Negroni
Roberto Beltrán

Restaurantes para celebrar el 14 de febrero con tu pareja

Sorprende a tu media naranja desde la entrada hasta el postre visitando estos restaurantes de la CDMX ideales para San Valentín

Escrito por
Regina Barberena
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La celebración de San Valentín en la Ciudad de México llega hasta los sartenes de los chefs. Diferentes platillos salen de la cocina para deleitar a las parejas que desean sorprender a su media naranja con un platillo único.

Ya sea que encontraron el sabor ideal en uno de los mejores postres o simplemente decidieron acudir porque era un restaurante romántico, las opciones culinarias no encuentran límite. Elige tu preferido y haz reservación.

Recomendado: Bares románticos en la Ciudad de México.

Restaurantes románticos para ir con tu pareja en San Valentín

Rosetta
  • 5 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Fusión
  • Roma
  • precio 3 de 4

Toda esta casona afrancesada, de techos altos e interior en tonos pastel, despide aroma a mantequilla: son los mejores panes y pastas de la ciudad. Si tienes suerte (o reservación) podrás sentarte en el patio, de paredes blancas y discretos motivos florales. Los muebles vintage con detalles modernos crean un aire bucólico. La carta está compuesta por cocina italiana con toques mexicanos, aquí nada de clichés. Hacen uso de ingredientes –sobre todo marinos– medianamente desconocidos, en recetas como las que cocinaría una abuela italiana, con destellos de la creatividad únicos de la chef Elena Reygadas. Ella estudió en Londres, donde por un lustro amaestró el arte de la gastronomía en el restaurante Locanda Locatelli. Muy seguramente la verás al visitar el lugar, pues tiene la hospitalaria costumbre de pasear entre las mesas para platicar con los comensales. El menú cambia frecuentemente para ajustarse al clima y a los ingredientes estacionales. Sin embargo, te recomendamos, de entrada, la burrata o las flores de calabaza al tempura rellenas de queso ricotta, y para plato fuerte, sus risottos (los mejores del DF), que puedes acompañar con la amplia variedad de vinos tintos, blancos, rosados y espumosos que el restaurante ofrece. A pesar de las modificaciones del menú, la clientela del Rosetta es constante, pues ya es fama que cualquier platillo que pidan será sencillo, pero delicioso. El ambiente es completamente amistoso en las tardes y muy romántico en las noches. Eso sí, h

Arango
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mexicana
  • Tabacalera
  • precio 4 de 4

Después de trabajar con Enrique Olvera de Pujol y con Martha Ortiz de Dulce Patria, el chef Alejandro Cuatepotzo crea el menú de Arango, una terraza restaurante ubicada frente al Monumento a la Revolución, con una de las vistas más imponentes de la Ciudad de México ya que se montó en lo que alguna vez fue la azotea del edificio, ahora techada. El nombre lo obtiene por el personaje histórico de la Revolución mexicana Doroteo Arango, mejor conocido como Pancho Villa. Entonces, la comida que ofrece su menú es mexicana pero va condimentada con la primicia de ser una cocina de raíces. Esto invita los ingredientes locales y las recetas tradicionales de varios estados de México, como Yucatán, o Puebla, de donde el chef Cuatepotzo es originario. Cuando terminas de admirar la belleza del restaurante y su vista, plenamente brillante por el sol durante el día y románticamente iluminado por la noche, es indispensable pasar al ventanal a observar el mural de Pancho Villa, del pintor Sergio Segovia. Arango es un concepto que se puede confundir fácilmente por uno de esos lugares a donde acuden empresarios y políticos, donde la comida es solo una manera de pasar el tiempo mientras se cierra un negocio. Aquí, en cambio, hay una propuesta culinaria importante y fresca. La ensalada de betabeles y palmitos tiene pinta de sencilla, pero con el puré de colinabo, un cremoso de queso y la vinagreta de avellana, este platillo es una de las mejores cartas para comenzar el juego. Luego los tacos d

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Mia Domenicca
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Mediterránea
  • Roma
  • precio 3 de 4

