Limantour CDMX
Foto: Alejandra Carbajal

Antros y bares en la Roma

Baile, cerveza, cocteles y lo mejor de la vida nocturna en una de las colonias con mejor espíritu de fiesta en la Ciudad de México

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La Roma es una de las colonias más interesantes de la CDMX: los restaurantes y cafés en la Roma tienen propuestas de alta gastronomía, y si buscas bien encuentras restaurantes buenos, bonitos y baratos en la Roma

Además, ir de shopping en la Roma es parte de la experiencia, ¡ofertas ilimitadas! Si cae la noche, acude a los lugares para precopear en la Roma para calentar con lo mejor de la vida nocturna.

Recomendado: Los 20 mejores bares de la CDMX.

Los mejores antros y bares en la Roma

  • Pulquerías
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este club se encontraba en República de Salvador en el Centro, pero recientemente mudó su concepto de pulquería-foro-punk a una casona de la Roma que recuerda la tradición okupa, de los tiempos en los que los punks invadían casonas abandonadas para vivir o montar salas de ensayos y hasta conciertos. Funciona con dos niveles: el primer piso, en el que hay varios cuartos para un deambular a un ritmo más relajado y que también suelen funcionar como salas de exposiciones para promover obras de artistas emergentes. La planta alta cuenta con un pequeño escenario en el que no sólo se presentan bandas de música, también es un espacio disponible para eventos culturales, presentaciones de libros, lecturas o debates. Los precios son accesibles (a veces desde los $20), la barra es famosa no sólo por las cervezas sino por la carta de curados de pulques y algunos platillos para degustar. Si bien es un lugar de raíces punk, es común escuchar secuencias de tendencia new wave, dark, mucho postpunk, industrial y gótico. Son muy alivianados para complacer a los asistentes siempre y cuando los géneros musicales sean primos cercanos. Quizá los baños se pasen de punk, pero bueno, es parte de la experiencia.

  • Antros
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Patrick Miller
Patrick Miller

Por más de dos décadas, su piso ha atestiguado los mejores pasos de la urbe dentro de sus círculos de dance-offs. Ahí, todo tipo de personajes de la ciudad –bailarines, hipsters, fresas, rucos y taxistas– se unen por el amor al desgaste de suelas. Lo mejor es ir en las noches de los ochenta, noventa y dos miles, que son mucho más amigables que las intensas de high energy, que podrían parecen muy sanas para los inocentes: todo mundo tiene una botella de agua en la mano. (Para saber qué toca hay que checar el calendario en la página). Vale la pena asomarse un rato al círculo de competencia de baile y ver los asombrosos pasos de quienes van cada viernes. Ellos, los héroes del lugar, se toman el baile en serio y van de pants, aunque nunca faltan las que no supieron y fueron de vestido y tacones. Lo más recomendable es ir cómodo. Todo esto da un feeling de esas películas taquilleras adolescentes de concursos de baile. Tras la adictiva primera visita podrás llegar a pensar que los viernes fueron exclusivamente creados para celebrar en esta bodega de paredes pintadas de colores neones, que bien podría haber sido un lugar de laser tag. Una bola disco y vigorosas luces estrambóticas son más elementos del encanto propio del lugar. Entre tanto baile, y a falta de aire acondicionado, el sudor fluye sin pudor alguno. Para saciar la sed en este magno-sauna hay dos opciones: agua y cerveza. Comprarlas implica hacer una fila (kilométrica, a veces), conseguir una ficha y cambiarla en la barra

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  • Antros
  • Roma
  • precio 2 de 4
  • 5 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Si no estás en la lista de invitados, si no eres amigo de Zemmoa –la cadenera travesti– o si no cuentas con tarjeta o anillo de membresía, pasarás un momento incómodo afuera de una puerta cerrada mientras una pequeña cámara te observa. Entrar a uno de los mejores antros de la ciudad no es fácil, pero si lo logras querrás regresar cada fin de semana. M.N. Roy, “Em. En. Roy”, “Monroy”, “Roy” o como quiera que le llames, lleva el nombre de la persona que habitó la casa que hoy ocupa este ecléctico espacio arquitectónico: Manabendra Nath Roy, revolucionario, activista y teórico indio que a principios del siglo pasado fundó el Partido Comunista Mexicano. Un siglo después, en lo que alguna vez fue una guarida socialista, hoy podrás encontrarte a León Larregui de Zoé (socio del lugar) dando vueltas por ahí o a Adanowsky y otras figuras de la escena artística poniendo discos. Al cruzar la puerta negra de la entrada, la creación de los arquitectos Emmanuel Picault y Ludwig Godefroy contrasta con la descuidada fachada exterior. Un pasillo claroscuro, con paredes de piedra volcánica grabadas con arte puuc te llevarán al cuarto principal. De lado derecho, el DJ booth se alza debajo de paredes de madera de doble altura que asemejan una pirámide, mientras que del lado izquierdo, la barra principal se extiende debajo de altos techos y paredes con recubierta de cobre. Para tomarte un descanso, sube al segundo piso, donde una fila de columpios se prestan para platicar con trago en mano y fuma

