Los mejores cafés de especialidad en la CDMX

Seleccionamos las mejores tazas de café de especialidad, aquí te decimos dónde encontrarlas.

Andrea Vázquez
Escrito por
Andrea Vázquez
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Un buen café es, en toda la extensión de la palabra, necesario para comenzar o recomenzar el día. Y de unos años para acá tenemos la fortuna de tener en la CDMX opciones de cafés de especialidad para satisfacer al paladar más exigente.

El café de especialidad es aquel que se cultivó y fue producido bajo estándares de calidad estrictos. Además, es importante conocer toda la historia del grano: su origen, su variedad, cómo fue recolectado, a qué porcentajes de humedad fue expuesto y cómo fue su cultivo.

En resumen, para que podamos decir que un café es de especialidad tenemos que saber su origen, cómo fue seleccionado y cómo fue plantado. Además de que, por supuesto, las características aromáticas y gustativas son súper importantes.

Si quieres entrarle a este café, te recomendamos los mejores cafés de especialidad de la CDMX.

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Cafés de especialidad en la CDMX

  • Restaurantes
  • Cafés
  • La Concepción
  • precio 1 de 4

¿Qué mejor símbolo para el Centro de Coyoacán que una ardilla? El Café Avellaneda se adueña de este ícono y lo refleja en sus paredes azul turquesa, al estilo clásico antiguo de la región.

Inspirado en el personaje Laura Avellaneda del libro La tregua, de Mario Benedetti, este pequeño y escondido lugar, definitivamente es un must al visitar la zona. Cinco bancos junto a la barra, dos mesas dobles y una banca a la entrada, ofrecen un espacio cómodo y tranquilo para tomar un café hecho a tu medida en compañía de los baristas y uno que otro cliente frecuente.

A diferencia de otros locales, el Café Avellaneda no ofrece un menú; sino una especie de ficha técnica donde podrás consultar la historia del local –directo desde la Feria de la Piñata en Acolman, Estado de México–, las propiedades de un producto de excelencia y los distintos métodos de extracción y producción del café que vas a consumir.

Elige, con ayuda del barista, entre el grano traído de Oaxaca, Chiapas o Veracruz y solicita en la “Barra de Métodos” que preparen tu café ya sea con el ripper, aeropress, la prensa francesa, un clásico expreso o la famosaiInfusión en frío, cuya preparación tarda al menos un día completo.

Pero eso no es todo, para tener el mejor café hay que tener a los mejores recolectores. El producto que puedes consumir en Café Avellaneda se obtiene por medio de proyectos de sustentabilidad y apoyo económico a los campesinos que lo cosechan. 

Café Avellaneda es delicioso, responsable y a tu medida.

  • Restaurantes
  • Roma
  • precio 1 de 4

Adictos del café: ¡bienvenidos!, acá encontrarán su néctar. Cumbé es un lugar pequeñito pero reconfortante. Tiene apenas tres mesitas, una barra que destaca por su diseño limpio y, al fondo, Plantavera, un espacio pequeño donde puedes comprar plantas y macetas. El lugar se siente como la casa de la abuela: lleno de verde, apapachador y calientito.

Lo mero bueno es el café (¡y qué café!). Ofrecen diferentes métodos de extracción: V60, kalita, prensa francesa, chemex, ¡lo que quieras! Y lo mejor: los baristas te recomiendan el grano que le va mejor al método de extracción que elegiste, no sin antes llevarte a la mesa dos o tres opciones y explicarte sus características aromáticas para que puedas decidir. Así de pro.

También hay varias opciones de tés e infusiones. Para acompañar tu bebida tienen algunos panes como croissants, panqués de matcha o, nuestro favorito, bizcocho de piña: un rectángulo pequeño, suave como almohada y relleno de mermelada (tip: échatelo con el flat white…¡delicia!)