Este nuevo restaurante de inspiración mediterránea saca provecho de la bella casa del siglo pasado que ocupa, con un cálido diseño de interiores a cargo de Clara Muñoz: plantas en abundancia, lámparas de latón, sillas de madera y terciopelo verde y un romántico patio interior. La comida es —como debe ser— de temporada, y entre lo que probamos destacan las setas rosas en penca, que no necesitan más que un baño de mantequilla para resaltar su frescura y se sirven con sofrito de kale y jugo de hongos, y los ejotes franceses con pomodoro, prosciutto y huevo pochado, con los que hay que formar un glorioso revoltijo crujiente-cremoso que se limpia del plato con la focaccia de la casa. Luego, un cordero al horno con jocoque y romesco o un pulpo con estofado de alubias y chorizo, ambos muy correctos. El postre al que hay que hacerle espacio es la delicada y aromática panna cotta de lavanda con fresas quemadas y helado de té earl grey. La carta de vinos apuesta por etiquetas mexicanas como Concierto Enológico y Hacienda La Lomita a precios razonables. En el joven equipo de Mia Domenicca se nota la pasión por el servicio y la buena comida, y no dudamos que sigan evolucionando para bien, pues desde su apertura entraron a la lista de infalibles de la Roma. 

Le Petit Resto
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Francesa
  • Ciudad de los deportes
  • precio 3 de 4

Entre vialidades, puentes y edificios, hay una casa pintoresca que prepara lo más tradicional de la cocina de Francia. Con el hervor esporádico de las salsas, mantequilla, harina, quesos y hierbas frescas, el chef Jean-Louis Raffier lidera las estufas y ha logrado crear un espacio que es territorio francés. Las paredes en madera, del mismo color del parquet encerado del piso, lámparas y candelabros que relucen tenuemente y reflejos de la cristalería sobre manteles largos; no se puede poner más romántico que eso y queda claro que si en un lugar del mundo saben poner la mesa, es en Francia. La comida sabe diferente cuando concierta con la ambientación, adquiere una sazón particular y como si estuvieras en un bistro en alguna esquina de Paris, aquí sirven los grandes clásicos desde 1991. Se trata de un restaurante petit con cocina francesa de grandes proporciones sin dejar de ser relajado. Libera las endorfinas con una sopa de cebolla, es a la antigua y la sirven en el auténtico tazón de porcelana con queso gruyère gratinado. Si prefieres algo más sustancioso está la densa crema de cangrejo, con un ligero sabor a tomillo fresco. Si vas con muchas personas o quieres compartir te recomiendo que pidas los vol-au-vent (volovanes) de ternera o de mariscos. Si quieres sorprender, están los escargots (caracoles) bañados en mantequilla y hierbas frescas; son de textura muy suave y la salsa tiene todo el aroma de ajo para maridarlo con un vino blanco potente. De la selección de crepa

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  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Ecléctica
  • Roma
  • precio 2 de 4

Intentaré hacer una reseña objetiva de este lugarcito, pero advierto que hay un elemento que me lo impide: el día que fui a comer ahí, tan sólo a tres mesas de distancia estaba Thom Yorke… ajá, el mismísimo cantante de Radiohead, junto a su guitarrista, Colin Greenwood, y algunos más. Así, casual. Masticando su comida. Bebiendo de sus vasos. Y eso no es lo peor: me dicen que ya era la segunda vez que iban. Como casi no soy fan, entonces sólo tuve un leve acceso de temblorina, y casi no se me atragantó la exquisita crema de alcachofa que estaba comiendo cuando los vi. Hay lugares que inexplicablemente tienen un éxito instantáneo. Este que ahora nos ocupa –al momento en el que cuento esto– tenía solamente dos semanas de abierto. ¡Dos se-ma-nas! En ese tiempo ya, que me conste, había ido Annie Clark, la de Saint Vincent, a cenar, y ahora los de Radiohead. Y no, no estamos hablando de un restaurante fancy de Londres o Nueva York. Esta es la esquina de Mérida con Tabasco, el mismo sitio donde antes había una lavandería abandonada, enfrente de un restaurante que vende tortas poblanas. Lo normal es que un restaurancito abra y se paren primero las moscas y luego unos cuantos clientes. Si es bueno, el boca en boca va llenándolo y llega un momento, luego de varias semanas e incluso meses, en que pueda volverse el lugar de moda. O no. Aquí algo raro pasó. En cuanto abrieron tuvo todas las mesas llenas y así se ha mantenido. Ahora tiene celebridades internacionales. Quizá la historia

