Nativo Taller Gastronómico, cocina mexicana contemporánea en Planco
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Restaurantes y cafés en Polanco

Las mejores opciones para comer y tomar café en esta zona de la CDMX

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Polanco es una de las zonas más exclusivas de la Ciudad de México. Puedes visitar desde tiendas exclusivas, museos en Polanco; el museo Soumaya, uno de los más importantes de la ciudad por su impresionante arquitectura, galerías en Polanco para conocer artistas veteranos y emergentes o dar una vuelta por el parque Lincoln

Las opciones no terminan ahí, si estás en el mood fiestero visita los mejores antros y bares en Polanco o alguno de los 15 lugares imprescindibles de Polanco que seguramente no te decepcionarán. 

Pero lo más importante es la hora de la comida, así que si andas por la zona y te ruge el estómago, no dudes en visitar alguno de los lugares de esta lista. 

Recomendado: Los 50 mejores restaurantes en la CDMX

Dónde salir a comer en Polanco

  • Mexicana
  • Polanco
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Ser un restaurante de abolengo es cosa seria. Se trata de sobrevivir no sólo años, sino décadas y seguir siendo convincente. La verdad yo estaba reticente a visitar Los Almendros. Me recordaba a las comidas familiares llenas de tíos de mi infancia. Así que acudí a la defensiva. “¿De entrada unos taquitos de cochinita pibil, qué le parecen?”, me dijo el mesero. Accedí. Los trajeron. Los probé. Si es posible hablar de equilibrio en el pibil, aquí era el caso: ni muy seco, ni escurriendo, ni muy ácido, ni muy insípido. La precisión del pibil comenzó por convencerme.Luego siguió la sopa de lima. Un potaje al que soy especialmente adicto, y por lo tanto, me considero capaz de discernir entre la imitación y la verdadera. Aquí estábamos hablando en serio y nuevamente el equilibrio en el sabor: no predominaba el cítrico, pero tampoco el consomé. De plato fuerte el mesero (de guayabera rigurosa, faltaba más) recomendó el pollo Los Almendros, incluso por encima del Poc-chuc del que el restaurante se vanagloria de haberlo creado en 1962. Temo que no se equivocó: una suerte de pipián almendrado de resonancias sutiles que combinaba a la perfección con la pierna y el muslo. Acompañado, por supuesto, de tortillas hechas a mano. A estas alturas ya había yo recibido una lección sobre el abolengo: esa capacidad de ser clásico aún a pesar de las modas gastronómicas. Como sea, la perfección no existe: en el café fallaron, era un expreso demasiado ácido para mi paladar. En fin, una tacita no...
  • Polanco
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Había escuchado siempre buenas opiniones sobre el restaurante en Polanco del chef Alonso Madrigal (Em, Noma). Por fin pude conocerlo con toda la expectativa del mundo y me bastó una visita para convertirme al culto.  Antes que nada, la carta aclara que Malix —palabra maya para “perro callejero o mestizo”— trabaja con productores agroecológicos y de temporada, por lo que su menú cambia constantemente. Aquí la comida juega con los sentidos, nutre al cien por ciento, y esconde influencias de diversas culturas del mundo. Lo más impactante para mí fue ver el trabajo del chef para sacarle provecho a los vegetales, de forma que nunguno te parece aburrido.  Pedí el coctel Beso de primos (¿me fui por lo jocoso del nombre? sí, y no me arrepiento), un trago con olor a zanahoria y tomate que iba revelando sabores en cada sorbo. De entrada, unas tostadas con hongos silvestres, presentes luego en varios platos del menú (bendita temporada de lluvias). Pasamos después a la ensalada de lechugas al grill, con el dejo asiático del alga nori y el ajo. Las notas ahumadas levantan tanto a las hojas que me prometí jamás ningunear de nuevo a las pobres lechugas.  Pero si quieres probar la esencia de Malix, la muestra perfecta la encuentras en el tamal de coco y maíz rojo sobre un suave curry de cacahuate, acompañado de ensalada y manzanas encurtidas. Un plato raro, un plato delicioso, donde no se extraña para nada la proteína animal. Por último, volvió el reino fungi en el postre de choco-hongo...
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  • Cafés
  • Polanco
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Si soltaste las lágrimas cuando se fue la panadería Boulangerie 41 de la Condesa, te tenemos grandes noticias. Ahora encuentras sus delicias en esta cafetería en Polanco.   Conejo Blanco cree en la magia, como el conejo que sale del sombrero o como la que ocurre cuando un croissant se transforma en el horno hasta que aparecen las deliciosas capas del hojaldre, un truco que aquí ocurre cada mañana. Pero llegar a este nivel no fue arte de magia, los asesoró el chef panadero Peter Yuen, campeón de concursos internacionales de croissant.  ¿Sabes qué sucede cuando se cruzan un croissant y un muffin? obtienes uno de los panes más virales del momento; al que sus creadores, panaderos australianos, bautizaron como “cruffin”. Ellos son las estrellas que harán que te detengas si los ves en la vitrina de Conejo Blanco. Según el botón de crema que los adorna por encima vas a saber el sabor del relleno. Hay de nutella, dulce de leche y (mi nueva obsesión) el de guayaba, más los que se suman cada temporada.  Al pedir recomendaciones para acompañar mi pan, me contaron que el purple latte (con extracto de lavanda hecho desde cero) es una de las bebidas más pedidas, tan popular que no lo encontré disponible, pero lo bueno es que siempre habrá café. En mi visita tenían dos perfiles que consiguen directamente con los productores, sin intermediarios. Uno de Oaxaca y uno de Chiapas. Probé 一porque nunca lo puedo dejar pasar一 un flat white, muy balanceado. Luego, siguiendo sus sugerencias y...