  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Departamento
Departamento

La comunidad fiestera de la CDMX a veces prefiere quedarse en casa, aunque eso no quiere decir que el desmadre se encuentre temporalmente suspendido; la próxima vez que pregunten dónde es la fiesta, la respuesta que tienes que dar es Departamento. El nombre de este bar te explica lo que te espera, un interiorismo que te recordará al depa de un amigo listo para agarrar la fiesta, con todo y tornamesa en la sala y luces tenues que te incitan a quedarte durante horas discutiendo sobre los artistas en los discos de vinil; cada elemento de Departamento está pensado para despertar tu calor hogareño e íntimo. Ya que te sientes como en casa decides si bailas o platicas. La propuesta musical embona con el concepto y con la colonia; suena en su mayoría beats relajados de música electrónica con dj en vivo, hasta un poco de rock en inglés y en español. Es el lugar ideal para beber una cerveza y quitarte la sed, unos whiskys cuando quieres enfriar los pensamientos y relajarte, o unos mezcales para brindar por la noche y por tus anfitriones que pusieron la casa; sólo recuerda avisarles antes de llegar, contáctalos por Facebook y haz reservación.

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  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Bien dice la canción popular “La Bruja”: qué bonito es volar a las dos de la mañana. ¿Y saben qué también lo es? Salir del bar a esa hora. Pero mientras esperamos que la dinámica madrugadora en los bares de la ciudad se retome, nos quedamos hasta las 10pm volando dentro de Brujas. Esta nueva apertura yace en la planta baja de “la casa de las brujas”, el edificio en la Roma con techo en forma de pico y donde, cuenta la leyenda, habitaba una chamana de nombre Pachita. El hechizo inicia con un interior de hipnotizantes tonos cobrizos y mucho uso de madera, mientras el resto de los elementos juegan con el misticismo de este concepto mágico: tienen libros de pasta dura sobre las repisas a la altura del techo, taxidermia, artefactos antiguos y botellas de diversas etiquetas que me gusta pensarlas como elixires nocturnos. Brujas puede visitarse bajo cualquier modalidad: en solitario, con pareja o con el aquelarre (por el momento evitando grupos mayores a cuatro personas/brujas/brujos), aunque desde la barra tienes mejor vista de las manos maestras: cuatro barmaids que alternaron el caldero por maceradores y shakers. Liderado por Gabriela Lozada (Hanky Panky, Pujol) y remarcado con Karen Paz, Ingrid Aparicio y Carmen Uribe, este grupo trabaja coctelería contemporánea y de autor bajo la inspiración de los años 30 y 40, cuya fusión de ingredientes tiene un sentido juguetón en el paladar dependiendo del trago que elijas. El yellow witch nos llevó a una isla tropical gracias al limón ama

