leerlo, espera a probarlos: esta torre se conforma por tres pancakes mega esponjosos (hechos al momento) con huevo y una salchicha de carne de res preparada con maple y albahaca. Lo mejor de dulce y salado en un mismo plato. $150. Latte: En BAD! le saben bien al café de calidad, pues la dueña estuvo con Almanegra Café. El chiste de este latte tan recomendable radica en que el cuerpo se mantiene intacto por horas, resultado de un tostado ganador. $40.
Milk Pizzería
Los restaurantes y bares secretos llevan ya unos años enigmando a la CDMX. Si bien la entrada no es tan secreta, Milk Pizzería tiene este feeling de speakeasy en un sótano de la Roma donde pareciera que Al Capone está en la siguiente mesa. El nombre hace honor al político y activista estadounidense Harvey Milk, pero poco se menciona sobre él. “Hacemos lo que queremos” es el lema de este lugar, un espíritu rebelde que se siente en la combinación atípica de ingredientes. Inicia con la ensalada de arúgula, infalible aún si o te gustan los verdes, tiene helado de queso de cabra, panal de abeja y crutones de pretzel. Las pizzas son estilo californiano (masa delgada, orilla gruesa con algunos lunares y toppings frescos) y se hacen con masa madre de tres días de fermentación, una característica que la hace más fácil de digerir. Encontrarás una variedad de pizzas con salsa blanca bechamel, con sabores como cinco quesos o carbonara (tocino ahumado y huevo); y la salsa tradicional de tomate, para las clásicas margarita, burratta o de albóndigas. Importante dejar espacio para el postre y probar el french toast crujiente, con crema de cacahuate, hojuelas de cereal y helado de vainilla. Hay quien hace lo que quiere y le sienta muy bien.
Elly's
Uniéndose a los restaurantes cuyos chefs dejaron atrás el menú pomposo para hacer algo más revitalizador con la comida reconfortante, Elly’s aterriza antes de terminar el año desde una casona de los treinta en la Juárez. Este proyecto de Andrés Herrán y la neoyorquina Elizabeth Fraser revela recetas de viajes culinarios y mucha hambre por experimentar (ojo: solamente para cenas). Un espacio engalanado entre lo retro-minimalista, donde geometría y color son puntos clave —cortesía de Futura— entre dorados, azules marino y rosas pálido. La barra que también actúa como recepción cautiva con tantos viniles y explica la gran playlist sonando al fondo: Iggy Pop o Beach House, hasta Durand Jones & the Indications. Tip: considera las porciones para compartir y pide todo en una sola orden, ya que las proteínas tardan de 30 a 40 minutos al horno de leña. Del antipasto brillan las zanahorias baby con suero de ricotta y especias que palpitan en boca, al igual que los vegetales encurtidos de tonos fermentados. La almeja chocolata con mignonette de melón tiene un inicio salado que se difumina en el dulzor de la fruta, resulta tan interesante como se lee; y para evadir lo casual de una berenjena parmiggiana la coronaron con ricotta y tomates frescos que otorgan aires campiranos. El despliegue más original llega en forma de tarta de jitomate Liz: la crujiente base es de galleta dulce cubierta en tomate que juega con muchas especias y aromas de albahaca; es de temporada y hubo fortuna de pro
Sonia
Un espacio encantador, es lo primero que pienso al entrar a Sonia. Rodeado de vegetación, foquitos adornando paredes, libros viejos en estantes de madera y luz natural entrando en cada esquina. ¿Estás en una casona retro o en una floreada tacita de porcelana? diría que ambas. De la cocina abierta salen aromas y humos, nueva guarida del chef Edgar Delgado (Parrilla Paraíso). A la comida se le atribuye el recetario de los abuelos, iniciando con la abuela Sonia, migrante polaca que llegó a México y puso su sello gastronómico en este grupo restaurantero, y por ende, el nombre del lugar. El resto de la carta equivale a la inspiración de la comida latino, italo y afroamericana. La entrada tibia de carpaccio de betabel es inolvidable con una predominante y golosa mantequilla de pistache acompañada de semillas de girasol caramelizadas. Le siguió un elegante salpicón de pulpo (venía troceadito) con un adictivo aguachile de elote tatemado. De los fuertes vino uno marítimo con pulpo a la mario acostado sobre un tipo de cremada con tomate a la plancha, la proteína en su consistencia exacta. Las carnitas de guajolote se desmenuzaron para evitar que se sientan secas, aspecto que además complementaron con un buen mole negro oaxaqueño que supo tropical gracias a las moras azules y el puré de plátano. Los postres fueron todo lo que no esperaba. Literalmente, porque la descripción fue un enigma hasta que explicaron: el tejate de chocolate es tranquilo, bebida de maíz y cocoa acompañada de hela
Dr. Pizza
Me dijeron que le pusieron así porque “querían un nombre tonto”, pero luego hicieron un comentario que fue todo menos tonto: “Dr. Pizza porque la pizza lo cura todo”. Y es cierto, ¿quién no se apapacha el alma con una rebanada de pizza? Bueno, aquí se hace diario con delicias redondas de masa tipo napolitana (delgadas y orillas gruesas). Con un estilo de trattoria hipsterosa con tipografía retro y espejos viejos, el local se ilumina gracias a las paredes de ladrillo pintadas en blanco. Tanto por dentro como por fuera juega con esas simetrías que enamoran a Wes Anderson. Toma asiento en las estrechas bancas, ojea el menú y ve la película que se proyecta, es parte de la experiencia cinema. El doctor (aka, la pizza) está listo para recibirte: durante mi consulta, la dr. piki estaba en las especiales de la casa, con coppa— embutido italiano similar al jamón—, salsa roja y romero, con gran fragancia a nariz y paladar; el par ideal con el picorcito del aceite de chile y un toque de ajo. Para probar con las blancas (las que no llevan salsa), llegó dr. zap de mozzarella y ricotta con flor de calabaza y aceite de olivo. Sencilla pero se degusta fresca, con la flor enterita y bien sazonada de sal y pimienta para no estorbar la naturaleza de los ingredientes. El doctor me recetó un mezcal (ay si), y vino el compadre mendoza: destilado, jugo de toronja y limón con jarabe de canela y escarcha de sal de mar. Fresco sin rebasar aires extraordinarios, pero conjunta bien lo ahumado con dulce