Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.
Si bien las retorcidas intenciones que tenía el legendario Frank Miller (Batman, año uno; Sin City) con el guion de la secuela de Robocop (1987) —diseccionar con brutalidad y mucha mala leche la naturaleza de la inteligencia artificial, utilizando como afilada herramienta el estilo literario que a mediados del siglo pasado se alimentara de la novela negra y regodeándose con el sexo y la violencia propia de las publicaciones pulp—, quedaron patentes cuando el escrito original fue recuperado por los cómics en 2003 con convenientes ilustraciones recargadas de Juan José Ryp (Moon Knight), ya unos años antes el mismo autor las había llevado hasta sus últimas consecuencias en la miniserie titulada simple y sencillamente como se le conoce al estilo arriba mencionado, Hard Boiled.
En ella, a través de una imparable vorágine de destrucción en donde se rompen tanto huesos como pedazos de metal, entre explosiones de viseras, dejando solo un montón de cuerpos cercenados que desde la perspectiva de los gobiernos ni siquiera vale la pena contabilizar y reduciendo al ser humano a la categoría de carne de cañón, es que se da la dramática toma de consciencia del protagonista ante su circunstancia cibernética. Todo como resultado de que además es el punto de encuentro para tres personalidades fragmentadas, la de un investigador de seguros y padre de familia de los suburbios, la de un sádico recaudador de impuestos y la de una máquina asesina destinada a encausar la sublevación robot.
Hard Boiled se trata de una clara representación del espíritu psicótico y autodestructivo de las sociedades modernas, que obedecen por completo al corporativismo y la cultura de masas. Ésta, además, viene sustentada en una escatológica crítica social que encuentra la réplica adecuada en la propuesta visual de Geof Darrow (The Shaolin Cowboy). Como de costumbre, el artista apuesta por viñetas multitudinarias, la mayoría de las veces a página completa que muestran tumultos de autos entre edificios colosales, y cuya arquitectura llega a recordarnos el clásico fílmico Metrópolis, salpicadas de sangre y con detalles hasta el hartazgo, que van de los interminables pliegues en la ropa a la caída infinita de los cascos de las balas, para darle forma a una realidad definida por el caos urbano y apuntar hacia el lado más esperpéntico de la tradición de distopías futuristas, que por momentos nos puede resultar sumamente familiar.
El recoloreado perpetrado por Dave Stuart (Lex Luthor, en Man of Steel), quien juega con los tonos amarillentos sobre azulados ligeros, no hace sino enfatizar el tufo orgánico enfermizo de la propuesta. Hard Bolided es publicada en Mexico por Editorial Panini y es un platillo comiquero para amantes de los excesos.