  • Coctelerías
  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Musak
Musak

Una nueva casa para jazz, soul, disco, funk y electrónica: Musak, el hi-fi listening bar del restaurante Tres Tonalá, cuya mixología fue curada por Mica Rousseau (Fifty Mils) y supervisada por el italiano jefe de barra Raffaele Chinea. Bajo el mismo formato de un speakeasy, hay que preguntar al llegar, pues la magia de la entrada ocurre tras una pared que se mueve. En cuanto ingresas la música penetra de manera diferente: el espacio parece un ecualizador gigante que da total libertad a la música sin perturbar el volumen de tus conversaciones. Elegante y Gatsby-neano, toma asiento en los aterciopelados sillones y rodéate por los tonos dorados y azul marino. Deja que Billy Preston (la figura del soul) sonando al fondo te guíe sorbo por sorbo al frank sinatra, un trago seco con tequila, tonos de clavo, nuez y pimienta con una crusta de chocolate que se derrite entre mordidas. BB King no apareció con su guitarra, pero sí en una muy agradable mezcla de bourbon con coco y vainilla para aquello de lo tropical, sumado con piña tatemada, amaro y limón amarillo. Serge gainsbourg conserva la misma actitud de este versátil compositor parisino, es un trago de mezcal con licor de chile ancho y rebajado sutilmente con té roiboos. A la sensualidad de Musak se le añaden sesiones en vivo de djs y grupos invitados, ofertas frescas que complacen a melómanos y sibaritas por igual. Total, del buen trago y la buena música nadie te quita lo bailado. 

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  • Antro
  • Roma
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
San Luis Club
San Luis Club

Con un gran letrero luminoso presumen de ser “su lugar romántico de México”. Esta es la entrada a un salón de baile con 73 años de tradición. Su aire retro de inmediato transporta a una época de machos y ficheras. Una mujer ataviada con un vestido negro aterciopelado recibe a quienes ingresan a este submundo ficheril. La decoración es igual a la de cualquier cabaret estancado en los años cincuenta: luz tenue, tonos rojizos, espejos en las paredes y chicas de falda corta sentadas en las piernas de los comensales u ofreciendo un baile por 30 pesos. Además de grupos de señores que pagan por la compañía de alguna chica, también van congregaciones de hipsters y expertos en salsa que acuden para bailar con música de orquesta en vivo. Por aquello de la ficha, no hay que extrañarse de que pidan consumo mínimo (puede ser de hasta 400 pesos), o que un refresco chico o una cerveza cuesten 55 pesos. Todo esto son pequeñeces por la experiencia de ser parte de un lugar donde el tiempo parece haberse detenido.

  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Gin Gin
Gin Gin

“El gin tonic ha salvado más vidas y mentes de hombres ingleses que todos los doctores del imperio”, dijo alguna vez Winston Churchill quien —además de ser un gran líder político— era un loquillo al que le encantaba bromear, razón por la que decía cosas como la anterior. Todos sabemos que el gin tonic no sólo ha salvado las vidas y las mentes de ingleses, sino de gente de todo el mundo, incluyéndonos a los mexicanos. Es cierto que nosotros tenemos el tequila y el mezcal, pero ambos están destinados a la fiesta absoluta o al tratamiento contra el mal de amores. El gin es para otros momentos. Es uno de los destilados favoritos por su frescura, su suavidad y las benévolas bayitas de enebro de las que está hecho y que, desde épocas ancestrales, se consideran medicinales (punto extra para Churchill). Así que podemos concluir que el Gin Gin es una suerte de botica disfrazada de bar, cuya carta presume una gran variedad de pócimas curativas en forma de gin tonics que, si bien respetan al clásico (hecho con gin, agua tónica y una rodajita de limón), nos regalan nuevas maneras de disfrutar este viejo gran trago. Tres imperdibles son el vellocino de oro (gin, aceitunas, romero, aceite y rodajas de limón griego y agua tónica), el acapulco golden (gin, infusión de mate y coco y agua tónica) y el acidito mexican pimms (gin infusionado con rooibos y frutos rojos, cinzano, extracto de jengibre, jarabe natural, jugo de limón, mix de frutas y ginger ale casero, decorado con un trébol comestib

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  • Antros
  • Roma
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Todos los caminos llevan a Mama Rumba. Quien no ha ido puede considerarse extranjero en la ciudad. Lo revisitamos por ser catedral del mojito en el DF y para comprobar que luego de 21 años sigue siendo referencia obligada del guateque cubano en la Roma. Nació como un centro de gastronomía caribeña y creció por gracia de un grupo de teatreros cubanos que llegaron para trabajar ahí, nos cuenta Luis Tukio, su gerente. Su ambiente ha ganado tal fama que igual ha celebrado ahí su cumpleaños el director de cine Martin Campbell (La máscara del Zorro) o la actriz Catherine Zeta Jones. Y si tienes suerte, en una visita casual, podrías encontrarte a Johnny Depp y Javier Bardem, pues justo ahí estuvieron días previos a la grabación de la película Antes de que anochezca. Todas las noches hay grupo en vivo y cada quince días está Manolito el imitador de Celia Cruz. La oferta musical la completan  grupos como Van Van, Paulito F.G., Bamboleo, Charanga Habanera, Elito Revé y en su momento el legendario ensamble Buenavista Social Club. Pero sin duda, al menos para las chicas, el día idóneo es el miércoles, pues no pagas cover. La disposición de las mesas permite que los dos pisos del lugar sean una pista de baile enmarcado por la barra de madera y tabique. Las bebidas clásicas son el mojito clásico, la cuba libre, daiquirí, o la cervezas cubanas Bucanero y Cristal. De platillos, el chef recomienda las masitas de puerco, los sándwiches cubanos, croquetas, mariquitas o el plato cubano. El perso