Si eres un ñoñazo del café, este lugar no te quedará a deber. Al contrario, fomentará tu espíritu curioso. Se vale ir y aprovechar el conocimiento de los baristas, probablemente más ñoños del café que tú. Ellos te explicarán todo lo que quieras saber y te recomendarán la bebida que estás buscando. Además, lo harán con una sonrisa.

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  • Restaurantes
  • Polanco

El nombre de este café de especialidad en Polanco no podía ser más descriptivo. Se trata de un lugar de color blanco con tonos madera y con grandes ventanales que lo separan de la Avenida Isaac Newton, en donde se ubica.

La Caja de Cristal es todo lo que a Polanco le hacía falta: un buen café (qué digo bueno, un gran café) en un espacio que se presta para las juntas de trabajo, para instalar el home office, para una tarde de chisme o por la siempre necesaria taza mañanera para llevar.

Desde las mesas, y gracias a las grandes ventanas que te permitirán ver toda la calle, la atmósfera que persiste es de paz: luz natural, música suave, los aromas de los granos que pasan por las prensas francesas o los sifones japoneses y a los que acompañan, sutiles, los panes dulces que se hornean para llegar calientitos a tu mesa.

En La Caja de Cristal tienen las bebidas que ya conoces y amas como espressos, ristrettos, lattes y flat whites además de métodos de extracción como V60, Chemex, Sifón Japonés, Prensa Francesa y Aeropress. Lo mejor es que los baristas sabrán recomendarte el mejor método para el grano de tu elección, o viceversa.

En mi visita me tocó decidir entre café chiapaneco de Finca Hamburgo, una productora de los altos de Chiapas, y los colombianos Finca Nabguana, de la región de Sevilla, y me contaron que dentro de poco tendrían una opción de Finca Garabandal, de Veracruz. Pero lo mejor es que cada cierto tiempo van cambiando de fincas y de regiones, así que seguramente te tocará probar cosas distintas en cada visita.

Definitivamente, La Caja de Cristal es uno de los mejores lugares para probar café de especialidad en Polanco.

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  • Restaurantes
  • Cafés
  • Narvarte

La tercera ola del café es el movimiento que, desde la década pasada, ha centrado la atención de los baristas a la autenticidad. Dejan de lado la rapidez para servirte una buena taza de café. Por eso, últimamente se han popularizado métodos de extracción que, en este siglo, sólo se podrían definir como “wireless” y que ponen como prioridad el sabor del café, sin disfraces de caramelo o pumpkin spice.

Cansados de que los locales de la tercera ola fueran exclusivos de algunas zonas de la ciudad, las mentes detrás de Alma Negra decidieron abrir una barra de café en la Narvarte, con baristas que saben preparar el grano traído desde Oaxaca y aprenderse tu nombre (que ya es bastante). Además, son grandes nerds del café, con la disposición de explicar y guiar tus necesidades de sabor, cafeína y antojo.

Su carta se diferencia por omitir cappuccinos, lattes y macchiatos, para sustituirlos por métodos de extracción manual, con la opción de agregar una, dos o tres partes de leche.

En la primera visita, es recomendable ordenar el culto al café, que incluye tres bebidas (por el mismo precio que el vaso venti) para probar de todo. La liturgia inicia con un método de extracción por goteo –frío o caliente— de las que sugiero la primera: el cold brew. Se prepara en casa mientras gotea lentamente durante toda la noche. Por lo tanto, tiene más cafeína que un espresso, un gran aroma y la dulzura suficiente.

El segundo acto es el gibraltar, similar a un espresso cortado. Creada en San Francisco, esta es la bebida que trajo esta marejada y que, en muchos lugares como este, no está en el menú. Los baristas la usan para despertarse y es su secreto mejor guardado. Por último, un espresso que se puede disfrutar con una bola de helado de vainilla para convertirlo en una suerte de postre. Si al finalizar el culto te deja en modo de vibrador, hay un garrafón de agua dispuesto a conciliar todos los efectos de la cafeína, para seguirla a gusto.