  • Polanco
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El chef Jorge Vallejo de Quintonil, uno de los más reconocidos del país, es ciclista. Y fue justo su amor a la bici el origen de su más reciente apertura en Polanco. Luego de impulsar la llegada de The Service Course, una tienda de bicis y artículos ciclistas, vino su próxima aventura gastronómica, la cual se divide en Aúna Café y Aúna restaurante, a sendos lados de la tienda.  Entender cuál es cuál puede resultar un poco confuso (estoy contigo), pero aquí te lo aclaro. Donde veas la terraza con mesas al exterior es el café, aquí encontrarás pan hecho en casa y desayunos. Mientras que la entrada del restaurante es un estrecho pasillo de plantas, que funciona como un umbral para dejar atrás el congestionado Polanco y llegar al espacio inspirado en una casa de campo tranquila y rústica.  El ambiente interior se transforma según avanza la luz natural, en armonía con el diseño lumínico 一a cargo de Sombra一, y el mobiliario, que hace mucho sentido junto al jardín central, donde incluso hay un árbol de nísperos.  Aquí el chef buscó una onda más casual que en Quintonil, en la que el eje conductor fuera la trazabilidad de ingredientes bajo un concepto del campo a la mesa; trabajan con productores locales de Guanajuato y Morelia, y con producto de mar de Ensenada, respetando la temporalidad de los insumos.  De las entradas, te recomiendo las flores de calabaza fritas, están rellenas de cremoso de hongos, y para aderezarlas el chutney de guayaba con unas gotas de salsa macha es una...
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  • Pastelerías
  • Polanco
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Mucha gente lo afirma: el mejor espresso de Polanco se encuentra en un rincón de dos pisos a las orillas del Parque Lincoln... aunque para sus clientes más frecuentes no sólo es el mejor de la zona, sino de la ciudad entera. Lo último, para mí, es una exageración. Lo cierto es que desde hace unos meses, las bebidas de Joselo Café han satisfecho el paladar de los cafeteros más refinados gracias a una preparación dedicada y granos chiapanecos tostados en casa. ¿Sus especialidades? El espresso y el cappuccino italiano. El lugar es poco pretencioso, por no decir simplón: mesitas circulares, sillas de madera, paredes blancas. Eso sí, vale la pena quedarse ahí a leer o platicar en sus terrazas con vista a los árboles, laguitos y barcos miniatura del parque Lincoln. Recomendamos la terraza de la planta baja, ya que el servicio es más lento arriba. Joselo toma su nombre por José López, hombre moreliano que en los años cincuenta fundó junto con su padre el Café Europa en su ciudad natal, y cuya franquicia llegó a Polanco en 2007. Hace algunos meses, el lugar cambió de nombre, pero el menú del viejo café michoacano perdura. Además de café, la carta cuenta con smoothies, tés, ensaladas, crepas, sándwiches, panes y pasteles que parecen derretirse en tu boca. Ya sea para llevar o tomarse ahí mismo, el sabor de Joselo Café no defrauda a los adictos a la cafeína que entre taza y taza pasan por Polanco.
  • Española
  • Polanco
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Arriesgarse con la mezcla de sabores o elevar la cocina tradicional con influencias de otro país en estos días resulta relevante cuando hablamos de propuesta y sabor. En Pepe, Mesa Española lo logran sin pretensiones.  En el corazón de Polanquito otro restaurante español no suena lo más innovador, pero aquí la cocina ibérica recibe un giro interesante de técnicas. Su terraza y comedor principal lo dotan de personalidad única, que es precisamente el sello de Kimpton, que ya cuenta con estrellas Michelin en sus restaurantes. Aunque forma parte de Hotel Kimpton Virgilio, el lugar bien puede ser opción para una comida de negocios o una charla casual con amigos.  Lo particular está en la combinación ecléctica de especias, ingredientes y técnicas de su carta que renuevan, por ejemplo, la tortilla de patata, los dumplings ibéricos o la versión del chef de pulpo a la gallega. Donde las texturas y el sabor balanceado funcionan como propuesta. Las porciones son ideales para compartir y los emplatados hacen que se te antoje comer antes de tomar la foto. Las tapas de mejillones con kimchi, mezcla de setas y hongos, se acompañan perfecto con el pisco con mezcal y jamaica; eso fue con lo que abrimos el apetito. Probamos los pulpos a la gallega servidos con coulis de pimiento, papas crujientes y pimentón como plato principal. Nos dejamos recomendar por el chef ejecutivo, Carlos Juárez, y descubrimos lo que pensamos es el mejor platillo de la carta; su cordero prensado que va servido con...