  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Metal Brothers Roma
Metal Brothers Roma

Dicen que son el mejor lugar para escuchar metal en México y decidimos ir a comprobarlo. Predomina el color negro y al centro está el escenario para que las guitarras eléctricas, la batería y los bajos suenen con fuerza frente a un mural de alusión tórrida al culto metalero.   El metal clásico y la música progresiva son la selección de cada noche con una banda invitada; las puertas se cierran para que los decibeles no alteren la paz pública. Incluso, algunos clientes y meseros usan protectores auditivos para disfrutar mejor cada espectáculo. La gente bebe principalmente cerveza, en botella, cubeta con diez, jarra y lo mejor, el tarro vikingo que equivale a una caguama. Hay comida que cumple como un entretenimiento al hambre. Está el ed force one que es un hot dog que te llega acompañado de jitomate, cebolla y jalapeños; o el slam night que son unas salchichas con chipotle. Hay paquetes con el nombre de personajes metaleros que ya murieron; como el dimebag darrell, asesinado en diciembre de 2004 e incluye botella de ron, mezcladores y unas slam night por 950 pesos.  A pesar de ser un bar de nicho metalero en donde la gente viste y respeta su ideología, otros estilos se dejan ver para disfrutar un rato de este potente género musical, también tienen su propia línea de ropa. Ven con muchas ganas de agitar la cabellera.

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  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Licorería Limantour
Licorería Limantour

La renovada fascinación por la coctelería en México surgió con un nombre: Limantour. Fue uno de los primeros bares en nuestra ciudad que decidió salirse de la vía y ofrecer una experiencia que se aleja de una simple barra con cocteles que no van más allá de los martinis.Aquí, la ciencia de las bebidas llega a niveles insospechados, con combinaciones etílicas que resultan sorpresivas al paladar; sus tragos incorporan ingredientes dulces, amargos, hierbas y bitters, mezcales y gin, en un juego constante que homenajea tanto a aquellos bartenders de los años veinte, como busca innovar en sus mezclas.Es común encontrar a reconocidos bartenders invitados detrás de la barra, y por temporadas es posible toparse con concursos que giran en torno a temáticas específicas (gin tonics o cocteles con té, por mencionar algunos).El menú de Limantour hace una referencia a un viaje por el mundo, a través de 20 cocteles. Con un trago, podemos sentirnos en una cantina antigua en el centro de Buenos Aires, en un sencillo pub escocés o en un bar underground de Brooklyn.Me decidí por un road trip a Oaxaca con el jamaica mezcal, que lleva bitters de chocolate. El trago se sirve en una de esas jícaras que encontrarías en cualquier mezcalería cercana a Monte Albán. El primer sorbo quema delicioso; el calorcito se apodera de tu garganta para bajar directo a tu corazón. Unos segundos después, viene el retrogusto de chocolate, sorpresivo, casi imperceptible pero cautivador.Después, viajé a Argentina con e

  • Coctelerías
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Waikiki Tiki Room
Waikiki Tiki Room