Como el buen café sólo se puede acompañar por un gran bocadillo, ofrecen galletas de Kim’s Kitchen, con sabores como mezcal con sal de gusano, tocino con miel, vino tinto con chocolate y s’mores.

El espacio del local, al igual que los vasos, son el reflejo de que lo mejor viene en tamaños pequeños. Esto lo vuelve un lugar muy acogedor para escuchar todos los secretos sobre café que guarda el alma negra de los baristas. Definitivamente, hay que ir a la Narvarte a surfear en esta ola.

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  • Restaurantes
  • Condesa
  • precio 2 de 4

Boo’la es una palabra en zapoteco que significa cariño —qué palabra más bonita—. Y eso es justo lo que vas a sentir cuando llegues a este espacio que es un poco de muchas cosas.

Sabrás que has llegado al lugar correcto porque verás algunas mesas afuera y, sobre todo, muchas plantas. Un jardín en la jungla de asfalto. Todas las plantas están a la venta, así como las macetas en donde las tienen, y otras tantas que están en exhibición al interior. Las macetas las traen directo de Oaxaca, especialmente de Atzompa y Tlaxiaco. De hecho, si alguna te interesa, ahí te podrán contar todo del artesano o artesana que se encargó de hacerla.

Esos elementos hacen Boo’la el lugar perfecto para quedarte horas. Se antoja para instalar el home office, tener ahí las juntas de trabajo o sentarte un buen rato a platicar con tus personas favoritas, a la sombra de las plantas. Además, aquí seguro encontrarás algo que satisfaga cualquier antojo que tengas. En Boo’la se juntan tres proyectos increíbles. Uno de ellos es As Happy as Larry, una marca de jugos prensados en frío que puedes tomarte ahí o llevarte a casa, que además de sabores ricos, te indica el contenido calórico de cada uno.

Si prefieres una taza de café, aquí tienen el mero bueno: puedes comprar en grano para llevarte a casa o comprarte tu vaso y tomártelo ahí. Recomiendo hacer las dos cosas, porque cada vaso está hecho por baristas expertos y con el método de extracción V60. Los granos son de Veracruz, Chiapas, Oaxaca y Guerrero y el proyecto de cafés es The Specialty Coffee Society.

Para el hambre tienen una cumplidora carta de acai bowls, waffles, toasts y sándwiches, y también algunas entradas como una tabla de quesos mexicanos, perfecta para acompañar la propuesta del tercer proyecto, Spruzzante, que es una barra de spritz. Sí, puros cocteles hechos con espumoso (el cielo sí existe y está aquí).

Y porque un trago también puede ser sano, aquí integran los jugos de As Happy as Larry en la propuesta de Spruzzante: prueba el Salz, que tiene vermouth seco, jugo de apio, pepino, manzana, limón y miel y solución salina. Si prefieres, también tienen cervezas artesanales, especialmente de la queretana Hércules y de Wendlandt, de Ensenada. O para aligerarte la tarde de viernes de home office, tienen tres opciones de vino; dos mexicanos y uno chileno.

Boo’la gana muchos puntos por la variedad de su propuesta que, de alguna manera, logra ser conciliadora a pesar de que no tienen una carta súper extensa (pero esto siempre es positivo; significa que cada cosa está en el menú por una razón, y que todo está hecho con cuidado). Pero gana más puntos porque ya sea que vayas a comprar plantas, por un café, por un jugo o por un drink, verás que aquí sí le hacen honor a su nombre. La atención es tan cálida que casi se siente fraternal. Lo mejor es que el mismo cariñito que le ponen a su concepto, se lo ponen al trato con sus proveedores, porque te platican de ellos con eso, con cariñito, y harto.

Statement final: ¿recuerdan cierta cafetería que intentaba ser tu segunda casa? En Boo’la sí lo lograron, porque le pusieron algo que en muchos lugares falta (sí: cariñito).

