Si bien para alcanzar el éxito, la serie Riverdale apostó por los lineamientos de fórmula correspondientes al drama juvenil y el suspenso con aire a telenovela, conservando únicamente los nombres del cómic que toma como base, al menos eso sirvió para que este terminara de consolidar una necesaria reinvención, la cual ya venía empujando desde unos años antes y que no terminaba de llevar hasta sus últimas consecuencias.
Llama la atención cómo, ante las circunstancias que se viven alrededor del mundo debido a la pandemia, se despertó en la gente un marcado interés por series, películas y lecturas relacionadas con temas apocalípticos; ya fuera en un acto de evasión o un afán inconsciente de verse reflejados y encontrar formas de asimilar la nueva realidad.
Por supuesto, entre las múltiples opciones están las que van de muertos vivientes, desde las películas que presentan su versión clásica relacionada con el vudú y con discurso laboral incluido como White Zombie, pasando por la variante moderna consolidada por George Romero y su Noche de los muertos vivientes —que además tuvo el racismo como tema agregado—, hasta las que tratan sobre infectados y que encuentran su principal representante en 28 días después de Danny Boyle.
Pero quizás ninguna de las mencionadas sea tan peculiar y sugestiva como la que hoy nos ocupa, el cómic Rover Red Charlie de Garth Ennis. Aquí el colapso de la civilización —provocado por un extraño fenómeno que impulsa a las personas a que se agredan con extrema violencia e incluso atenten contra sí mismas— lo vemos a través de los ojos de tres perros y rompe así con la usual tendencia del hombre a considerarse siempre el centro del universo.
Por si fuera poco, Rover Red Charlie no cae en la trampa de presentar animales antropomorfos y evita cualquier exceso de sentimentalismo al utilizar la mustia evocación mezclada con las necesidades básicas, a la hora de referir dentro de tal escenario el significativo vínculo que se establece de ida y vuelta con estos queridos cuadrúpedos, consiguiendo así una épica agridulce que irónicamente empuja a reflexionar sobre la condición humana.
Cortesía Panini Comics
Se trata de un relato de supervivencia narrado en primera persona, en donde el también responsable del cómic que dio origen a la exitosa serie The Boys, mantiene su acostumbrado estilo desencantado y postura despiadada ante las relaciones de sus protagonistas. De esta forma, elabora en compañía de la sobria pero encantadora propuesta visual de Michael DiPascale, una serie de códigos que permiten imaginar el sentimiento de sorpresa e incertidumbre de los caninos ante la autodestrucción de aquellos que representaban el sentido de su existencia. Así, las viñetas hacen planteamientos sobre la dependencia y la dignidad que nos resultan sumamente familiares, pero recordándonos constantemente que se trata de una historia de perros: de hecho la frase “soy un perro” se repite en sus páginas hasta el cansancio.
Rover Red Charlie es un cómic ingenioso e inteligente, una rareza tan conmovedora como inquietante, ideal para un público adulto que busca algo más que entretenimiento, y es traído a México en una elegante edición en pasta dura por el sello Panini, que por si fuera poco, incluye la introducción escrita por el legendario reader de títulos emblemáticos como Watchmen, Alan Moore.