La CDMX se torna hawaiana, pues en una de las colonias con mayor riqueza nocturna abrió sus puertas este local que nos llena de aires salinos y playeros. Waikiki Tiki Room es todo lo que dice su nombre: un cuarto tiki, cuya temática evoca la cultura surgida en Estados Unidos inspirada en las islas polinesias con cocteles exóticos. Walter Meyenberg (Hanky Panky, Huset), su socio Juan Pablo Arredondo y Tomás Bermúdez (chef de La Docena) son las mentes detrás de este concepto, donde hay dos sencillos pasos para una visita provechosa: hacer reservación (con anticipación) y fijarse en cada detalle. De pies a cabeza el lugar es una invasión tropical que te recibe con un aloha plasmado en el mural, lámparas de bejuco y cortina elaborada con conchitas de mar; las decoraciones e inmueble provienen de talentos mexicanos. Cualquier fiesta tiki puede jactarse del elemento de la diversión, y tras la barra de Waikiki lo tienen muy presente: un cuadro del Capitán de Bob Esponja es indicio de que lo bueno está por comenzar, seguido del show coctelero con el que cada mixólogo domina el área. En mi visita probé el saturn que lleva tanqueray, gin, jugo de limón, maracuyá y jarabes dulces con tono a Caribe; up in smoke es la bebida que no sabías que necesitabas en la vida: mezcal, jugo de piña carbonizada con chipotle infundido de jarabe de agave.  La cocina es de materia y tono internacional, como un ceviche de coliflor con leche de tigre de coco, suave y cremoso para abrir el apetito. Del lado

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  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Hace más de cien años, en la Roma, existía un café que se anunciaba como Café Europa, pero que era conocido por la comunidad literaria de la época como El Café de Nadie. Se dice que ahí, poetas como Manuel Maples Arce y Germán List Arzubide iniciaron con la corriente literaria Estridentista, que llamaba a los artistas e intelectuales del momento a dar cuenta de la transformación del mundo a través de las artes y el escándalo. Ahí, en el Café de Nadie, intelectuales y artistas se juntaban en tertulias llenas de café, tragos y cigarros. Un siglo después después, y también en la Roma, otro Café de Nadie acaba de abrir sus puertas. Y el espacio se antoja para debatir y compartir junto con un café o un buen trago como lo hicieron aquellos poetas. El Café de Nadie es un poco de muchas cosas. La columna vertebral de este proyecto es la música, curada por un grupo de djs que durante 10 años trabajaron en la selección de viniles que hoy funcionan como el eje sonoro del espacio. A veces, la música corre por cuenta de Café de Nadie, y en otras ocasiones tienen djs invitados. También se rifan con la carta de alimentos. Todas las frutas y verduras provienen de Arca Tierra, una red en Xochimilco de productores agroecológicos que trabaja bajo un esquema de comercio justo. Por lo mismo, en el menú predominan las verduras y las opciones vegetarianas, como el tiradito de jícama o el aguachile de coco y sandía. Pero también tienen opciones carnívoras, como el sándwich de pollo, o, si prefieres

  • Billares
  • Roma
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Transgresor, cálido y desfachatado. Lucille es un buen billar con el plus del juego si te aburres de sólo platicar. Los muebles están fuera de temporada y los pisos desgastados le dan un aire retro colonial que se mezcla con referencias al rock clásico en sus paredes. Una amable combinación de estilos, sin formalidades.  Aquí no hay platillos elaborados, más bien hamburguesas, hot dogs y baguettes, pero la reina del lugar es la pizza. Con 250 pesos te alcanza para una (recomendamos la de queso de cabra), tomar unas cuatro cervezas y hacer reta en la mesa de pool (la hora está en 60 pesos). Aunque sea un billar, las mesas no son el fuerte del Lucille, sino su ambientación. Su poca luz y tonos rojos y negros combinados con mucha madera lo hacen un lugar íntimo. En la música, se inclinan por algunos nuevos clásicos: BB King (el nombre del lugar tiene una deuda con este guitarrista de blues), Muddy Waters, The Yardbirds y Pink Floyd suenan como fondo a pláticas en voz alta. Lucille y su ambiente cálido ofrecen una experiencia más interesante y no tan clásica como el Salón Malafama, buena para relajarse con los amigos o tener una cita alternativa.