Mon Dieu Raclettería
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Bistros
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4

La única desventaja de este bistro es su ubicación, no está a la vista en calles principales de la Cuauhtémoc, y a menos que estés explorando Río Ebro o vivas por ahí, Mon Dieu Raclettería puede pasar bastante desapercibido. Tampoco es que se trate de un secreto, pero es de esos lugares que te da gusto recomendar como tal, y en mi caso, cuando encomiendo a alguien le hago hincapié en que es de mis consentidos y uno de los mejores restaurantes de la colonia. El queso me vuela la cabeza y aquí el personaje principal de la obra es el raclette, un producto lácteo del Cantón del Valais, Suiza, cuyo sabor oscila con la suavidad amarga de un emmental o gruyere, hasta con el acentuado salado y umami de un parmesano. Sí, una verdadera suculencia a la que en México no estamos muy habituados. Es un queso con denominación de origen, pero en Mon Dieu se les prendió el foco y para evitar que sus costos se elevaran estrepitosamente, consiguieron un proveedor de queso tipo raclette de Tequila, Jalisco. Cuando se habla de la raclette, nos referimos a una salamandra especial para gratinar el queso homónimo. No escatiman su uso: en sus paquetes diarios con sopa, panino (o sándwich), y en sus platillos que incluyen ensalada. Para elegir el platillo fuerte es muy fácil porque cada uno tiene su propia personalidad. Pedí la raclette No.5 con roast beef y estuvo extraordinario. Todos los platos vienen con papas rostizadas, pues es en ellas donde la media rueda de queso pasado por la salamandra b

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  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • San Ángel
  • precio 2 de 4

Un pedacito de París en los años 20 existe en el corazón de San Ángel. Se trata del restaurante francés más clásico de la ciudad, con 38 años de experiencia.Sin pretensiones y con un menú sencillo, este es el lugar es excelente para tomar una copita de vino y disfrutar de la gastronomía gala. Ya sea en la terraza (que cuenta con mesas justo como las de los cafés del país hexagonal), o al interior, con luz tenue, música francesa, pósters de Lautrec, ventanales art nouveau y lámparas y vitrales Tiffany. Para comenzar, el menú ofrece la tradicional sopa de cebolla, quiches y una barra de ensaladas bastante completa. Pero lo mejor es la especialidad de la casa: las crepas. Hay de todo tipo y no hay elección que sea mala. De las típicas, te recomendamos la forestière (hongo portobello, trufa blanca y salsa de hongos con echalotes, ajo, crema y queso roquefort francés); de las exóticas, la bombay (pollo al curry acompañado de pepinos en yogur y chutney de la casa). Y aunque comenzaron como crepería, esta brasserie tiene grandes aciertos en los platos fuertes como el boeuf bourguignon, el filete dijon y la hamburguesa (sí, la hamburguesa).El último antojo por algo dulce puede ser satisfecho probando la crepa de tres moras o el hojaldre del niño Dios.La sencillez no sólo está en los platillos, sino que llega hasta el servicio: la misma carta lo indica, los meseros no son expertos, sin embargo, los platos salen sorprendentemente rápido de la cocina.Además, su excelente selección de

Negroni
  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Italiana
  • Zona Metropolitana
  • precio 3 de 4