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Quentin
  • Restaurantes
  • Cafés
  • Roma
  • precio 1 de 4

Es un local pequeño con un profundo aroma a café recién molido. Al entrar, lo primero que ves al fondo es una barra diseñada de manera elegante con mármol, el mismo material usado en sus mesas redondas. El espacio se asemeja a un pasillo que de cualquier manera te llevará hacia la barra a solicitar tu bebida con los baristas. A mano derecha la pared es de ladrillo pintado de blanco y la pared izquierda está recubierta de madera con rayas negras que forman trapecios; ahí pusieron un librero con revistas y material relacionado al café y su especialización, junto con un tocadiscos y sus acetatos. 

El lugar tiene personalidad, aunque tradicional de la Roma, es particular pues hay un cierto cuidado en el diseño de los espacios y la infusión del café camina por la misma línea. Pedirle un café a los baristas de Quentin es un ritual; uno que no será rápido ni descuidado, sino, será sencillo y con un importante trabajo de selección por parte del equipo de Quentin. “No te fijes en los métodos de extracción, dinos qué tipo de café te gusta y te recomendamos qué pedir”, me dijo el barista en jefe al notar que analizaba cada uno de los elementos en su pizarrón.

Encontré que tienen granos como el Ninga de Burundi y el Kiaguthu de Kenya, también Santo Tomás de Colombia o de Pacamara. Pedí un espresso de grano Gaharo, también de Burundi, África; me entregaron la infusión de un sabor ácido y fresco, muy frutal. A pesar de llevar un tostado medio, este grano resultó tener una potencia increíble y evolucionaba con cada trago; primero aparecieron los frutos rojos tanto en nariz como en boca, luego cítricos y así sucesivamente hasta que al final, quedó un sabor ligera y agradablemente amargo.

Sus espressos siempre son dobles y no pasa nada, cuando el café está recién molido y el proceso de elaboración es correcto, la cafeína se siente como si te enjuagaras la cara con agua fresca, sólo para renovarte. Puedes aprovechar la degustación de dos espressos dobles sin ningún problema. Si te da hambre, prueba un sembuzak –empanada–, un sándwich o cualquiera de sus productos de panadería.

En Quentin encuentras nuevos estilos de café, es una cafetería perfeccionista con un cuidado esmerado del producto base. Cuentan con todos los métodos de extracción como el dripper, chemex o sifón japonés, con ellos los baristas de Quentin preparan cafés artesanales. 

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Blend Station
  • Restaurantes
  • Cafés
  • Condesa
  • precio 1 de 4

La estación multifuncional de café y antojos matutinos, vespertinos y nocturnos llegó a la Condesa a marcar territorio como café de especialidad. Es un lugar pulcro en sus instalaciones con paredes blancas, plena iluminación y un diseño gráfico en la pared muy aleatorio. También son pulcros en la selección de productos; en la barra de la entrada me encontré con el personal revisando grano por grano de café, separándolos bajo algún criterio de barismo.

Tienen tres modalidades para ti: comprar tu producto en barra (llevártelo o beberlo ahí), pasar a comer a alguna de las mesas del fondo o tomar un lugar en la barra de trabajo. Hay una terraza con techo alto, ahí te hace compañía un árbol y hay una barra en donde puedes conectar tu computadora y trabajar. Es un espacio único en la zona por su interiorismo y comodidad, el out-of-office más perfecto lo imagino ahí.

Aquí es de preguntar qué granos mexicanos hay disponibles y que el barista encuentre el que se ajusta a tus gustos. Probé un café corpulento de Guerrero en forma de espresso, y un english muffin –especialidad– madame, con huevo estrellado, jamón de pavo y salsa de queso. Vaya, si el english muffin cuesta 55 y el exquisito café 28 pesos, me queda claro que este café no quiere defender su postura con precios Condechi, sino que será una certeza que cada visita y producto que les compre tendrá voz propia. 

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