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  • Gastropubs
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Jazzatlán Capital lleva más de 10 años en México. El espacio bohemio nació en Cholula, Puebla, para que cualquier visitante deleitara el gusto y oído. A finales de 2018 se extendieron más allá de las tierras poblanas y el proyecto fundado por Rodrigo Moctezuma aterrizó en la Roma. Con restaurante y tap room, ya tienes un nuevo lugar para escuchar jazz en la CDMX. En el lugar se toma chela artesanal y se ofrecen principalmente antojitos mexicanos, pero lo más importante es el jazz. La cartelera cambia cada mes. En el segundo nivel de esta casona se encuentra el pequeño escenario para escuchar bandas en vivo, como Champetos del Jujú,  con música africana y caribeña con ritmos de jazz, y JAB/Jenny Beaujean.  Si el antojo poblano acecha antes de las horas fiesteras, hay menú completo con sándwiches a la parrilla, hamburguesas y tacos, como el de quintoniles y tlalitos: esos crujientes trozos de chicharrón que agarran sabor del picante rico. Para beber, el espadín de la casa es la compañía ideal; si puedes, tómalo derecho. De la selección de cocteles, probé el ella fitzgerald por el simple antojo del gin (aunque como consejo: dedícale las noches de jazz al mezcal). El coctel lleva guanábana, limón, jarabe y aroma de cardamomo y albahaca; fresco y de presentación coqueta, grande de tamaño y cumplidor para relajarse.  Espera a que caiga la noche para adentrarte en el universo jazzero. Yo llegué a las 11pm de un viernes y la energía se desvaneció poco tiempo despúes (¿mala suerte?)

  • Bares de hotel
  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Club Petanca Roma
Club Petanca Roma

Parece que los buenos lugares se esconden para aumentar la emoción de ser hallados. Club Petanca Roma es uno de ellos: al fondo de un restaurante,  y si no fuera por los aplausos y bullicio lejano, pasaría desapercibido. Una plancha de arena es el escenario principal donde los jugadores preparan sus mejores tiros contra sus adversarios. El deporte que practican da nombre al bar, petanca es un juego europeo que involucra bolas de acero y un boliche (bola pequeña de madera) como meta. El vencedor es el que logra llegar más cerca del boliche. Si no eres hábil en el deporte, te reciben amablemente en la barra con destilados y vino. Para ponerte a tono y animarte a jugar, pide un espadín ligero: mezcal en su presentación original traído desde Oaxaca, ese que desde el primer besito te llena de confianza. La coctelería es básica pero abundan los distintos tipos de licores y cervezas de etiqueta mexicana. Acá sirven vino al estilo tap room; la copa del Espuma de la Casa, proveniente de Ensenada, se sirve fría y te sienta bien al estómago si pediste algo para comer. La oferta gastronómica incluye tortas, fruta, chilaquiles, huevos, guisados, ensaladas, cortes de carne, tuétano, quesos y botanas. Pero si sufres de hambre voraz, ordena una salchicha de pollo o de cerdo. Ambas están jugosamente llenas de sabor y calientitas por el pan suave que las abraza. El sabor lo resaltan la mostaza, catsup casera, relish y cebollas encurtidas. Acompáñala con chips de camote y dip de habanero para

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  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Había grandes expectativas sobre la nueva apertura de Grupo Sicario y Bar Oriente no decepcionó. Regresan con una idea multifacética que se podría describir como un híbrido: restaurante izakaya, bar de cocteles, cuartitos de karaoke y foro de música en vivo. Una vez que llegas, pierdes motivos para irte antes de que las puertas cierren. Nuevos antros abren a menudo en la Roma, es imprescindible salirse del montón y este bar ayuda bastante. El chef Bruno Nomura controla la cocina y ha integrado perfectamente su patrimonio mitad japonés, mitad baja californiano en su rica comida. Adopta la técnica de la cocina japonesa, el Robatayaki (cocción lenta en una parrilla de carbón), y lo combina con sabores mexicanos que resultan en platillos exóticos de temporada; como el tako, una brocheta sabrosa de pulpo y adobo picante. Reserva en la barra y tendrás una experiencia gastronómica de inmersión, platicando con el chef y echando ojo de cómo se prepara la comida. En el primer piso se encuentra el bar de cocteles experimentales; el occidente lleva ron, sake y leche de coco. Disfrútalo hasta las 11pm, cuando el restaurante vanguardista se transforma en un foro de música en vivo con pista de baile (y lo que es aún mejor, no pagas entrada a menos que toque un grupo más conocido). El objetivo de este club nocturno es celebrar la música jazz, disco, soul y reggae, para crear una vibra chida y desenfadada —la música electrónica no será la norma aquí. Visita el área de fumar al fondo que inclu