El negroni es un trago de la coctelería clásica; su origen lleva a Florencia en donde en los años veinte el conde Camilo Negroni pedía vermouth, Campari y ginebra. El restaurante Negroni es un espacio rústico y relajado, los colores cálidos de la madera y las plantas que cuelgan del techo envuelven el espacio y son el perfecto recibimiento para una comida casera y reconfortante. El menú lo refuerza con entradas abundantes y calientes, aunque sin el toque de sofisticación que el coctel representa hoy en día, más bien es cocina de barrio, cual trattoria de las calles florentinas. Comienza con las carciofi al forno –alcachofas–, son tiernos corazones con mucho aceite de oliva y gratinados con queso parmesano, justo al nivel de sal que llega hasta el centro suavecito y humeante de cada pedazo. El pulpo rostizado tampoco se queda atrás, la textura en conjunto con el aguacate hacen de esta entrada una imperdible. La casa recomienda la pasta alla ruotta, una delicia hecha en casa preparada dentro de la rueda de queso parmesano, lo hacen junto a tu mesa, desprendiendo los aromas en todo el comedor e impregnando cada milímetro de la pasta con el queso añejado. Otra especialidad es el ossobuco al vino tinto, acompañado de polenta que absorbe los jugos de la salsa de pomodoro. Con pasta hecha a mano y pan rústico, Negroni le da a Arcos Bosques una merecida razón para ser visitada

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Cancino
  • 3 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Roma
  • precio 2 de 4

“La dueña de los edificios de esta área establece criterios muy precisos de calidad para los restaurantes que se instalan aquí”, me cuenta mi acompañante, nacida en la Roma y conocedora a profundis de las dinámicas entre los vecinos del rumbo. Se refiere a la Plaza Villa de Madrid, frente a la Cibeles, en donde la pizzería Cancino, de grupo Archipiélago, ya lleva establecida casi cinco años.El restaurante es fácilmente identificable, quizá más por la fauna que lo ha escogido como su punto de reunión preferido que por su cocina italiana que va de lo rústico a lo creativo. En las mesas de madera fuera del restaurante es común encontrar paseantes trendy con un pug a sus pies y una bicicleta color verde menta estacionada a la vuelta; así como jóvenes entepreneurs con un aire entre desenfadado y poderoso.Cabe destacar que otros restaurantes pertenecientes al mismo grupo, la Zaranda de Miravalle y la Ventanita Café, se encuentran en la misma planta baja que Cancino.Nos dejaron pasar a la parte trasera de la pizzería, mucho más tranquila y con la atmósfera ideal para una cita romántica. El vino lo sirven frío en vasos cortos; la selección no es muy amplia, y se decantan por vinos ligeros y dulces, recomendables para acompañar la pizza, como zinfandel y merlot.Pedimos nuestra pizza mitad gorgonzola y pera, mitad kale, jitomate deshidratado y queso de cabra. Aunque no es la más espectacular que he probado, pues le hace falta un poco más de grosor a la masa, los ingredientes son de gra

  • 4 de 5 estrellas
  • Restaurantes
  • Cuauhtémoc
  • precio 2 de 4

Hablar de clásicos siempre implica un riesgo, sobre todo en restaurantes: son bastantes los que viven de sus glorias pasadas. Afortunadamente, hay algunos que ameritan su prestigio y ofrecen lo que cualquier comensal esperaría de tal categoría: excelente comida y buen servicio. Justo es eso lo que convierte a El Cardenal en un auténtico clásico desde hace 43 años, cuando abrió sus puertas en las calles de Moneda y Seminario, para finalmente alojarse en un edificio porfiriano, cuyos cuatro salones cuentan con techos altos y columnas de cantera. Aunque su propósito es mantener los procesos tradicionales de la cocina mexicana (como preparar el nixtamal para elaborar tortillas u hornear el pan en casa) con una carta que busca "evocar la provincia mexicana", el menú cuenta con platillos atípicos, como son las exquisitas albóndigas de salmón o las láminas de atún sellado, delicias del mar hasta hace poco ajenas a la mesa mexicana. Para comprobar la autenticidad de sus procesos artesanales, vale la pena probar sus desayunos, pues ello equivale a recorrer el bajío con el paladar. Ya sea con una tortilla de huevo con escamoles, unas gorditas hidalguenses o unas suculentas enchiladas mexicanas, el aroma del pan recién horneado basta para olvidar el bullicio del primer cuadro del Centro. De tomar, es imprescindible pedir un chocolate Doña Oliva, marca registrada de manufactura casera. Por otra parte, los guisos que sirven a la hora de la comida están pensados para satisfacer cualqui

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