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  • Fusión
  • Polanco
  • precio 4 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Entrando encontrarás paredes de piedra que conservan una parte tradicional, murales, sillas de colores y espejos que lo llenan de modernidad; el dinamismo de Carajillo, en Masaryk, se presenta tanto en el área de abajo como subiendo las escaleras, hay una cocina diferente tanto en planta baja como arriba. En la cocina de planta baja encontramos platillos mexicanos adaptados con ingredientes de diferentes regiones; carnes rojas, pescados, mariscos y un gran uso de vegetales. Uno de los favoritos es el tlacoyo con escamoles, de maíz azul y una cama de chicharrón prensado, pero si te atraen las adaptaciones orientales tienen rollos primavera que resultan en una combinación de texturas suaves acompañadas de soya y un toque de jugo de naranja. De fuertes hay un salmón con costra de pistache que se siente crocante y tostadito, acompañado de puré de papa estilo rústico. Pasa a la terraza para sentirte en Tulum: un mural pop e impresionista te da la bienvenida, contrastando sus colores con el resto del lugar y su música. El head bartender Juan Valderrama desarrolló una carta inspirada en lo fresco y tropical, por lo que hay preparaciones con sandía, guanábana y limón, junto con otros factores sorpresa como las burbujas de humo de fresa. De ese lado, el chef Juan Arroyo basó su menú en elementos asiáticos: de entrada hay sashimis como el de atún con un toque picante de habanero con mango, aguacate y ajonjolí tostado, o el de huachinango con vinagreta de cítricos. Los crab cakes...
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  • Mariscos
  • Polanco
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El Mero Mero de Polanco
El Mero Mero de Polanco
Es un lugar pequeño y acogedor al que se va a comer tacos de mariscos. En Polanco es complicado encontrar un lugar que mantenga calidad y precio, de manera general la balanza se inclina hacia alguno de esos dos aspectos. Pues El Mero Mero cumple con ambas expectativas; es casual así que funciona perfecto para una comida rápida entre semana (restaurantes para oficinistas en Polanco) o una taquiza con cerveza artesanal de compañía durante el fin de semana. Te recomendamos el taco de camarón, es capeado al estilo norte de México con col morada y pico de gallo, tú eliges con qué salsa complementar y échale unas gotas de limón que le vienen muy bien al rebosado color dorado. El taco de pulpo es otra de las especialidades, el toque particular es el aderezo de aguacate y una costra de queso que hace más que decorarlo. Los platos de peltre azul rey ya se ven en todos lados, pero no dejan de embonar perfecto con este tipo de conceptos y resaltan los colores de la verdura que acompaña y decora cada taco. Además hay caldos y tostadas, también paquetes entre 110 y 130 pesos en los que puedes probar el típico caldito de camarón, un burrito y agua fresca de fruta. De pronto te pueden ofrecer promociones de chelas al estilo compra dos y llévate una gratis, pregunta en cuanto llegues. Nos gustó que el lugar se llame El Mero Mero, no tanto porque tenga un menú extravagantemente original y sea único en su clase, sino que todo indica que es una propuesta que no te va a fallar cuando buscas...
  • Heladerías
  • Polanco
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Gelatoscopio
Gelatoscopio
**En cambio de locación** De niño necesitas lugares mágicos: un árbol gigante, un terreno baldío, las jugueterías y papelerías, los cines (¿recuerdan el Continental, con su fachada de castillo?) y, por supuesto, las heladerías, que cuando son tan juguetonas y sofisticadas como Gelatoscopio, nos devuelven esa magia también a los adultos. Este alegre local con diseño de Esrawe + Cadena presenta postres helados creados por Fernanda Prado, ex directora de Espai Sucre —asociada con Tatiana Ortiz Monasterio—, en los que cada complemento refuerza o contrasta el sabor principal, para quedar a medio camino entre el postre de restaurante y el de vitrina. Todo se elabora con ingredientes naturales, con la técnica italiana del gelato, que la chef Prado perfeccionó con el experto Angelo Corvitto. Me conquistó su té verdísimo, un helado de matcha apenas amargo, balanceado con crujientes palomitas acarameladas, caramelo salado y cono de mantequilla, inspirado en el genmaicha (té verde con arroz tostado). También amé su elegante sueño de lavanda, con sorbete de lavanda, duraznos y algodón de azúcar mentolado, y el key lime, que recrea el clásico pay con un sorbete de limón amarillo cubierto con merengue flameado y crumble de almendra. Luego regresaré por los de chocolate, fresa, lichi y, cuando pruebe todos, me quedarán sus malteadas y especiales de temporada: qué felicidad.
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