  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Este cocktail bar se posicionó hace más de diez años como una gran opción para quienes aman experimentar con la alta coctelería, antes de que nacieran muchos de los bares de cocteles que ahora pueblan las listas de los 50 Best. Fuera de los cocteles empalagosos o demasiado frutales, aquí han respetado la historia de los licores sofisticados. Siempre emparejados con buena música, especialmente los miércoles que hay tocadas en vivo.  Unas escaleras al lado de Loup Bar te conducen al lugar, un tanto secreto y oscuramente seductor, que se volvió famoso por servir absenta, la bebida eternamente asociada con el medio artístico parisino del siglo XIX.  Si quieres la experiencia auténtica, pide esta bebida (que tienta a cualquiera a portarse mal) en una fuente de cristal antigua. O prueba alguno de los cocteles que la contienen, como el Artemisa Sour, una clásico que brilla (literalmente tiene luz) sobre la barra. Además del absenta Satvrnal, lleva mezcal espadín, miel de rosita de cacao, limón, toronja y clara de huevo.  Otro de sus signature cocktails es el negroni más salvaje que vas a probar, se llama Negrosky y lleva sotol, Cynar, Aperol y Fernet. No te asustes, no todo aquí es tan intenso, si quieres empezar leve, mi recomendación es un fresco Salmoncito, con ginebra, Campari, toronja y agua tónica para acompañar tus aceitunas o una tabla de quesos del rancho Cuatro Encinos. Te recomendamos: Rumores Butcher shop

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  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Durante décadas fue una apacible cantina cuyos clientes se dedicaron a envejecer al tiempo que bebían y jugaban dominó. Pero algo pasó a principios de los dosmiles. Una cada vez más nutrida banda de escritores, cineastas, artistas plásticos, diseñadores, arquitectos, periodistas, bellas modelos extranjeras y personajes afines, fueron arrinconando a los parroquianos originales, y por esa costumbre informal de beber antes del fin de semana, se instauraron los “jueves de Covadonga”. Por unos años, los jueves a la medianoche se volvió prácticamente imposible moverse entre el tumulto de covadongueños que brincaba de una mesa a otra, saludando a los colegas del gremio. Un ambiente en extremo animado y sociable, por demás inusual si consideramos que la decoración tiene el mal gusto de un consultorio médico, las luces que iluminan el sitio son tubos de neón tipo oficina y que no se escucha música alguna, sino únicamente el ronroneo de las conversaciones y el plim plim de los cubiertos. Entre esa multitud se mueve un pelotón de meseros increíblemente diestros y de memoria prodigiosa. En algún momento, a la usanza de muchas cantinas, la fiesta se interrumpe cuando alguno de los clientes grita a todo pulmón el nombre de otro comensal. Pongamos por caso: “¡Juan Pérez!” A lo que los cientos de presentes, a coro, responden: “¡Uleeeero! ¡Uleeeero!” (bueno, la palabra no empieza precisamente con U), y luego vuelven tan campantes a sus conversaciones. Pero de un par de años a la fecha eso ya

  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

¿Se acuerdan de la película El Jardín Secreto?, aquella donde Mary encontraba, en una casa vieja, el camino para un jardín increíble y que se volvió todavía más increíble cuando ella lo pimpeó. Pues así es el Patio Escondido de Monstruo de Agua, que está efectivamente escondido, detrás de un pasillo, en una casona en la Roma. Los ajolotes inspiran el nombre de este proyecto (ajolote o axolote viene del náhua, y significa, oh, sorpresa, monstruo de agua), y han fascinado a muchos más. Entre ellos a Cortázar, que hasta cuenta en Axólotl cómo se convirtió en una de estas criaturas: “Los ojos de los axólotl me decían de la presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar.” Estos mismos seres inspiran Patio Escondido, el bar de Monstruo de Agua, una cervecería artesanal en la CDMX. Lo cool de estas chelas es que además de ser muy ricas, son producto de un proyecto que se piensa desde el campo hasta la copa. En esta cervecería hacen chelas híbridas, que incorporan ingredientes agroecológicos típicos de nuestro país y de su diversidad biológica y cultural para retomar la cultura culinaria y herbolaria mexas. O sea que una chela de Monstruo de Agua puede estar hecha con higo, hongos, cempasúchil, hoja santa… Además, estas cheves se hacen pensando en la sustentabilidad y privilegiando agricultores que tengan prácticas regenerativas. Es decir, son responsables con el medio ambiente y compran el 90% de sus insumos en México, ayudando así a la economía local. Pero lo que nos trae

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